Edmund Pevensie

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Golpeaba con fuerza un tronco muerto de un árbol con mi espada, mis brazos ardían por el esfuerzo pero no me detenía, quería descargarme por completo en esa acción.

De pronto la espada se resbaló de mis manos sudorosas y cayó a mis pies, haciendome caer jadeando de rodillas. Cubrí mi rostro respirando agitadamente y lloré todo lo que no pude llorar desde que los reyes llegaron a Narnia.

Desde que habían llegado, pensé que todo estaría bien, pero no contaba con que la reina Susan se enamoraría de él. Caspian siempre había sido mi amigo desde que tengo conciencia, y era mi primer amor apesar de que el no tuviera idea de ello.

El era un maldito principe y yo solo era una guerrera más, no era bonita siquiera ni siquiera inteligente como lo era ella.

Pensé que sobreviviría a esto que sentía pero cada que les veía juntos, era como sentir una daga en mi estomago.

Lo amaba.

De vuelta al castillo donde los reyes se encontraban me encontré con amigos que me saludaron con eufória les imite y fui directo a mi habitación, y justo antes de entrar una sombra al lado de mi puerta me hizo ponerme alerta.

— Calma que no quisiera que me atravesaras con eso.

Guarde la espada y Cruze mis brazos.

— Si llegara a pasar, moriría al instante.

El sonrió de lado y se acercó a mí.

— Quería invitarte a Caminar.

— Por que?

— Me agradas.

— Por que?

El río.

— No lo se, solo me agradas y me gustaría que habláramos juntos, solos...

— Estamos solos.- apunte el pasillo desierto.

— No es un lugar romántico.

— Edmund...

— Dime Ed.

— Bueno, Ed. No estoy de humor como para salir.

— Entonces nos quedaremos aquí.- se hizo a un lado y me apunto la puerta.

Desde esa noche Ed no se alejó de mi, llegue incluso a olvidar lo que sentía por Caspian, las noches con el eran divertidas, y únicas me encantaba salir con el siempre.

Una noche caminaba por el mismo pasillo con Ed a mi lado y había una extraña tensión entre nosotros, no era mala era algo rara y excitante.

Me acompaño hasta la habitación y comence a buscar la llave de mi habitación en mi bolso.

— Tengo que decirte algo Lyn.

— ¿Si?.

Alce la cabeza cuando encontré la llave notando que Ed estaba a escasos centímetros de mí, su aliento chocaba contra mi rostro y su  profunda mirada llegó a cautivarme por completo.

Inconscientemente comencé a acercarme a su rostro rozando mis labios con los de él, y cuando menos lo pensé el había dado el primer paso a romper los milimetros que nos separaban, tomo mis labios con una dulzura que me volvió loca correspondi su gesto de la misma forma, rodeando su cuello con mis brazos, sentí sus manos en mi cintura.

Mi espalda choco suavemente con la fría pared de granito y el siguió besándome de manera tan única.

El sonido de algo metálico caer nos hizo separarnos, había sido mi llave, vi sus labios rojos, su cabello despeinado y su mirada oscura.

Sonreí y el me imitó.

El tomo mi llave del suelo y me la dio rozando aproposito sus dedos con los míos.

Abrí mi puerta torpemente y le deje pasar, no sin antes revisar que nadie nos viera, sería un escándalo por los castillos.

Cuando volví mi vista hacia el cuarto el me atacó besándome de nuevo, cerré la puerta con mi pie antes de chocar contra ella, sentí sus manos pasear por mi espalda y jale de su cabello sacándole un pequeño gruñido que me hizo sonreír.

Lo guíe hacia la cama sin separarme del todo de el y lo deje caer en ella, me coloque en su regazo y el pronto hizo que cambiaramos de posición, solté une pequeña carcajada ante esto.

— Que pasa?- su voz ronca me hizo besarle de nuevo.

— Es solo que.- sonreí acariciando su cabello.— Supuestamente soy la guerrera más ágil de toda Narnia, nunca me habían tumbado tan rápido y tú lo hiciste solo en segundos.

El sonrió orgulloso y cuando iba a hablar, lo moví depronto haciéndole caer bajo de mi, ahora me encontraba en su regazo, el Lucio aturdido y reí abiertamente.

— Sabes que tu cama se va a quebrar si seguimos así?- pregunto paseando sus manos por mis muslos.

— lose. Debemos detenernos.

El evitó que me bajara de su cuerpo.

— Te refieres a lo de rodar o a lo otro?

Mordi mi labio levemente.

— Los dos.

— por qué?.

— Edmund.- mascullo bajando  de el y acomodando mi falda.— Eres un rey.

— y eso que? Me gustas, te quiero.- tomo mis manos.

— Si un rey está con una guerrera se vería mal.

— No me importa lo que diga el pueblo.

— Se que sí.

— Ellos lo entenderán. Sabrán que te quiero en mi vida.

— Apenas llevamos un año conociéndonos.- reí sintiendo mis ojos picar por las lágrimas.

— Y eso fue suficiente para enamorarme de ti.

Limpio una de mis lagrimas y beso mi mejilla.

— Oh Ed.- exclamó tirándome sobre el besando su rostro con emoción. Y pronto un estruendo resonó en la habitación.

La cama se había quebrado.

Nunca había reído tanto en mi vida como ese día.

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MAJOCR.

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