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💤La relación entre un profesor y su alumno puede ser complicada...💤
Todo empieza en sexto curso, una noche en el despacho de Snape mientras Harry está castigado, se queda dormido y tiene un sueño premonitorio acerca de la batalla de Hogwarts...
Snape se arrodilló dócilmente ante el Señor Tenebroso, preparado para enseñarle lo que quería que viera en caso de que utilizara la legeremancia.
-¿En qué más puedo servirle, mi señor?- le asqueaba profundamente tener que hablarle de ese modo, pero por otro lado estaba acostumbrado a ello y sabía más que de sobra que era necesario hacerlo si quería seguir con vida.
-¿¡Que en qué más puedes servirme!?- exclamó el Lord con la ira impresa en su voz. Severus tembló ligeramente, aún sin levantarse y con la cabeza agachada, esperando un Crucio. -¡No vales para una mierda! ¡Se supone que eres un puto espía, Snape, hijo de puta! Pero no tienes información ni del viejo, ni de Potter, ni de nada. ¿¡Tan mal actor eres que ni el iluso de Dumbledore confía en ti para revelarte información!?
Hubo un silencio en el que Snape se quedó conteniendo la respiración sin atreverse a moverse, mucho menos a decir nada. Sabía que no debía responder, sino que él decía todos esos improperios para desahogarse.
-¡Levántate, pedazo de mierda!
Severus obedeció inmediatamente y se puso de pie, alzando la vista con miedo. El Señor Oscuro se levantó de su trono justo en ese momento, haciendo ondular sus ropas, extrañas incluso para un mago. Le estaba apuntando con la varita, con esa rara forma que tenía de agarrarla, sus ojos de serpiente resplandecientes de pura ira.
Snape le sostuvo la mirada un momento, pero luego la desvió a su varita. La estaba moviendo trazando una figura parecida a una S sin dejar de apuntar directamente hacia su pecho. Cuando estaba a punto de acabar de trazar la S invertida, desvió la varita hacia arriba en un movimiento brusco, y Severus tuvo la certeza de que le esperaba algo horrible.
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Un momento después, hubo un estallido de luz azul y un torrente de magia le impactó en el pecho. Lo siguiente que Severus sabía era que cada célula de su cuerpo ardía, el dolor se extendía en olas desde los huesos hacia fuera. Se desplomó hacia atrás en el suelo, incapaz de sostenerse en pie, cerrando los ojos y los puños con fuerza. Se sorprendió cuando un poco después se dio cuenta de que no estaba gritando. Tenía la boca tan abierta que sentía su mandíbula desencajarse, pero de ella no salía ningún sonido.
Cuando pensaba que nada podía ser peor, tuvo la ligera sensación de que alguien se estaba metiendo en su mente y por un momento fue consciente de dónde estaba y de quién era el intruso. Desde el suelo y convulsionando por el insoportable dolor, intentó defenderse del ataque. Fragmentos de su vida pasaban a toda velocidad por su mente, Snape no podía concentrarse en enseñar lo que quería que el Lord viera, así que se limitaba a intentar cambiar de escena rápidamente para que la información revelada fuera mínima. Potter enfrente de un armario, él bebiendo cognac con Dumbledore, incluso alguna escena de su vida de estudiante pasó ante sus ojos, y él hizo el esfuerzo de ocupar gran parte del tiempo con esos fragmentos carentes de información valiosa.
Notaba la intensidad de la intrusión cada vez mayor. Parecía que el Lord no estaba viendo lo que deseaba, y eso lo estaba poniendo aún más furioso. Mientras intentaba recordar banales conversaciones antiguas para tener algo que mostrar, sentía que su cabeza estaba por explotar, con el Señor Tenebroso indagando cada vez más violentamente en su mente y el hechizo de tortura aún quemando su cuerpo.
