La joven camino dentro de la cueva lentamente, veía el destello a lo lejos, y apesar de tener miedo al estar sola en un lugar así, la curiosidad la mataba por saber que era aquello.
Sus pasos resonaron en la tierra, y ante un ruido sordo, volteo encontrando que la entrada de la cueva ya no estaba.
Preocupada, trato de volver pero una voz suave y delicada la detuvo.
— Entra, no pasa nada.
Liliana busco la voz mientras paseaba inconscientemente a lo más profundo de la cueva.
— No recibo muchas visitas.—la voz insistió, se escucha como si aquella pe dona o criatura estuviers ahí frente a ella.— Pero si eres bellísima!
Fue entonces cuando los ojos de la joven vieron a la fuente de la voz.
Un enorme tempano de hielo, estaba frente a ella con la imagen de una mujer blanca y ojos oscuros como el carbón, Liliana retrocedió sorprendida.
— Que eres?
Su voz fue un susurro tembloroso, apesar de que hacía mucho frío en la cueva, su temblor vocal no era por el clima, era por el miedo a los ojos de la mujer de hielo.
Eran como dos pozos donde no había salida, no había ninguna emoción.
— Era alguien muy importante, la reina más bella de narnia. — la bruja veía con atención a la chica.
— Nunca oí de ti.
— Me quitaron mi corona injustamente.
Liliana al oírle, se sintió pronto identificada con ella, su padre también le había quitado el título por defender a los narnianos. La bruja sonrió al ver qué había dado en el clavo.
— Siempre pensé que sería una buena reina, pero tal parece que hay gente que no lo entiende.
— Subestiman.
Yadis sonrió victoriosa.
— Nos subestimaron. No es así?— Liliana asintió.— Me desterraron de mi hogar, de mi familia. Me dejaron sola, aquí.
— Es horrible.— Lili sonrió pena por la mujer, y se acercó lentamente.
— Si, es horrible. Estoy atrapada para siempre en este lugar.
— Nadie merece ser tratado así.— negó Liliana, ajena al pasado de la bruja.— Puedo ayudarte?
— Se dice que una gota de sangre podría sacarme de aquí.
— Mi sangre?
— Si. Eras una reina, no es así?— se pego lo más posible a ella, todo lo que el grosor del hielo la dejo.— Se ve en tus ojos.
— Nunca lo fui.
— Pero podrías serlo. Si me sacas de aquí, prometo devolverte tu reino, tu corona y todo lo que más deseas.
Liliana miro la daga que tenía en sus manos.
— Todo?
Yadis asintió ansiosamente.
— Todo lo que me digas.
— si deseo la muerte,¿Podrías darmela?
— Por que querrías morir? — la bruja pareció intrigada.
— No tengo nada por lo que luchar ahora.— se sinceró por primera vez en mucho tiempo.— Estoy sola en este mundo.
La reina le miro en silencio y tras pensarlo, asintió
— Te daré la muerte misma.— prometió.— Ahora sácame de aquí.