CAPÍTULO 59

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—Feli, puedes detenerte por favor.
—Mario puedes dejarme sola por favor.
—No, oye ¿que tienes?
—Nada.
—Una persona no llora por nada, papá y mamá se preocuparon por ti.
—Mario les dije a todos que necesitaba estar un momento a solas, puedes por favor dejarme sola.
—No, dime porque empezaste a llorar de la nada. —Felicia se detuvo justo en el quiosco y yo llegué hasta ella y me puse a un lado de élla—. Ya se que te cae mal que sea tan metiche Feli, pero eres mi hermana si, yo solo quiero que estés bien.
—Entiendo eso Mario si, pero no te voy a decir nada.
—Por favor Felicia, dime que pasa, talves yo te pueda ayudar.
—Él quiere destruir mi vida —dije con la mirada en el piso.
—¿Quién? —pregunté confundido.
—Mi padre biológico.
—¿Lo viste? —pregunté preocupado.
—No, no, me mandó un mensaje, no se como consiguió mi número.
—Estás segura de que es él.
—Me mando una foto suya, y fotos de lugares en los que he estado mira —le mostré el mensaje y las fotografías.
—Feli, esto no es bueno, quiere decir que los a estado vigilando a ti y a Nando.
—Ya lo sé Mario, por eso me asuste, estoy segura que el quiere venderme con el mismo tipo por el cual escapé.
—Tranquila, si, el no te hará nada, ahora creo que tenemos que decirle a papá.
—No Mario, no quiero que se preocupen ni el ni mamá.
—Pero Felicia...
—Por favor Mario no les digas nada.
—Con una condición.
—¿Cuál?
—No vas a salir sola ok, no se, le pides a Jan a Daniel o a mamá que te acompañen a donde sea que quieras ir y si no pueden me llamas a mí.
—Pero Mario...
—No, no, voy a cambiar de opinión ok.
—De acuerdo.
—Bien.
—Sabes Jan tenía demasiada razón.
—¿En qué?
—Me dijo que en cuanto ustedes se enteraran de que nos habían adoptado a Nando y a mí tendría automáticamente a dos hermanos sobre protectores, pero le faltó decirme que tener a Mario de hermano sería algo así como tener güarura.
—Jajaaja ¿porque?
—Porque te la pasas vigilandome en la prepa a pesar de que me la paso con Jan y siempre quieres estar enterado de todo lo que pasa conmigo.
—Estás exagerando.
—Aja, si, haré de cuenta que jamás en mi vida escuche eso.
—Jajajaja

La fiesta fue increíble los invitados poco a poco se iban despidiendo, toda la fiesta Nath y Saak intentaba presentarme a sus padres pero parecía que se estaba escondiendo de nosotros en fin no tube el gusto de conocerlos. Ya era bastante tarde y Clarisa y Patrick tenían mañana a las ocho su vuelo para irse de luna de miel, en fin los padres de Mario se fueron antes que nosotros, entonces ya nada más se quedaría el personal limpiando el lugar Nos íbamos a despedir de Patrick y Clarisa quienes estaban despidiendo a otros invitado.

—Chicos, nos vamos, ya es bastante tarde y mañana tenemos clases.
—OK Mario se van con cuidado. —dijo Clarisa.
—Me vas a contar todo el chisme eh.
—Madison no seas chismosa por favor.
—Mario guarda silencio.
—¿Aver que traen ustedes dos?
—Nada Patrick, ya nos vamos, se cuidan mucho.
—Oye no tan rápido señorita, ya es muy tarde y no quiero que ninguno maneje a esta hora, mi casa queda muy cerca quedense con nosotros.
—Pero...
—Mañana tienen clases lo sé, pero pueden levantarse tenprano e ir a sus casas.
—Bueno yo si acepto me muero de sueño.
—Madison ya hablo yo no puedo decir que no.
—OK.

Llegamos después de unos minutos a la casa, yo le preste una pijama y unas pantuflas a Mario y Clarisa otra a Madison. Les dije a Madison y Mario en que habitación dormirían y después me fui a la mía.

—Amor me ayudas a desabrochar el vestido.
—Claro que si. —me acerque a ellá, le ayude a desabrochar el vestido, bese su hombro—. Al fin estamos casados.
—Si, nuestra familia será hermosa.
—Claro que sí mi vida.
—Que opinas de que Madison se ganara el ramo y Mario la pulsera.
—Que aunque quieran aun no se pueden casar, son muy chicos y además tienen que terminar de estudiar.
—Podrían casarse y seguir estudiando.
—No los vayas a apoyar.
—Hay Patrick no seas así de celoso.
—Esque es mi hermanita, mi única hermanita.
—Si pero ella sabe lo que hace.
—Si pero no están en la edad de casarse.
—Bueno mejor vamos a ponernos nuestras pijamas porque quiero dormir un poco antes de irnos de viaje.
—OK, si no fuera por que me da miedo que le pase algo al bebé, te hacía mía esta noche.
—¡Patrick! —dije y reí.
—¿Que? —dije riendo.
—Tendremos mucho tiempo para eso después, mejor vamos a dormir ok.
—Pues ya que.
—No me hagas sentir mal.
—Haa, no, si te sientes mal sentimentalmente va ser por que quieres no por mi culpa.
—OK.

Eran las cuatro de la mañana más o menos y me empezó a dar un dolor en el vientre  y poco a poco fue aumentando, me sentía mojada, así que como pude prendí la luz, me quite las cobijas y estaba sangrando me asuste.

—¡Patrick!
—Jumm.
—¡Patrick despierta!
—¿Que?
—Patrick despierta el bebé.
—¿Que pasa con el bebé? —dije y me levante de golpe, voltee y Clarisa estaba sangrando.
—Patrick me duele mucho.
—Tranquila todo va a estar bien.
—Patrick no quiero perder a nuestro hijo.
—No lo vas a perder ok, ¿puedes caminar?
—No, no puedo moverme, me duele mucho.
—OK. —empecé a gritarles a Mario y Madison.

—Escuchaste eso.
—¿Que cosa?
—Patrick nos grito.
—Si, ¿que habrá pasado? —preguntó Mario.
—Clarisa, bebé, ¿algo le está pasando a Clarisa vamos?

—¿Que pasó dije entrando a la habitación?
—Madison en la entrada están mis llaves, enciende el coche por favor.
—Si. —dije y salí a prisa de la habitación.
—Mario ayudame a llevarla al coche.
—Claro.  —bajamos y ayudamos a Clarisa a entrar

—Madison baja yo manejare.
—Cállate y subanse yo manejare Patrick
—Estas loca.
—Si, ahora has caso.

Llegamos al hospital y Madison bajo rápido y entró a el hospital en lo que Mario y yo ayudabamos a Clarisa.

—¡NECESITO AYUDA! —grite y todos voltearon así a mi una enfermera se acercó a mi.
—¿Que le sucede señorita?.
—Mi cuñada esta muy mal esta embarazada pero aun no es tiempo de que nazca el bebé —creo que lo dije muy rápido pero la enfermera me entendio.
—¡ UNA CAMILLA POR FAVOR! —grito la enfermera.

Patrick y Mario entraron con Clarisa y enseguida la empezaron a atender yo salí del hospital a estacionar bien el coche pues lo había dejado en la entrada para que los chicos bajaran a Clarisa.

—¿Dónde te metiste?
—Fui a estacionar el coche.
—OK.
—No han dicho nada de Clarisa.
—No.
—Le llamaré a sus padres.
—OK.

Llegaron los padres de Clarisa y como Patrick estaba muy metido en sus pensamientos ni siquiera los escuchó cuando le preguntaron por Clarisa así que yo les conté lo que había pasado.

Son las seis de la mañana y aún no me han dicho como están mi esposa y mi hijo esto es una pesadilla, no quiero que les pase nada. Son las seis y media y por fin se hace presente el doctor.

—Familiares de Clarisa...
—¿Como esta mi esposa y mi hijo?
—Ambos están bien afortunadamente. Si la hubieran traído un poco más tarde tal vez ella hubiera perdido al bebé o en su defecto ambos hubieran perdido la vida.
—¿Pero seguro que están bien?
—Si.
—Puedo pasar a verla.
—Si claro, sigame por favor.

QUÉDATE A MÍ LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora