QUÉDATE A MÍ LADO

CAPITULO 14

Llegué a casa y busqué ropa cómoda después opte por darme una ducha, sali y me arreglé, después de un rato alguien toco mi puerta.

—Hola Mario.
—Hola, te ves hermosa.
—Gracias.
—¿Nos vamos?.
—Claro, deja solo voy por mi celular.
—De acuerdo.
—Tome mi celular y un suéter y regresé con Mario—. Bien podemos irnos.
—De acuerdo.

Llegamos y los chicos nos esperaban justo donde habíamos quedado de vernos, habiamos quedado en llevar algo como un postre y también llevamos un balón de fútbol y uno de voleibol, a ver por cual de ambos nos decidiamos, en fin llegamos a la parte mas bonita del parque y habia mesas de picnic las chicas acomodaron las cosas, estubimos platicando un poco en lo que comíamos los postres que habian preparado Nath, Gisselle y Lele. Después de un rato armamos dos equipos para poder jugar voleibol esto era divertido, estaba un poco fuera de lo que hacemos usualmente pero se sentía bien convivir de esta manera, Madison es bastante buena en voleibol, optamos por recoger las cosas, en una parte del parque estaba como quien dice la pista de patinaje, así que caminamos hasta el puesto de patines cada quién pidio un par.

—Chicos yo no se patinar.
—Ya te dije que yo te enseño. —dijo Mario
—No me convence.
—Vámos ¿si?, será divertido.
—De acuerdo. —dije y me puse los patines que Mario habia pedido para mí—. Mario quiero que sepas que si me dejas caer me las vas a pagar cañón.
—Ya te dije que no te dejaré caer. —dije riendo.

Todos nos adentramos a la pista de patinaje, y yo le estaba ayudando a Madison, debo admitir que aprende rápido, me gusta demasiado verla sonreír, después de un rato nos quitamos los patines y los entregamos, ya era tarde así que nos despedimos todos, los chicos se fueron a sus casa y yo fuí a llevar a Madison.

—Gracias por todo Mario me la pase muy bien.
—No tienes nada que agradecer ese era el propósito.
—Nos vemos mañana —dije y bese su mejilla.
—Hasta mañana.

Después de dejar a Madison en su casa fui directo a la mía, me la había pasado increíble. Estaba revisando unas cosas de la empresa y me entro una llamada, se me vino a la mente que podía ser Madison pero al revisar mi celular era la persona con la que menos quería hablar.

—¿Ahora que quieres?
—Si te molestaste con alguién te estás confundiendo amor.
—No cariño enserio me resulta frustrante ver mi celular y que la llamada sea tuya, ni siquiera me llamas para algo importante solo para hacer tus berrinches y haces que pierda mi tiempo.
—Mario porque me hablas así a caso ya no me amas, ¿estás saliendo con otra verdad?.
—Como te encanta escuchar que ya no siento nada por ti verdad.
—Mario...
—¡Mario nada!. Mikaela crees que me encanta ser la burla de los tipos con los que te acuestas o que, todo el maldito tiempo me llegan fotos de números desconocidos de ti besándote con otros tipos, de ti en la cama con otros tipos. Parezco idiota sosteniendo esta relación inexistente.
—Mario esas fotos no son reales.
—¡DEJA DE REPETIR ESO CARAJO!, lo podría creer si fueras diferente pero te conozco lo suficientemente bien y estoy harto, harto de ti y de tus estupideces, no me llames ni siquiera me busques no quiero saber nada de ti, ahora si diviértete con quien tu quieras ya no somos nada.
—Mario Alberto no me hables así, y te juro que si me dejas...
—¿Voy a cargar con tu muerte? ¿o como era?, ya deja de chantajearme esta ves no funcionara okay, quieres quitarte la vida, hazlo a mi que mas me da, yo estoy acá y tu allá intentar dejarme como culpable de lo que te pase sera un fracaso y habrás muerto para nada he.
—Eres un idiota y tu y yo no hemos terminado.
—Claro que terminamos. —dije y colgué.

Esta chica es un verdadero dolor de cabeza pero por lo menos ya termine con élla y ahora soy libre. Halze los papeles que ocuparía mañana en la empresa después subi a mi habitación me puse la pijama y me acoste a dormir.

A pasado un mes desde que le di la oportunidad a los chicos de entrar en mi vida y de que yo me di la oportunidad de conocer a personas tan lindas, pero si soy sincera tengo un poco de miedo, pues a raiz de esto Carolina se a empeñado más en hacerme la vida imposible, no me e dejado.
Hoy llegue en taxi a la prepa pues mi coche se descompuso los chicos me esperaban en el estacionamiento, para entrar juntos a la prepa, a paso que avanzábamos se oían burlas y todos me veían mas raro de lo normal, al entrar al pasillo me di cuenta de porque se burlaban, Carolina habia hecho lo que tanto me temía, en los casilleros estában pegandas fotografías en las que élla metia mi cabeza al escusado, cuando me tiro a un charco de lodo, entre otras cosas horribles que me hizo, tenía ganas de llorar.

—Hola cariño, te dije que no te convenía meterte conmigo y no hiciste caso, mira las consecuencias.
—Se oían risas burlonas por todas partes y eso era horrible quería salir corriendo, pero no podía hacerlo, los chicos empezaron a empujar a los demas y a arrancar todas las fotografías—. Mira Carolina, el que me exibas de esta manera solo demuestra lo miserable que eres y que necesitas humillar a los demás para sentirte bien contigo mísma. —empece a caminar en círculo—. Y para los demás, el que se burlen de mi, se me resbala y solo demuestra que su inteligencia esta deducida a cero de lo contrario no se burlarían de algo tan estúpido.
—Tranquila Madison mejor vamos al salón okay. —dije tomándola de los hombros.
—Está bien Mario vamos.

Llegamos a el salón y estaba vacío me sente en mi lugar pero me senti incómoda y me levante, me sentía mal tenia ganas de gritar de golpear a Carolina, en fin me sentía muy mal quería ir a mi casa y estár en mi cama acostada y llorar hasta quedarme sin lágrimas. Cuanto daría por tener a mis padres conmigo talves nada de esto me estaría pasando.

—¿Te encuentras bien?. —Madison se lanzo a mis brazos y la abrace, y cuando élla se separo un poco de mi, me pude dar cuenta de que estaba llorando.
—No quiero estár aquí ya no aguanto esto es mucha presión. —y si al parecer la chica que nunca había llorado frente a otras personas hoy lo habia hecho.
—Tranquila Madi. —dijo Maria Laura sobando mí espalda.
—Madison si quieres ve a tu casa los chicos y yo hablaremos con los profesores. —dijo Nath.
—Si y deja que Mario te acompañe. —dijo Saak.
—Creo que lo haré no me siento bien. —dije limpiando mis lágrimas.
—De acuerdo, entonces vámonos. —dije tomando su mochila y la mía.
—Mario no quiero que pierdas clases por mi culpa.
—Y yo no te voy a dejar sola, vamos te llevare a tu casa, por un día que pierda de clases no pasará nada, y vámonos antes de que empiecen las clases.