QUÉDATE A MÍ LADO

CAPITULO 30

Entramos a la cafetería y en cuanto Patrick nos vió nos hizo una seña para que fueramos hasta donde se encontraba él, solo espero que no me prohiba andar con Madison porque no quiero que esto termine mal.

—Hola Patrick. —saludo Madison demaciado feliz.
—Hermanita te ves muy feliz. —dije en un tono serio.
—Lo estoy.
—Me explican ambos con peras y manzanas que esta pasando por favor que no entiendo nada.
—Mario me pidio ser su novia y acepté.
—Ay no es cierto —dije y lleve mis manos a la cara y vi la cara de preocupación de ambos.
—¿Todo bien Patrick? —pregunte dudoso.
—No, nada esta bién, me estás quitando el cariño de mi hermanita —dije farseando y puse un poco de vaporub serca de mis ojos para que me hiciera llorar y ambos me  veían raro.
—No puedo creer que tengo como hermano a un chico de veinti un años y siga haciendo las mismas tonterías de un niño, empece a contar de forma regresiva—. 3, 2, 1.
—Ay se siente bien feo, Madí, Madí ¿con que me quito esto?. —dije con los ojos entre abiertos se me olvido que esto se siente horrible.
—Abre los ojos.
—No, ¿que te pasa? ¿estás loca?

Mario y yo estabamos intentando no reír pero no aguantamos y estallamos en risa, empece a caminar asi a la puerta para entrar a la parte del mostrador y Mario iba siguiendome, tome la mano de Patrick y lo guíe hasta la cocina mientras Mario se quedaba en el mostrador, le pedi permiso a uno de los chicos, y pues no quedaba de otra, le dije a Patrick que cerrará bien los ojos y se inclinara un poco y le empece a enjuagar los ojos con agua, una de las chicas siempre trae un jabón para el rostro y me lo presto para lavarle la cara a Patrick.

—Pero solo a ti se te ocurre hacer esa tontería.
—No me acordaba de las consecuencias.
—Patrick ya no eres un niño.
—Ya lo se. —dije sacándome la cara.

Salimos y Mario estaba atendiendo a unas personas, después de que se fueron los vi a ambos de manera sería.

—Y bien ¿desde cuando son novios?
—Hoy en la mañana. —dijo Madison.
—¿Faltaron a clases? !pero ustedes estan locos o que, Madison te van a correr de la prepa ¿lo sabias verdad?!...
—Patrick. —dijo Mario pues Patrick no guardaba silencio.
—¿Qué?
—No faltamos a clases.
—Lo juran. —dije retandolos.
—Ambos sabiamos que estabamos mintiendo pero el profe nos cubrirá — Lo juramos.
—Más les vale, porque le voy a preguntar a mi tío ya saben que le dan reporte de quienes son los alumnos que faltan.
—Tu pregúntale no estámos mintiendo. —dijo Madison.
—Bien, ya sabía que tarde o temprano ustedes terminarían siendo novios y eso me agrada se ven muy bien juntos, eso si, Mario si lastimas a Madison no te la acabarás conmigo, no me va a importar que seas el hijo de uno de los empresarios mas importante de México.
—Si, jamás me atrevería a hacer eso.
—No, no digas jamás, porque siempre nos resbalamos y metemos la pata donde no debemos, mejor ten cuidado con lo que haces.
—Cuidare mis pasos no te preocupes.
—Pareces viejito hablando así Patrick. —dijo Madison.
—Si como sea, mejor vamos a ponernos a trabajar.
—De acuerdo. —dijeron ambos.
—Y de verdad me alegra que ambos hallan aceptado sus sentimientos.

Madison y yo nos pusimos a trabajar y todo iba tranquilo ya faltaba poco para salir de trabajar y termine de atender y me dirigí a otra pero para mi suerte mi papá estaba en esa mesa con el mismo tipo de la ves pasada.

—Buenas tardes, ¿que van a pedir?
—Un café clásico. —dijo el hombre del cual aun desconozco el nombre.
—A mi me traes un expresó doblé. —dijo mi padre.
—Ahorita se los traigo.
—Hijo ¿podemos hablar?.
—Lo siento papá pero no... —y Madison se acercó a mi.
—Mario dice Patrick que me dejes esta mesa y vayas a atender a la señora lucí, no quizo que nadie más la atendiera solo tú.
—Si está bien, mira —dije entregándole la nota.
—De acuerdo.
—¿No le dijiste nada de nosotros verdad?
—Si.
—Madison me va a sermonear.
—Si como sea, caminale o te va a regañar. —Mario se fue y para verificar volvi a preguntar—. Entonces un café clásico y un expresó doble verdad.
—Si. —contestaron ambos.