13) Botones

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Snape agarró su varita del bolsillo del pantalón a través de una abertura en su túnica. Convocó un espejo pequeño para poder verse el chupetón, y se quedó mirándolo ensimismado.

Cuando Harry encontró por fin la botellita que buscaba, se dio la vuelta hacia él, y vio lo que estaba haciendo.

-Y, por cierto, ni se te ocurra ocultarlo con magia- dijo mientras se aproximaba peligrosamente. -Te queda muy bien ahí, tampoco se te ve mucho. Aunque quizás sería mejor que se te viera- continuó mientras le tomaba de la cadera -así las zorras de mi curso sabrían...- no sabía cómo continuar la frase, al principio tenía pensado un tóxico pero provocativo "que eres mío y solo mío" (sintió la sangre huir hacia su entrepierna ante el solo pensamiento) pero no quería sacar conclusiones precipitadas. Lo mismo pasaba con "que ya tienes dueño" y "que sí tienes novio". Por suerte, Snape le cortó antes de que pudiera decir nada.

-Tenga cuidado, Potter- la voz de Severus había cambiado totalmente. Ahora era amenazadora, fría, gruesa, ronca... y grave. ¡Merlín, era tan grave! Esa voz conseguía que a Harry se le erizaran los pelos de la nuca. Y la manera en la que escupió su apellido... mereció un buen escalofrío por su espalda- Si le escucho utilizar ese lenguaje en el aula o en el pasillo, me veré obligado a castigarle.

-¿Castigarme, profesor?- preguntó "inocentemente" Harry. -¿De qué manera?- preguntó, y después se mordió el labio, a sabiendas de lo que ese gesto provocaba en Snape.

-Severamente- dijo lentamente Snape, saboreando la palabra.

-Bien, profesor, usted también se merece un castigo- dijo Harry, acercándose cada vez más, la botellita firmemente agarrada en su mano izquierda.

-¿Yo?- cuestionó Severus. Potter asintió con la cabeza poniendo morritos. -¿Y por qué si se puede saber?

-Por esto- dijo mientras ponía la mano derecha en la entrepierna contraria y agarraba la creciente erección de Snape. El profesor dejó escapar un sonido de sorpresa. -¿Le parece bonito excitarse viendo a un alumno?

Snape le levantó la cabeza y simplemente lo besó. No podía aguantarse más, ese jueguecito le había puesto a cien. Sus cuerpos no podían estar más pegados. Harry masajeaba el pene de Snape por encima de la tela, y frotaba su propia erección contra la cadera del otro.

Otra vez el sabor del Cognac en la boca de Harry, y para ser sinceros el chico se estaba volviendo adicto. Ese olor, y el estar con Severus, le hacía sentir adulto. Y le hacía sentir bien.

Un momento después, Snape rompió el beso, le agarró de la mano y lo llevó hasta la habitación. Harry lo volvió a besar agarrándole de la túnica y lo tiró bocarriba encima de la cama sin hacer, poniéndose encima de él, con una rodilla a cada lado de sus caderas.

Le puso la botellita delante de los ojos, diciendo:

-Mira lo que he traído.

Snape, aún tumbado, la cogió y leyó en voz alta la etiqueta que tenía:

-Poción Lubricante... ¿Dónde la conseguiste?

-La hice- dijo mientras se quitaba la túnica, que ya estaba desabotonada. Snape se incorporó.

-Es verdad, ahora os toca la parte de educación sexual en pociones, ¿verdad?

-Así es.

Severus desenroscó el tapón de la botella, algo desconfiado. La olió, tomó una pizca entre sus dedos para comprobar la textura y luego se llevó el dedo a la boca para testar su sabor.

-Está perfecta- murmuró, y enseguida vio la necesidad de aclararlo -No es que no me fíe de ti, pero podemos admitir que pociones no es tu fuerte.

Antes de Tiempo /SNARRY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora