— Edward por favor.- solloce queriendo detenerlo.— Tienes que creerme. Yo no fui quién mato a esa familia.
— Entonces quién fue?- pregunto viéndome con desprecio.— Jasper estuvo conmigo todo ese tiempo tu eras la única que no estaba ahí. Crei que podías controlarlo ya veo que no es así.
— Nunca en toda nuestra relación, habias desconfiado de mi, por qué ahora sí?- pregunté con dolor, la imagen de una chica llego a mi mente y bufe.— Es ella cierto? La humana?
— No la metas en esto.
— En serio? Ella es la razón por la cual nos vamos a separar.
— Eso está bien para mi.- se encogió de hombros.
La rabia inundó mis sistema, mis manos comenzaron a temblar y las alce en su dirección levantando la nieve del suelo lanzándolo lejos de mi.
— Deje mi vida por ti! Deje a mi familia! Me deje convertir por ti!- grite fuera de mis casillas.
— Yo no te pedí nada de eso!- respondió bajo la nieve. Se levantó con dificultad.— Tu sola te metiste en nuestras vidas.
— dijiste que me amabas.
— eres fácil de engañar- respondió sacudiendo su ropa.— Todos en esta casa te odian, nadie llegaría a amar ese rostro marcado por el pasado.
En unos segundos lo tuve sosteniendo mi cara, sus ojos estaban oscuros en ese instante.
— Te odio.- murmuro con los dientes apretados, el río sin separarse de mi.
— Se que no lo haces.
Comenzó a reír, y apreté tanto mi mandíbula que escuché crujir varios de mis dientes, apreté mis manos con fuerza y sentí el suelo temblar a mi alrededor.
— Mara, no!- escuché a mis espaldas.
Pero fue muy tarde, Edward había salido empujado por mi poder hacia la montaña más lejana. Voltee a ver a la que yo crei mi familia, sabía que mis ojos estaban completamente blanco ahora.
— Mara... Yo...
Alce una mano en dirección del que fue mi padre y camine hacia la casa, tome mis cosas rápidamente y cerré la puerta de mi habitación con fuerza agrietandola. Escuché los tacones de las mujeres Cullen y force la puerta.
— Mara, lo que dijo Edward no es cierto.!- era esme.— Te amamos cariño.
Detuve mi que hacer y use el don de Edward y leí sus más profundos pensamientos, el dolor en mi pecho se hizo más fuerte.
Si ellas no mentían ¿por qué Edward si.?
Cerré mi maleta y voltee a ver la puerta.
— Gracias por todo, Mamá.
Sin más salte por la ventana, esquivando a Jasper y Emmett, cuando de pronto choque contra un cuerpo grande y de cabellera rubia.
— quítate de en medio.- gruñi con odio.
— No lo haré! Mara, eres mi pequeña, no dejaré que te vayas de nuestras vidas. De mi vida.
Lei su mente y solté un sollozo al ver lo que pensaba de mi en esos instantes, era una distracción para atacarme, solo me mantenían ahí por mi don.
— Me mintieron- hablé viéndole a los ojos.— Todos ustedes.!
— Te lo explicaremos. Pero por favor no te vayas!
Me quedé unos segundos en silencio, con el único motivo de escuchar como mis hermanos nos rodeaban.
— Maldigo el día en el que los conocí.- con el dolor de mi alma y todas mi fuerzas lo empuje con mis manos alejandolo de mí y la lucha comenzó.
Jasper atacó al mismo tiempo que Emmet y antes de siquiera que me tocaran, levanté rocas del suelo y después golpearlos.
Salí corriendo cruzando el territorio de los lobos y no me detuve, hasta alejarme lo más rápido de Forks.
--------
Vi en el espejo del cuarto de hotel, mi reflejo, aquellas marcas que cubrían la parte derecha de mi rostro por siempre me acompañaran. Y Edward tenía razón, nadie me amaría con ellas.Tenía que salir a cazar, me puse mi saco y salí del cuarto, en dirección al bosque, tuve mi mirada baja todo el camino hasta que algo tomo mi brazo.
Golpee al instante al que me tocó y este detuvo mis golpes.
— Si fuera tú no haría eso, querida- hablo con voz grave, vi sus ojos rojos cual carmín y un escalofrío estremeció mi cuerpo, el borro su sonrisa. Y me soltó.
— Déjame en paz.- comencé a caminar hasta que el volvió a tomarme de los brazos.
— Nunca te dejaré en paz, ahora que te tengo.
Su mirada y rostro eran cautivantes el era muy apuesto.
— Quién eres?
El sonrió encantadoranente, relamio sus labios y dijo.— Soy Alec, Vulturi. Tu pareja eterna.