Antes de Tiempo /SNARRY/

23) Ayuda

-Eh, ¿adónde vas?- preguntó Snape desconcertado.

-A dormir a otra parte. Tendrás por ahí un sofá, supongo- respondió Harry, apenas volteando para verle.

-Harry, ¿por qué haces esto?

-No creas que soy tonto, sé que no me quieres aquí. Solo te dejo más espacio en la cama- dijo Harry con un deje de desprecio en la voz. Snape se masajeó la sien con una mano débil y suspiró. ¿Por qué el mocoso tenía que hacer las cosas tan difíciles?

-Potter...

-Me llamo Harry, señor- dijo dándole la espalda. Hubo una cosa que sorprendió mucho a Snape. Ese "señor"... No lo dijo con ironía, ni picardía, ni siquiera una pizca de humor ni buenas intenciones. Solo fue un tratamiento cordial y frío, derrotado. Severus resopló, como tantas otras veces aquel día, y se frotó los ojos nerviosamente con una mano.

-¿Qué más da...?- preguntó con voz cansada.

-¡A mí no me da igual!- exclamó el muchacho mientras se daba la vuelta y lo miraba desde cerca de la puerta. -No me gusta nada que me llames Potter. ¡Lo sabes de sobra! Y aún así sigues haciéndolo. Cualquiera diría que te dan igual...mis...- Harry se interrumpió a mitad de la frase, con lágrimas en los ojos. «Sentimientos» era la palabra que iba a decir, pero no tuvo el valor para hacerla salir de sus labios. Quedó impresionado por la verdad en esa frase, pues eso era exactamente lo que pasaba. A él le daban igual sus sentimientos. Porque Harry le quería, pero estaba claro que Severus a él no. -Buenas noches, llámame si necesitas algo.

Severus quedó anonadado cuando Harry se marchó dando un portazo. No entendía nada de lo que estaba pasando. ¿No podía haberse puesto así solo porque le llamó Potter, cierto? Realmente a veces no podía hacer nada para evitarlo, supuso que por la costumbre de llamarle así durante seis años.

Era cierto que sus palabras de antes no habían sido acertadas. Estaba nervioso, lo admitía. Su situación era delicada y el chico lo estaba atosigando con preguntas y recriminaciones. Aunque pensándolo bien, parecía que el muchacho solo se estaba preocupando por su estado de salud entre todas aquellas palabras desafortunadas.

Pensó que todo había quedado arreglado pero entonces le negó ese beso, y ahora se había marchado de la habitación sin más. Snape suspiró una vez más.

«Entiendo que estés nervioso con todo esto, pero no tienes por qué tratarme así» eso era lo que Harry había dicho y, maldita sea, tenía razón. Se estaba comportando como un estúpido y egoísta. El de ojos verdes se había quedado esperándole cuando podía haber ido a su dormitorio y dormir plácidamente, se preocupó por él desde el primer momento en el que despertó y lo vio tan débil, intentó ayudarle y todo lo que él hizo fue cerrarle la puerta y hacerse el duro.

-¡Harry!- llamó a voz en grito unos minutos después. No tardaron en escucharse en el pasillo unos pasos sigilosos y la puerta se abrió, dejando ver al muchacho.

-¿Necesitas algo?- preguntó. Se había quitado el uniforme del colegio y lo había sustituido por una camiseta de pijama de manga larga color granate que Snape pensó parecía realmente suave. Al parecer aún no le había dado tiempo a ponerse los pantalones pues sus piernas algo musculadas eran completamente visibles. Severus pensó que se veía adorable.

-Sí- respondió el pocionista desde la cama. -A ti.

-¿C, cómo?- Harry se ruborizó en tiempo récord.

-¿No lo oíste?- bromeó con una sonrisa débil en los labios. -Te necesito a ti, ahora mismo, aquí- palmeó la cama a su lado. -Quédate conmigo. La cama es suficientemente grande para los dos, ¿no crees?