— La encontré en medio del bosque.— hablo Paul preocupado al doctor Cullen que cerraba la herida con unos últimos puntos.
— ¿Dijo algo?— pregunto colocando la gasa limpiando la sangre que había manchado la piel.
— Dijo que si quería matarla lo hiciera rápido.— hablo con dolor viendo a la chica.— Estaba con esto.
El licántropo le tendió una bolsa plástica con la manta llena de sangre, Carlisle hizo una mueca.
— Es de su hijo.
El hombre lobo alzó ambas cejas al oírlo.
— ¿Hijo?
— Ella mencionó que le habían quitado a su hijo en el bosque, ahí recibió la apuñalada.
Paul gruño al imaginar que alguien lastimo a su impronta.
— ¿Puedo llevarla a mi casa?— No le gustaba la idea de que ella estuviera con los vampiros ahí en el hospital.
— Me temo que no, ella perdió mucha sangre. Pero puedes quedarte para que no escape de nuevo.
— Tengo que encontrar al idiota que la lastimo.— Gruño.
— Mis hijos se encargar de eso, y hablé con Sam también está en busca del pequeño.
—Pero...
— Ella te necesita, perder a un hijo no es nada fácil.— hablo estando al tanto de la imprimación del lobo, palmeo su hombro con empatía antes de salir de la habitación llevándose la bolsa.
Paul suspiro y frotó su rostro.
— Una chica con un bebé, genial.
Las horas pasaron, donde el chico jugaba con la silla con ruedas del lugar, daba vueltas por la habitación pensando en cómo podría tolerar a un bebe en su vida.
Tenía la idea de que algún día encontraría a su impronta pero nunca se imaginó que también tendría un hijo.
— ¿Donde estoy?
Paul dejo de moverse y se acercó rápidamente a ella, que le vio con molestia, ante esto retrocedió confundido.
— En el hospital, casi mueres.
Ella suspiró y cerró sus ojos con dolor.
— Debieron dejarme morir.
Lahote, gruño incrédulo de que ella estuviera diciendo eso de lo más normal, negó rápidamente.
— No podría haberlo hecho.
— No me conoces.— Ella abrió sus ojos dejando caer sus lágrimas, movió sus manos notando que una de sus manos hacia esposada a la camilla.
— Era para que no escaparas de nuevo.
— No planeo hacerlo.— Volteó su rostro a la ventana.— Ya no tengo nada que buscar, ni por que vivir.
— Hey, no digas eso.— Se sentó a su lado arrastrando la silla.
— Dime, ¿tienes hijos?— pregunto viéndolo con dolor, el negó lentamente.— Entonces,No entenderías jamás el dolor de perder a una parte de ti de la manera más injusta, el no poder hacer nada para traerlo de vuelta contigo.
Paul trago saliva sintiendo el dolor de las palabras de la chica, por inercia tomo su mano.
Pero pronto la puerta se abrió dejando ver al doctor Cullen con un par de papeles en las manos, sonrió al verla despierta.
— Hola, ¿como estás?
— ¿acaso eso importa?— hablo sin verlo a los ojos, el vampiro hizo una mueca.