CAPÍTULO 67

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Ya pasó una semana enserio necesito que esto termine para regresar a cdmx ya quiero abrazar a Madi, talves sea ridículo pero extraño tenerla cerca. Es sábado así que iré con Juanpa y Diana a un antro.

—Mario no te vayas a emborrachar.
—Claro que no Juanpa.
—Bueno quedas advertido. —dijo Diana.
—Chicos ya, a ver porque estan tan necios.
—Por nada. —dijo Juanpa un tanto intranquilo.

Me separe de los chicos pues me había encontrado a unos amigos y estuve un rato con ellos, de pronto me empecé a sentir desorientado e intente buscar a Juanpa pero no pude.

—¿Diana donde está Mario?
—No lo sé, estaba con sus amigos.
—Diana te dije que no debíamos perderlo de vista, la loca de Mikaela ya le a de haber hecho algo.
—A ver Juanpa, yo no tengo la culpa, yo te dije que debíamos decirle a Mario que Mikaela estaba aquí para que tuviera cuidado.
—Vamos a buscarlo.

Ya que Juanpa y su amiguita descuidaron a Mario a mi me fue más fácil controlarlo, le puse algo en sus bebidas y calló profundamente dormido, Diego me ayudó a llevarlo a mi departamento.

—Mikaela, Mario es buena onda no se merece esto.
—Claro que lo merece, va a tener que hacerse cargo de su hijo.
—Mikaela, ya te dije que voy a responder por nuestro hijo, deja a Mario en paz.
—No, esque yo no te quiero a ti, yo lo quiero a él, y esta va a ser la única forma en que lo voy a tener conmigo.
—Pero...
—Escuchame bien Diego tu no puedes decir nada, o de lo contrario nunca vas a poder ver a tu hijo ni aunque sea de lejos.
—Mikaela por favor...
—Nada, ya te puse mis condiciones tu verás si te conviene o no ovedecer. Ahora vete que tengo cosas que hacer.

Salí del departamento un tanto molesto, porque a pesar de su carácter y mal genio la amo como nadie, y me encantaría estar con ella vivir su embarazo, ver a mi hijo o hija crecer, y al parecer ese privilegio se lo llevara Mario y yo no puedo hacer nada.
No puedo decir nada pues si lo hago Mikaela no me dejara ver a mi hijo.

—A ver cariño, ahora como le voy a hacer contigo. Te ves tan relajado, tan tranquilo. —dije y bese sus labios, tenía tantas ganas de estar con él, pero bueno, eso no podrá ser. Lo desvestir por completo pues la idea era que cuando el despertará pensara que habíamos estado juntos, después de un rato cuando ya me iba a desvestir para acostarme a dormir, Mario empezó a decir el nombre de su detestable noviecita, me acerque a él y lo besé. Mario aun estaba muy drogado de una u otra manera terminamos teniendo sexo, claro que Mario con quien pensó que estaba fue con la tonta de Madison, pero que más da, puede estar con él de nuevo ambos nos quedamos dormidos.

Desperté con un dolor horrible de cabeza, me levante de la cama y estaba completamente desnudo, voltee a todos lados y no había nadie más y yo no estaba en mi habitación en casa se Juanpa, empecé a vestirme, y la puerta se abrió dejando ver a Mikaela, en ropa interior.

—Amor veo que ya despertaste, en verdad que este reencuentro fue increíble.
—Cállate, esto fue un error.
—Claro que no, esto solo demuestra que Madison jamás será tan buena como yo y que en realidad me extrañas tanto como yo a ti. —dije y lo abrace, pero de inmediato el me separó de él.
—Mikaela, por favor, no vayas a decir nada.
—No prometo nada. —alguien tocaba con insistencia el timbre, así que me puse una bata y fui a abrir y era Juanpa estaba enojado, y me empujo—. ¡Que te pasa imbécil!.
—¡¿Donde diablos esta Mario?!
—Juanpa. —dije saliendo de la habitación abotonandome la camisa.
—Mario el idiota de tu amigo me empujó.
—Te lo mereces.
—Wey vámonos.

Salimos del departamento de Mikaela pues Juanpa empezó a jalonerme como si fuera un títere él estaba demasiado enojado y Diana igual.

—Madison no se merecía que la engañarás Mario y menos con Mikaela.
—Juanpa, ni siquiera recuerdo nada de lo que pasó, no sé cómo llegué aquí ni siquiera recuerdo haberme acostado con ellá ok.
—Seguro que te pusiste hasta las chanclas y por eso no recuerdas nada.
—No, ni siquiera estuve tomando alcohol todo el tiempo estuve tomando jugo.
—Si, y nosotros te vamos a creer.
—Juanpa ya cálmate —dijo Diana mientras subíamos a el coche.
—No me voy a calmar, sabía que en algún momento este idiota le iba a fallar a Madison, lo mujeriego no se quita y menos a un don Juan cómo Mario.
—Que no se te olvide que voy aquí Juanpa.
—Me puedes explicar cómo diablos es que aun estando borracho nunca quisiste ponerle el cuerno a Mikaela que es una fichita y a Madison que es una chica increíble si le fallaste.
—Yo no quise fallarle a Madison Juanpa, les juro que no quería fallarle no sé qué pasó. —se hizo un silencio incómodo que decidí romper—. ¿Ustedes sabían que Mikaela estaba allí?
—Si —contestaron ambos con indiferencia.
—¡Y PORQUE COÑO NO ME DIJERON! hubiera tenido aún más cuidado, Mikaela está tan loca, no recuerdo nada de lo que pasó ayer ok, solo se que empecé a sentirme mal y intente buscarlos y después no supe nada. Estoy seguro de que élla me drogó.
—Ok, supongamos que ella te drogó, Madison no te va a creer.
—Me tiene que creer estoy diciendo la verdad, yo jamás quise fallarle.

Han pasado dos semanas Mario llega hoy o mañana, y eso me pone muy feliz pues lo extraño mucho, además de que casi no podemos hablar. Debo admitir que me e sentido mal últimamente, pues e tenido mareos y náuseas y eso me hace pensar que talves estoy embarazada pues también tengo un retraso. Hoy quedamos de vernos con Nath pues iremos de compras, así que me arregle rápido, cuando menos acorde Nath ya estaba esperándome afuera.

—Hola Nath.
—Hasta que por fin bajas.
—No es para tanto.
—Bueno, ya, mejor dime a donde vamos primero.
—No lo sé Nath, la idea fue tuya.

Nath optó por ir directo a el centro comercial, estuvimos toda la tarde ahí comprando ropa y zapatos. Ya estaba oscureciendo y Nath me llevo a casa, durante el camino me empecé a sentir mal pero decidí, no decir nada, llegamos al fraccionamiento y baje del coche y Nath igual, abrió la cajuela para que pudiera sacar mis cosas.

—Madison, yo te e visto un poco pálida y enferma, ¿ya fuiste a un doctor?
—No Nath, y no creo estar enferma.
—Madi, te la pasas mareada y con náuseas tu tienes algo.
—Bien, tengo que contarte algo.
—¿Que cosa?
—Mario y yo tubimos relaciones sin protección, hice mis cuentas y tengo un retraso.
—¡Osea que estas embarazada!
—Talvez, mañana iré a hacerme unos estudios.
—Y si salimos de dudas.
—¿A que te refieres?
—Una prueba de farmacia.
—Eso no siempre funciona Nath.
—Pero talves lo haga. Tu sube tus cosas al departamento yo voy por una prueba ahorita regreso.
—Nath...

Se fue, enserio pensé que se pondría furica cuando le dijera, y más bien parece emocionada, y mientras yo me llenaba de nervios pues puede que si, si estoy embarazada mis hermanos me regañe y se enojen conmigo pues aun no soy mayor de edad, por otra parte me preocupa como llegué a tomar la noticia Mario. Pensándolo bien, espero que se trate de algún malestar ocasionado por algún alimento o algo y no un embarazo. Iba a subir a mi departamento y llegaron varios tipos con capuchas, de la nada empezaron a golpearme, lo único en lo que pensé fue en proteger mi estómago, hasta que salió Lalo y todos salieron corriendo.

—¿Niña que pasó?
—No lo se, llegaron de pronto —dije intentando moverme, me dolía mucho.
—No te muebas llamaré a una ambulancia.
—Lalo, me duele.
—Tranquila...

Iba llegando al fraccionamiento y vi a Madi en el piso, me acerque a prisa.

—¿Madison que pasó?
—Nath me duele —dije llorando.
—Tranquila le marcare a tus hermanos.
—Que Patrick no se enteré.
—Madison...
—Marcó y Axel están en una junta importante no los interrumpas —dije con dificultad.
—Madison es importante.
—Por favor.
—OK.

QUÉDATE A MÍ LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora