CAPITULO 40

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Terminamos nuestro café en una breve platica, iba a mostrarles dónde dormirian pero el timbre sono, así que les pedí me esperarán en la sala, y yo fuí a abrir la puerta seguro que erán Saak y Nath y al salir corroboré lo anterior.

Regrese de casa de Patrick y Clarisa ya un poco tarde pues por la lluvia tan fuerte Patrick no quería que saliera de su casa, vaya que hoy a sido un día bastante cansado y estresante, me puse mi pijama y me acoste solo quería descansar y olvidarme de Mario, pero no, eso es imposible me enamoré de él como una estúpida, todo esto me causo un insomnio horrible por mas que daba vueltas en la cama intentando dormir, no logre nada.

—Jóven Bautista su encargo.
—Muchas gracias señorita Natalia.
—Ush todo iba bien hasta que dijiste Natalia.
—Cuñis yo quiero saber ¿para que me hiciste elegir ropa de mi talla? —pregunto Camila.
—Si, nosotros también queremos saber —dijeron Saak y Nath.
—Para alguién, Camí por favor, no le digas nada a Jan.
—De acuerdo.
—¿No gustan pasar?
—No Mario muchas gracias, solo pasamos a dejarte eso, ya es un poco tarde y todavía tenemos que dejar a Camí en su casa, pero a ver cuando nos juntamos para ver bien lo del viaje, porque si no me equivoco con lo de Madí cambiaron un poco las cosas ¿no?
—Si, ya, yo les aviso, y cuanto te debo.
—Dinero.
—No pues si he.
—Jajaja, no me acuerdo pero si fue algo, ahí estan las notas, en caso de que a los seres extraños a los que les compraste la ropa no les quede algo, con las notas puedes ir y cambiar la ropa, ahí viene en cada nota el nombre de la tienda, ya tu juntas cuanto fue en total y cuando puedas mejor me lo transfieres a mi cuenta.
—De acuerdo Nath, muchas gracias.
—De nada, nos vemos, y no te estreses sera hoy, mañana, pasado o después de pasado pero arreglaras todo con Madí.
—Gracias Nath.

—Entre a la casa y Felicia le estaba llamando la atención a Nando—. Ya deja a ese niño en paz lo vas a traumar —dije riendo levemente.
—Es que siempre habla de más.
—Es un niño.
—Un niño muy entrometido.
—Uy si no te gusta regalame.
—Nando no digas eso —reclamó Felicia.
—Bien vamos los llevaré a su habitación.
—Que genial —dijo Nando y Felicia y yo solo reímos.
—¿Nando cuantos años tienes?
—Cuatro, ya casí tengo que entrar al prescolar.
—¿Enserio tiene cuatro? —le pregunte a Felicia un poco sorprendido.
—Si.
—Para tener cuatro años eres muy listo Nando.
—¿Enserio crees eso? —pregunto el pequeño.
—Si.
—Es porque Feli, siempre me cuenta muchas cosas y me ponía a estudiar.
—Que bueno. —Llegamos a los cuartos de servicio, eran dos pero ambos tenían dos camas, entramos a uno.

—Bien aquí es donde dormirán, aquí les dejo ropa —dije poniendo las bolsas sobre la cama—. Si algo no les queda me avisan y mañana lo cambio. —me acerque a unos cajones y saque un par de toallas limpias—. Aquí ahí toallas por si quieren tomar una ducha antes de dormir, hay agua caliente, en aquel mueble —dije apuntando a un mueble pequeño— hay sábanas, cobijas y sobre cama limpios.
—Muchas gracias por lo que esta haciéndo por nosotros.
—No es nada Felicia lo hago con mucho gusto. Bueno los dejo para que se instalen y descansen.
—Gracias.
—Cualquier cosa que se les ofrezca, sin pena me avisan, mi habitación es la que esta subiendo las escaleras asi a mano izquierda, igual, si les llega a dar hambre a media noche enserio sin pena entren a la cocina y ahi revisan que pueden comer va.
— Si gracias.
—Bueno descansen.
—Igualmente.

Sali de el cuarto y fuí a mi habitación, me puse la pijama y me acoste a dormir, pero no lograba conciliar el sueño a pesar de estar cansado, iban a dar las doce y mi padre marco avisandome que la junta que tendriamos en una semana se había adelantado para mañana en la mañana y que a penas le habían avisado, así que me levante y fui a la biblioteca a terminar de proyectar todo lo que se trataría en esa junta. Revise el reloj y tenia dos horas para dormir así que subi y me acoste a dormir. Desperte me di una ducha me arregle y baje a las siete y media, me sorprendio ver a Felicia tan temprano en la cocina, élla termino de preparar el desayuno y yo le ayude a acomodar la mesa y nos sentamos a desayunar, al principio, se saco de onda porque yo iba a desayunar en la cocina y no en el comedor, terminé le di unas indicaciones y me fui a la empresa, me reporte y luego me fui a la cafetería enserio necesito arreglar todo con Madí.

Al día siguiente me levante de la cama, tenia mucho sueño no logre dormir, pero que tal llorar, me mire al espejo y me veia horrible, me di una ducha me arreglé, baje y me prepare un café cargado en verdad lo necesitaba, comi un poco de fruta y subi de nuevo a mi habitación lavé mis dientes, luego tome mi celular, mis llaves y un poco de dinero, me vi por última ves al espejo y en verdad me veía horrible, no queria usar maquillaje, así que opte por unos lentes, fui directo a un cajón y busque unos lentes obscuros me los puse y me fuí a la cafetería.

—Woow hermanita ¿porque los lentes?
—Porque no pude dormir y me veo fatal. —dije quitándome los lentes.
—También estubiste llorando ¿no?
—Claro que no, ¿porque tendría que llorar?
—Clarisa me conto lo que paso entre Mario y tu.
—Bien.
—Entonces.
—El imbécil solo jugo conmigo y jamás se lo voy a perdonar, no quiero volver a verlo, lo mejor sera cambiarme de prepa.
—¿Por lo menos pediste explicaciones?
—No, osea que me iba a decir, oye Madison sabes que siempre e tenido novia es mucho mas bonita que tu por cierto solo que estába en Los Ángeles y quize jugar contigo digo solo para pasar el tiempo, mi objetivo era acostarme contigo y listo votarte como basura pero pues ya no pude, ¿eso me iba a explicar?
—A ver, a ver, cálmate, no creo que Mario este jugando contigo, necesitan hablar.
—No Patrick.
—Si me dejas entrometerme Madison, si necesitas que Mario te explique lo que esta pasando.
—Que no Leo.
—Bueno hermanita no te enojes solo estamos intentando aconsejarte, pero por lo mientras, te me regresas a tu casa, en verdad necesitas descansar y aqui no puedes estar con lentes los clientes pensarán que tienes resaca o algo por el estilo.
—Puedo estar en la cocina ayudando.
—Si, pero no quiero que estes aqui, quiero que te vayas a tu casa.
—Patrick...
—O talves te vas a sentar a platicar con Mario.
—Obvio no Leo.
—Yo creo que si, porque Mario esta al otro lado de la calle y de seguro viene para acá.
—¿Qué hago? ¿que hago?
—No lo se pero esta cruzando la calle.
—¡No puede ser! —me subi al mostrador y me pase del otro lado y me senté en el piso, Leo y Patrick solo me veian raro—. Listo le dicen que no vine a trabajar.
—Genio tu coche esta estacionado justo en frente de la cafetería.
—Cállate Patrick dejame pensar.
—Pues piensale rápido mi reyna que esta a punto de cruzar la puerta —dijo Leo.
—¿Clarisa vendrá hoy?
—No, se sentia un poco mal.
—Bien, Leo ¿tragiste tu coche?
—No sigue en el taller y Mario se acerca.
—Si Mario pregunta por mi, diganle que me fui de viaje con Clarisa y Leo te deje mi coche para que pudieras moverte. —solo me dio un si con la cabeza, eso quería decir que Mario estaba cerca.

—Buenos días Mario, se ve que no dormiste bien.
—Solo dormi dos horas, cambiaron una junta de última hora para hoy y me toco trabajar en la noche además, tu hermana no me quiere ver ni en pintura.
—Dijo que solo estábas jugando con élla.
—Jamás haría eso es solo que... Debí hablar con élla y no lo hice y ahora tenemos problemas.
—De acuerdo, pues deberias hablar con élla —Madison me pego en el pie.
—Si, a eso venía, pero no la veo por ningún lado, ¿esta en la cocina?
—No, élla... —Leo sabía que le iba a decir la verdad a Mario y se adelanto a hablar.
—No élla se fue con Clarisa de viaje.
—No, su coche esta allá fuera.
—Pues me lo dejo, esque aun no saco el mio de el taller y pues para moverme libremente.
—Así.
—Si —me agaché un poco y Madison me dio las llaves—. Mira yo tengo las llaves.
—Sabes Leo eres muy malo para mentir —me medio subi al mostrador y me asome a bajo—. Madison sal de ahí, tenemos que hablar.
—¡Diablos!, si voy a salir de aquí  pero tu y yo no tenemos nada de que hablar, deberías irte con Mikaela, o a esa junta que vas a tener.
—Madison...
—Ya Mario, dejame en paz, quiero estar tranquila y si me sigues buscando eso no va a pasar.
—Es que necesito explicarte todo.
—No quiero explicaciones.

QUÉDATE A MÍ LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora