61) Regreso

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Harry llegó a la sala común mirando al suelo, siendo demasiado consciente del goteo de la sangre en su nuca y entre sus piernas, pero ni siquiera se le ocurrió hacerse un hechizo de limpieza. Cada paso le dolía.

Era muy temprano, apenas había amanecido. Mientras entraba por el agujero del retrato pensó en lo poco que quería pasar el día poniendo buena cara. Pensó en quedarse en la cama, pero ni siquiera quería hacer eso.

En realidad, no podía vivir ni con Severus ni sin él.

Solo quería acurrucarse contra su cuerpo cálido, solo quería juegos, besos y palabras amorosas. Luego recordó su cara mientras lo penetraba aquella noche, recordó su tono de voz al gritarle que se callara y tuvo que dejar de caminar mientras se llevaba una mano al pecho, que parecía que se le iba a partir en dos.

La sala común estaba casi vacía, pero él ni siquiera lo vio. Los únicos Gryffindor a la vista eran Hermione Granger y Ron Weasley, sentados en un sofá al lado de una mesa. Él estaba escribiendo en un pergamino mientras ella leía un gran libro de páginas ya no amarillas sino marrones, con un brazo pasado por la cintura de él y la mejilla apoyada en su hombro.

Ambos giraron la cabeza al oír entrar a alguien, y Ron rápidamente se levantó al ver a Harry llegar. En seguida vio que su pelo negro solía estar despeinado pero aquello era un desastre, y por la cara que tenía podría no haber dormido en toda la noche.

-Hey...- dijo Ron llegando hasta él. Solo entonces Harry levantó la vista y en sus ojos vio el pelirrojo angustia, aunque también había un ligero alivio de verle.

Harry se quedó lo más quieto que podía (sentía profunda vergüenza de todo) mientras Ron con mirada confundida le llevaba una mano a la mejilla, que tenía manchada de lo que parecía sangre.

El pelirrojo pareció seguir el rastro hasta encontrar la brecha sangrante en la parte de atrás de su cabeza, y pegó un brinco al verla.

-¡Mierda! ¿Qué te ha pas...?- notó que Harry rompía a llorar y se detuvo. -Da igual, ven- le puso un brazo cariñosamente en la espalda y lo guió hasta el sofá desde donde Hermione los miraba con cara de preocupación.

Harry se sentó y se removió incómodo: le dolía. Esto no pasó desapercibido para Hermione, ni tampoco la manera un poco rara en la que caminaba, así que cuando el chico se sentó ella lo abrazó, dejándolo llorar en su hombro. Luego le examinó compungida la herida.

-No es muy grande, Harry, pero habrá que coserla...

-¿Coserla?- exclamó horrorizado Ron, sentándose al otro lado de Harry, que solo se dejaba hacer con la mirada vacía. -Con un episkey bastará- dijo en tono tranquilizador. -Va a doler un momento pero luego estará perfecto, ¿vale?

Potter no contestó.

-¡Episkey!- dijo Ron apuntando su varita decididamente a su cráneo después de mirar a Hermione con un ápice de duda en los ojos. Nunca había realizado el hechizo, pero suponía que siempre había una primera vez.

Funcionó estupendamente. Harry sintió un escozor insoportable que lo hizo gruñir, pero solo fue un segundo y después se llevó la mano a la cabeza y comprobó que no había ni rastro de la herida.

-Gracias... ¿Qué hacéis aquí tan temprano?- dijo en voz baja, consciente de lo ridículo, incluso absurdo, que era desviar la conversación, pero no podía hacer nada más.

-Herm finalmente me ha convencido de llevar a cabo su plan de estudio- explicó Ron con voz suave, mirando alternativamente a la chica y a Harry. -Según ella acostarse pronto y madrugar para trabajar antes de desayunar es beneficioso. Hoy es mi primer día y ya tengo ojeras...

Antes de Tiempo /SNARRY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora