(Umbrella academy)
☘☘☘☘Caminaba tranquilamente en la calle escuchando mi música favorita, tarareaba al ritmo de la melodía, esquive varias personas y seguí mi camino.
Corte camino cruzando por un parque solitario, y mis instintos me pudieron alerta, baje el volumen de la música y seguí mi caminar.
Hasta que escuché unos pasos detrás de mí, apague por completo la música y me quite un audífono, cuando sentí su presencia detrás de mí, sin pensarlo dos veces, solté un golpe en su estomago con el codo, escuché un jadeo y cuando vi quién era solté un alarido incredula.
- Diego! Por todos los cielos!
- Que buena manera de recibirme, cielo.- hablo con dolor y me acerque a el preocupada.
- Lo lamento. ¡Te he dicho cientos de veces que nunca me sorprendas así!- Le hice sentarse en una de las bancas, realmente preocupada.
- Lo olvide.- soltó un gruñido y se dobló hacia enfrente apretando su estómago, mordi mi labio culpable.- ¿Donde aprendiste a golpear así?
- Mi abuelo me enseñó.- me puse de cunclillas frente a él queriendo ver su rostro- ¿Te duele mucho? Lo lamento tanto!
- Tranquila, ya pasará.
Asentí no muy segura, y me senté a su lado sin dejar de verle.
- Me alegra verte de nuevo.
- Si, bueno- río levemente viéndome de reojo- Ese golpe dijo lo contrario.
Cuando vi que se compuso un poco, el me abrazó de manera sorpresiva, le correspondí el gesto.
- Ya estás mejor?
- Lo estoy.- acaricio mi mejilla.- Estás preciosa.
- Gracias, tu no estás nada mal- Bromeó haciéndole gruñir.
Pasamos la tarde hablándo de distintas cosas, pero más que nada de su trabajo siendo un estilo de super héroe encubierto. Y mis constantes cuidados y jadeos involuntarios ante sus actos, a él le encantaba verme sufrir con sus anécdotas.
- Oh, había olvidado comentarte.
-Si?- me lleve una cucharada de helado a la boca.- Quisiera que vinieras conmigo a un funeral.
Alce ambas cejas y baje el bote de helado.
- Claro que sí, pero estas bien?
- Si, yo...bueno, mi padre que no es un padre, si no como mi tutor falleció esta mañana.
Pose mi mano en su hombro con delicadeza.
- Lo lamento mucho, amor.
- Yo también. Pero no es por eso que te quiero llevar a ver las cenizas de aquel hombre, si no que quiero que conozcas a mi madre.
Sonreí enternecida, apesar de que por dentro gritaba de los nervios, Diego jamás había hablado sobre presentarnos a la familia, y nunca pensé que después de dos meses lejos, el querría presentarme a la mujer más importante de su vida.
- Me encantaría conocerla.- Sonreí- Cuando iremos?
- Mañana temprano, pasaré por ti y nos iremos juntos.
Asentí y le abrace con fuerza, el beso mi frente.
- Gracias.
Yo sonreí, levanté la cabeza de su pecho y bese sus labios castamente.
- No hay de que, preciosa.
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Abrí mis ojos y lo primero que vi, fue al hombre que me volvía loca por completo, sonreí tontamente y me acerque más a su cuerpo, el en respuesta apretó su agarre en mi cintura y me pego a su pecho.