— Hice que Tony investigará sobre él.— hablo Thor tras varios minutos en silencio, deje de abrazarlo para verle confundida.
— A quien?
— Ian.— musito sin verme a los ojos, alce una ceja al oírle mencionar el nombre de mi prometido.— Puede que no haya estado presente en mucho tiempo, pero jamás deje de cuidarte.
—El no me haría daño.
El sonrió de lado.— Eso yo no lo sabía, ¿lo amas?
Asentí sin pensarlo mucho, el era mi motivo a seguir, tenía la esperanza de que algún día el volvería a mi.
— Tu, estás bien con eso?— pregunto algo insegura, no quería lastimarlo más, el sonrió de nuevo y se levanto, tuve que alzar la vista para poder verle a los ojos, tomo mis brazos.
— Estare bien, te amo Anna,en serio lo hago, Pero se que si estoy a tu lado, te pondré en peligro y si te pasará algo jamás me lo perdonaría. Además se que él te ama, lo pude comprobar.
— Como?
El sonrió levemente y un brillo de diversión cruzo por sus ojos, negó varias veces.
— Es mejor que no lo sepas.
— Thor!— me queje y el soltó una carcajada que resonó en la habitación.
Me abrazo contra su pecho, y apesar de querer separarme no pude contra el y le abrace de vuelta.
— Siempre cuidare de ti.
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Los días pasaron, y los vengadores lo habían logrado, la gente que había desaparecido habían vuelto, se hizo un revuelo en todo el mundo, puesto que cinco años era mucho tiempo.Los niños que cuidaba habían crecido bastante, por lo que cuando los padres volvieron y supieron que estaban siendo cuidados lejos del lugar donde los dejaron, casi dieron un grito al cielo.
Para los desaparecidos fue todo un abrir y cerrar de ojos, pero para los que nos quedamos en la tierra, fue una larga agonía.
No había día en que no pensara en Ian, la emoción y la ansiedad por que volviera era mucha, pero debía quedarme con los pequeños que cuidaba y entregarlos sanos y salvos a sus padres.
Además explicarles lo único que sabía de todo aquel suceso del chasquido.
El estar atareada con los padres, y tutores exigiendo que sus hijos vivieran con ellos, logré no sentir tanta ansiedad por buscar a Ian.
Además, estaba muy lejos de aquella iglesia donde lo deje de ver, específicamente a kilómetros de ella.
— Quiero a mi hijo de vuelta!— exigió una mujer casi a gritos, trate de calmarla lo más posible.
— Lo tendrá, solo tiene que firmar estos documentos y darme alguna identificación.— hablé amable.
— Para que necesitas todo eso? Mi hijo me reconocera de inmediato!— chillo altanera.
— Señora, tiene que entender que pasaron cinco años, su hijo ahora tiene diesisiete. Tengo que asegurarme de que usted sea en verdad su madre, y también ver si está bien psicológicamente, para poder dejar que usted se lo lleve de aquí.
La mujer comenzó a gritarme intensificando el dolor de cabeza que llevaba desde hacía horas, no era la primera vez que reaccionaban así. Y los entendía.
Pero me estaba cansando.
— Quiero ver a mi hijo!
— Anna?— mi ayudante abrió la puerta de la oficina y voltee a verla.— tienes visita.