- Me casare con ella.
El oírle decir aquello hizo que dejara de servirme el licor, por poco tiró el vaso al suelo, de inmediato sentí la mirada de Kate en mi y me voltee lentamente, con el corazón agitado.
William se encontraba fuera de sus casillas, viéndole incrédulo, apenas llevaban seis meses juntos y ya querían casarse.
- Harry...
- No me vengas con tus reglas, William que ya estoy cansado de ellas.
- Sabes que nuestra vida siempre estuvo guiada por ellas, Hermano- trato de calmarlo William, se acercó a él con cautela.
- Pues ya no más.- negó alejándose de el, me dio una larga mirada, y de inmediato supe que necesitaba hablar conmigo.
Voltee a ver a Kate, que se encontraba calmando a su marido, y yo suspire dejando mi vaso en la mesa para ir tras el príncipe pelirrojo.
Yo era la asistente de Kate desde hace años, con el tiempo fuimos conociéndonos, y siendo casi mejores amigas, nos contábamos todo, sabiendo que éramos de plena confianza.
Y al estar todo el tiempo tras Kate, conocí a Harry, que tras sus coqueteos llegó a conquistarme, sin que se diera cuenta en lo absoluto. Le vi en todas sus facetas, y eso me convirtió en su confidente.
Entre a su habitación, viéndole de espaldas, se notaba lo tenso que se encontraba.
No era la primera vez que discutía con William. Y no era la primera vez que iba con Harry a calmarlo.
- Estás bien?- pregunté tras cerrar la puerta, el de inmediato se volteó.
- Dime qué estoy haciendo lo correcto.- casi rogó acercándose a mi.
- Yo no creo que sea la indicada para decírtelo...
- Rose, por favor.- tomo mis hombros.- Dime qué no cometere una estupidez al casarme con ella.
Tragué saliva viendo sus ojos, mi corazón decía que si, que cometería una estupidez al casarse por qué yo quería estar con el, pero mi mente me gritaba que no debía decirlo, yo no era nada en comparación de su futura esposa.
Yo solo era y seré la simple asistente.
- ¿La amas?- mi pregunta me causo terror al esperar su respuesta. Vi en sus ojos la indecisión.
- Creo que si.
Fruncí mi ceño al no verle convencido.
- ¿Crees?- Pronto olvide mi corazón roto, dejando que la molestia me invada, sabía que el no era alguien normal de la realeza, el quería hacer su vida fuera de ella, pero el jugar con algo tan delicado como el matrimonio hizo que mi lado responsable saliera a la luz- Harry el matrimonio no es un juego, menos en tu situacion. Ella será la próxima duquesa, será la que te dará a tu futuro hijo! No puedes tomarlo a la ligera! La chica con la que te unas para siempre debe hacer que tu corazón se acelere, que al verle te haga sonreír inconsientemente, que adores despertar a su lado. Y que te apoye en todo lo que hagas.!
Decir aquello, dolía demasiado y más al ver su mirada brillante, seguramente al pensar en ella. Soltó mis brazos.
- Me has abierto los ojos.- hablo con media sonrisa, beso mi frente y me guío hacia la puerta de su habitación, pronto me saco de ahí.- Gracias, eres la mejor.!
Asentí algo confundida, el volvió a sonreír me vio un largo rato y luego cerro.
Camine hacia mi habitación, lejos de la de la realeza, con la mente metida en aquella conversación.