One Shots | Marvel

Steve Rogers (23-C22)

Sólo necesito una noche (continuación)

El lugar estaba repleto de arriba hasta abajo. La música resonaba por todo el lugar y los tragos y pastillas de colores rondaban por toda la fiesta, pero Daphne iba por todo el establecimiento con su objetivo claro.

Y su objetivo estaba a unos pasos de ella.

-Ya lo veo, estén preparados- susurró Daphne por el comunicador tomando una copa de un camarero que iba rondando por el lugar simplemente para mezclarse con el ambiente y verse lo más discreta posible.

-Entendido- Sonaron las voces en coro de Nat y Clint.

-Copiado- dijo Steve con seriedad. Desde los acontecimientos en la habitación de Rogers, algo se había roto entre ambos. Daphne lo ignoraba a toda costa incluso cuando él los días siguientes intentó hablarle y solucionarlo todo. Así que acabamos con un molesto Steve y una orgullosa Daphne que no quería admitir lo referente a sus problemas. La pelirroja  dio una deslumbrante sonrisa mientras se acercaba con un sutil meneo de caderas al hombre que haría su misión sencilla, o al menos en eso tenía el equipo la fe puesta, aquel hombre caía con la especialidad de la chica, la seducción.

-¿Señor Leonard?- preguntó ella con una voz ligeramente dulce y tocándole el hombro para llamar su atención. El hombre se volteó al instante, desviando la atención de su conversación y durante un par de segundos solamente analizó a la chica con la mirada mientras daba un sorbo de su trago.

-¿En que le puedo ayudar señorita...?- preguntó Leonard pasando su vista al pronunciado escote del vestido de Romanoff. Ella acomodó su cabello apartando la incomodidad que esos ojos verdes le generaban y permaneció con su sonrisa intacta.

-Diana Rowling- dijo la chica con naturalidad, tanto como si le estuviesen preguntando en que planeta vivía- Quiero hablar sobre algo muy importante- dijo Daphne dando una ligera mordida a su labio inferior, casi imperceptible y acercándose al hombre- a solas si es posible- dijo a los segundos mostrando una sonrisa juguetona.

-¿Y con que finalidad sería, señorita Diana?

-Un business ben nascosto, un tesoro che tutti desideriamo- el hombre abrió los ojos con sorpresa mientras que la pelirroja daba un largo trago a la copa. Cuando el hombre dejó su copa Romanoff supo que lo había logrado.

-En ese caso, por supuesto que es posible, sólo un momento- Leonard se disculpó con la persona con la que hablaba con anterioridad y se volvió hacia la chica para pasarle el brazo por la espalda baja con bastante confianza- acompañeme entonces- Daphne dio un leve asentimiento y camino junto con el hombre por medio de todo el tumulto e ingresando a un ala diferente de la enorme mansión en la que se encontraban.

Esta área estaba muy custodiada; habían guardias en zonas estratégicas de los pasillos y que asomaban sus cabezas por las barandas del segundo piso, había cámaras de vigilancia muy ocultas e indetectables que no serían vistas por ningún ojo que no fuese el de Daphne Romanoff, había sensores también que con sólo un toque en su reloj el hombre desactivó dándoles un paso tranquilo a él y a la pelirroja. Todo esto le dio a ella la razón en lo que había estado pensando durante la semana.

El producto no estaba en ninguna base, estaba en algún lugar de la mansión, porque por mucho que cuides tu seguridad eso ya era demasiado y si el producto estaba ahí lo iba a averiguar.

-Primero las damas- dijo Leonard dándole paso a Romanoff, quien le dio una leve sonrisa seguida de un guiño suave para pasar por las enormes puertas que fueron cerradas por los gorilas de fuera. La habitación era muy hermosa. Paredes color hueso, muebles que iban en contraste con la madera pulida y el cuero, cuadros que debían costar una fortuna en cada cierto tramo de las paredes, un escritorio a juego con la decoración y ventanales con vista perfecta de la ciudad. Leonard se sentó en su silla de cuero negra tras el escritorio e invitó a Romanoff a tomar asiento frente a él, pero esta tenía otros planes- ahora cuénteme ¿cómo conoce de Il mio tesoro?