Paul Lahote.

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- Mujer de veinticinco años, con severa contusión en la cabeza y probable hemorragia interna.

Carlisle al ver a los paramédicos llegar, dejo los papeles que leía en la mesa de la recepcionista y corrió hacia allá encontrando a una joven de cabello enmarañado llena de tierra y sangre, tomo su pulso y vio su reloj notando que este estaba bajo.

- Preparenla para cirujía.- hablo al ver una cortada de quince centímetros en su vientre, la paramedico volvió a hacer presión evitando que la sangre saliera rápidamente- Preparen el quirófano uno.

Los enfermeros se llevaron a la chica corriendo en la camilla hasta el quirófano, Carlisle corrió tras ellos después de decirle a la recepcionista que cancelara todas las citas.

Nunca había algún caso de esa gravedad en Forks, y necesitaban toda la ayuda posible.

Tras ponerse la ropa especial, antes de ponerse los guantes, escucho un alarido desde la sala y camino con prisa hasta allá encontrando a sus ayudantes alrededor de la camilla.

- ¿Que ha pasado?

- Está despierta. Es algo increíble debido a la cantidad de sangre que ha perdido. - contesto una chica viendo a la joven moviéndose con brusquedad empujando a sus compañeros.

- Déjenme! No me toquen!- Gritaba entre jadeos, dando manotazos no dejando que la acostaran.- ¡Tommy!

El rubio se acercó a la camilla alejando a todos, y con tranquilidad se colocó frente a ella.

- Tranquila, estás a salvo.

- Tengo que salir de aquí.- se removió en la cama tratándo de ponerse de pie, Carlisle colocó sus manos sobre sus hombros deteniendole, ante el tacto helado ella se detuvo.

- Estás herida, no llegarás ni a la salida del hospital así. Te curaremos y luego te dejaré ir.

Ella le vio a los ojos insegura y el vampiro le sonrió.

- Me quedaré, pero necesito que haga algo por mi.

El rubio asintió levemente, haciendo una seña a la enfermera prosiguiera con la anestesia.

- Dímelo y haré lo posible.

Ella trago saliva y relamio sus labios nerviosa.

- Mi hijo, Tommy estaba conmigo en el ataque, esa cosa me lo quito de las manos.- su voz se rompió y sus ojos se cristalizaron ante el recuerdo, sin percatarse del rostro preocupado del doctor.- Busquelo por favor.

Carlisle toco su hombro con delicadeza y asintió, con eso ella se dejó dormir por la anestesia que le habían dado.

Agradeció al ver que sus compañeros no le habían escuchado, después de la cirugía donde detuvieron el sangrado interno, la dejaron dormir en una de las habitaciones.

Después de todo un día de trabajo, finalmente fue a su oficina a llamar a sus hijos, más específicamente a Edward, y vaya sorpresa que se llevó al verlos ahi en cuanto cruzó la puerta.

- Alice vio lo que sucedió.- respondió Edward.- Que necesitas?

- Quiero que leas su mente, ella dijo que algo le arrebató a su hijo, se escuchaba aterrada.

- Crees que hayan sido los lobos o uno de nosotros?- pregunto Alice preocupada, puesto que ella no había visto nada más que su padre necesitaba ayuda.

- No tengo idea. Tenía una apuñalada en el torso. Nada que ver con esas especies.

- Sam querrá saber que está sucediendo, la noticia de que una desconocida llegó a Forks desangrándose de quién sabe donde,corrió por todo el pueblo.

- Si lo que dice que le arrebató a su hijo es real, tendremos que estar alerta hasta saber a qué es lo que nos enfrentamos.

La puerta fue tocada varias veces, Carlisle suspiro.

— Estoy ocupado.— alzó la voz, y cuando creyó que se irían, la puerta se abrió dejando ver a una de las enfermeras, tenía sus ojos llenos de preocupación.

— Doctor, esto es urgente.

— ¿Que tan urgente?— pregunto tratando de que no se notará su frustración.

— La paciente que tenía una contusión en la cabeza y una hemorragia, ha escapado del hospital.

El doctor se tenso, y rápidamente salió corriendo hacia la habitación tras le enfermera y con sus hijos detrás.

Cuando llegaron efectivamente, la chica no se encontraba ahí, los cables que estaban conectados a ella yacían tirados en la camilla.

— ¿Como fue que pasó esto?

— Supongo que logro disfrazarse de uno de ustedes.— hablo Edward viendo a la chica, que nerviosa retrocedió.

— Da la alerta azul, Maddie por favor.

La chica asintió rápidamente y salió de ahí, corriendo.

— Su olor no es reciente, debió de haber salido hace una hora o dos.

— Es imposible esta recién operada, el dolor no la dejaría ni caminar.

— Puede que la morfina aún no se haya acabado.

— O ella se suministro antes de irse, vestida de enfermera.— hablo Alice viendo la aguja y la botella en el suelo, junto a la bata del hospital.

— Es muy lista.— hablo el doctor viendo las cosas.— Tenemos que ir por ella, está vulnerable, si los puntos se abren ella no lo sentirás y morirá desangrada sin darse cuenta.

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Ella caminaba por el bosque, esquivando las ramas y las rocas del suelo, llevaba bastante tiempo buscando el lugar donde le había atacado y no lo encontraba.

Cansada y frustrada se recargo en el tronco de uno de los árboles, pero sus pies resbalaron y cayó sentada en el suelo, soltó un jadeo y por inercia se llevó una mano a la herida.

Solto una maldición al ver la sangre entre sus dedos, iba a revisar el vendaje cuando de reojo vio algo color amarillo, volteó a verlo y al reconocer aquella prenda gateo hasta aquello sin importarle la sangre o la tierra que se pegaba a ella.

Tomo la manta entre sus manos y busco a su bebé entre la maleza al no encontrarlo soltó un sollo,o que se intensificó al ver su este yacía manchado de sangre.

— oh, Dios, no.!— Grito llevando la manta a su pecho abrazándola esperando oler a su hijo, pero solo lo que llegó a olfatear la sangre. — no, no, no!

Débil, por la idea de que su hijo estuviera muerto y por la pérdida de sangre, grito a los cuatro vientos, negándose a que la luz de sus ojos ya no estuviera en ese mundo.

Sollozando con la manta ensangrentada entre sus manos, escucho unos pasos detrás de ella, más no se movió.

— Si vienes a matarme, hazlo ya.— su voz ronca y dolorosa se hizo presente.— Ya no me queda nada.

Al no recibir respuesta, volteó lentamente encontrando a un animal enorme frente a ella, pero ni se inmutó ante aquello, simplemente se aferró a la tela y cerró sus ojos.

El enorme lobo gruñendo se colocó frente a ella, La joven madre con todo el dolor en su corazón poso sus ojos en el enorme animal, que le mostraba los dientes amenazante.

Pero al posar sus ojos en ella, aquella tensión de su cuerpo desaparecio, su cuerpo entero tembló y luego cayó frente a la joven que se ponía cada vez más pálida.

Confundida al ver que el lobo no la atacaba, quiso hablar pero su voz se perdió y cayó de costado al suelo con un enorme charco de sangre bajo ella.

El lobo, al ver que ella cayó se acercó y soltó un alarido al ver la sangre, en cuestión de segundos el cuerpo animal desapareció dejando ver a un hombre alto, fuerte y moreno, la tomo en brazos y corrió en dirección a su hogar.

— Ya te encontre después de muchos años, me niego a dejarte ir.— Gruño esquivando las ramas.

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NO COPIAS NI ADAPTACIONES.

MAJO$

6-08-19

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