QUÉDATE A MÍ LADO

CAPITULO 39

Fui directo a la empresa y papá me mando llamar, lo que me faltaba, tener problemas con Madison por culpa de Mikaela y para el colmo que esto tambien me vaya a generar problemas con papá por llegar tarde.

—¿Papá me dijeron que querias hablar conmigo?
—Puedo saber ¿porque estas llegando hasta ahorita? Tu salida de la prepa fue hace hora y media Mario.
—Lo se papá.
—Entonces.
—Mikaela está aquí.
—Y...
—Llegó a la prepa hablandome como si fueramos novios, su actitud le hizo creer a Madison que yo solo estaba jugando con élla y ahora Madison no quiere saber nada de mi, Juanpa me dejo en la cafetería, intente hablar con Madison pero élla no quiere escucharme, no se que voy a hacer.
—Bien, entiendo, pero debiste hablarme y decirme por lo menos que llegarías tarde.
—Lo siento papá, con todo esto se me olvidó.
—De acuerdo, pero tienes que calmarte, estas muy estresado.
—Y como no estarlo, Madison no quiere saber nada de mi por culpa de Mikaela, se que debo dejar que las cosas se calmen entre nosotros, pero hablar con Madison va a ser muy difícil, se cierra mucho.
—Pero puede ser que acceda un poco más hijo.
—Tienes razón papá, bueno me voy tengo que recuperar el tiempo que estuve fuera.
—De acuerdo.
—Por cierto te traje un capuchino —dije y lo puse en el escritorio.
—Gracias.
—De nada.

Fui directo a mi oficina e intente consentrarme en mi trabajo pero no podía me da miedo que el orgullo de Madison no me dejé aclarar las cosas.

Después de un rato llegó Patrick se veía muy emocionado por lo de su compromiso. Se llegó la hora de mi salida y de Clarisa pues desde que Clarisa salio embarazada Patrick no quiere que este tanto en la cafetería así que élla y yo nos fuimos a su casa.

—Porqué tu mamá no puede ayudarnos, estoy segura que élla es mucho mejor que nosotras en esto.
—¿Porque élla y mi papá estan de viaje, regresaran un día antes de la fiesta.
—Ok, oye y por que va a ser así.
—Porqué mis papás quieren darlo a conocer frente a amigos, e inversionistas y creo que va a estar la prensa también, consecuencias de ser empresarios reconocidos y de tener solo una hija.
—Entiendo.

Termine muy a fuerzas mi trabajo pero lo hice, firme unos papeles que me habia llevado mi secretaria y después fui a casa, estaba muy cansado, llegue y me aventé en el sofá, la tarde era fría tenía la ligera sospecha de que llovería y no me equivoqué, así que me puse una sudadera paso cosa de unos minutos y la lluvia termino, fuí a la cocina y puse agua para té, alguien toco el timbre y salí, era una chica con un niño pequeño se veía que eran de bajos recursos.

—Buenas tardes ¿qué se te ofrece?
—Disculpé jóven no están ocupando a alguien para la limpieza...
—Feli, hace mucho frio —dijo el pequeño jalando la blusa de la chica.
—Espera Nando estoy hablando con el jóven.
—Con que te llamas Nando —dije al niño y el asintió, me quite la sudadera—. Ven —se acercó un poco tímido a mí y sin pensarlo dos veces le acomode la sudadera—. Está mucho mejor ¿no?
—Si, gracias. —dijo y abrazo a Mario.
—De nada. —dije aceptando su abrazo.
—Nando ve siéntate en la banqueta por favor —el hizo caso y fue a sentarse en una parte donde la banqueta estaba seca—. Jóven no era necesario.
—Tranquila, ¿cuantos años tienes? Claro, si se puede saber.
—Quince.
—¿Y el niño que es de tí?
—Mi hermano.
—Ok, ¿no crees que eres muy chica para pedir trabajo de empleada doméstica?
—Talvez pero necesito trabajar.
—El frio estába aumentando—. Pasa, podremos hablar mejor adentró.
—No como creé.
—Sentí sierta desconfianza en sus palabras—. Tranquila no pasa nada. —empezo una ligera brizna—. Pasa, no falta mucho para que la lluvia se suelte.
—Pero...
—La lluvia se soltó y por instinto fuí por el niño y lo cargue—. Ven sígueme. —dije y corrimos a la casa, una vez en la entrada le sedi el paso a la chica me fije en el perchero para ver si tenía alguna otra sudadera y si tenia otras dos, le di una a la chica al principio no quería aceptarla pero temino haciéndolo, después tome la otra y me la puse yo, los lleve a la cocina y los tres tomamos asiento.

—Bien ¿como te llamas?
—Felicia.
—Mucho gusto Felicia, yo soy Mario —dije y le extendí la mano y élla la acepto.
—Mucho gusto jóven Mario.
—Dejémoslo en Mario digo solo nos llevamos dos años.
—Creo que...
—Reí levemente—. No te preocupes si no te sientes bien hablandome de tu no pasa nada.
—De acuerdo.
—Bien, ¿les gustaría tomar un té o un café? Bueno a Nandito un té porqué el café como que no.
—Pero si si tomo café. —reprocho de inmediato el pequeño.
—¿Enserio?
—Nando —dije mirandolo fijamente— no Jóven asi estámos bien.
—Vamos Felicia no pasa nada, tu díme te sirvo un té o un café.
—Un café está bien. —este chico es muy amable a comparación de otros, me pregunto ¿vivira solo en esta casa tan grande? No e visto a nadie más.
—De acuerdo. —preparé dos cafés y un té, no ocupo a alguién para que haga la limpieza pero creo que contratarla será una forma de ayudarla—. Aquí tienen.
—Muchas gracias.
—No es nada. —fui a la alacena y saque una bolsa con pan y lo puse en la mesa, para Nando no fue problema recibir lo que le estaba ofreciendo pero pude notar que Felicia estaba apenada con esto, después logre hacer que tomará uno. Mi celular empezo a sonar tenía la esperanza de que fuera Madison pero no, era Nath—. Disculpen, ahorita regreso. —salí a el Jardín, bueno, no directamente al Jardin pues estaba lloviendo.

—Hola Nath, ¿que paso?
—Nada, ¿como estás? Juanpa y Lelé nos contaron todo.
—Oh, bien.
—¿Enserio?
—Si, Nath que quieres que haga, Madison no me quiere escuchar, mañana hablare con élla si me deja, pero ahora tengo que resolver otro asunto que me resulta de mas importancia.
—¿A si?
—Si, ¿dónde estás y con quién?
—En el centro comercial, con Saak y con Camila la novia de Jan.
—Me hablas como si no conociera a mi cuñada.
—Me encanta molestar.
—Ya lo note.
—Bueno el chiste es que no nos hemos podido ir porque esta lloviendo muy feo y me da miedo que Saak maneje con el clima así y bueno nos encontramos a Cami aquí, pues vino a traer a su hermanito a ver una película.
—Oh.
—Si, ¿pero para que querías saber?
—Por algo y me alegra saber que esten en el centro comercial y aun mas que esten Cami y Chris.
—Mario eres raro.
—Gracias. En fin puedes por favor comprar ropa como si fuera para Cami y para Chris pero la ropa que es como para Cami que sea tipo el estilo de Madison.
—¿Para?
—La ocupo para alguién si, pueden hacerme ese favor, pero que Jan no se enteré.
—Claro, pero ¿va a ser vestimenta completa?.
—Si, que sean tres outfits para cada uno y con sudaderas por favor, y dos pijamas para cada uno, acá te o se los pago, me harian enserio un gran favor.
—Ok, bueno al rato nos tienes allá.
—Muchas gracias Nath.

Regrese con Felicia y Nando, y el pequeño tenía ese gesto que caracteriza tanto a los niños cuando los regañan.

—Listo e regresado, bien Felicia ¿puedo hacerte unas preguntas?
—Si claro.
—¿Tienen mas familia?
—Si y no.
—¿Cómo?
—Osea, esta mi papá, pero digamos que desde que murió mi mamá el se empezo a meter en el vicio del alcohol, y no piensa más que en su vicio me tocaba llegar de la secundaría prepararle su comida y salir con mi hermano e irme a hacer mandados para ganar un poco de dinero, pero hace un tiempo mi papá me golpeo e intento venderme salí a prisa de mi casa con mi hermano y tengo que trabajar para él. —dije viendo a Nando.
—Entiendo, ¿tienen dónde quedarse?
—Emm.
—No, hemos dormido en la calle, ayer un borracho le dijo cosas a Feli y tuvimos que salir corriendo del callejón donde dormíamos y perdimos lo poco que teniamos.
—Nando. —reclamo Felicia, al parecer le daba vergüenza que supiera su situación.
—Es la verdad. —dijo el niño con cierta inociencia.
—Tranquilos. Bien Felicia no te preocupes puedes trabajar aquí.
—¿Enserio? —pregunté feliz.
—Si, y no te preocupes podrán vivir aquí.
—No como...
—No acepto un no como respuesta, además no puedes estarte arriesgando a vivir en cualquier lado y estar arriesgando a Nando, yo se que talves desconfías un poco de mí por ser hombre y porque vivo solo etc, pero aquí estaran seguros y no les faltará nada.
—Muchas gracias jóven.
—No es nada.