59) Despertar

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Harry se despertó con la primera luz del día, y casi se decepcionó de no estar muerto. Le dolía todo, pero especialmente el trasero y la cabeza. Sus caderas estaban cubiertas de feos y oscuros moratones. Tenía frío.

Sin abrir los ojos aún notó un leve dolor en la cicatriz, y con horror se dio cuenta de que no había tomado Sueño Sin Sueños.

Se sentó en la cama de golpe abriendo los ojos como platos, intentando recordar si había soñado algo durante la noche. Al instante se mareó por el repentino cambio de postura, a la vez que sentía un ardor insoportable en la parte baja. Seguía oliendo a alcohol y a sudor.

No recordó haber soñado nada, le parecía que toda la noche había sido una repetición dolorosa de los sucesos del día anterior. Y no estaba como para pensar en Voldemort en ese momento.

Se giró con miedo de lo que vería aunque sabía lo que era. Aún así se le erizó el vello al ver a Snape, vestido de negro, durmiendo tranquilamente en el otro lado de la cama, el lado que había sido suyo alguna vez.

Pero no solo vio eso, sino también que las sábanas tenían una gran mancha de sangre mezclada con semen.

Tuvo el repentino impulso de vomitar a la vez que se levantaba de la cama como un resorte. Le temblaban las piernas y su entrada parecía en carne viva, además del mareo que siguió. A duras penas podía mantenerse en pie.

Retrocedió como un elfo doméstico asustado, en realidad parecía uno. Cada paso le dolía, y caminaba en una postura extraña, sus piernas desnudas temblequeaban y la parte de arriba del uniforme que seguía conservando estaba arrugada y descolocada, pareciendo de repente dos tallas más grande. Se tapaba la boca con las manos y sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas. El suelo parecía hielo bajo sus pies descalzos.

Se palpó la parte de atrás de la cabeza. Ya había dejado de salir, pero por la sangre seca en su pelo y el tamaño del charco que había sobre la almohada, mucho más grande que el del centro de la cama, podía imaginar que había perdido bastante sangre.

Miró a Snape por un momento antes de que sus ojos se anegaran y no pudiera verlo claramente. Se tapó la cara, luchando por no hacer ruido, llorando en silencio. Aquel hombre que dormía allí, tan tranquilo e inocente, era el que se había hecho sangrar y gritar la noche anterior. Aquel hombre que él amaba.

Lo había violado.

Una gota de sangre cayó de la hendidura entre las nalgas de Harry al suelo, produciendo un ruido sordo que lo asustó. Tenía que salir de allí cuanto antes, y no volver, por mucho que doliera. Más le dolía estar con él.

No creía poder perdonarle.

Se apresuró a vestirse sin poder aguantar las lágrimas. Estaba tan en shock que no podía pensar, no podía sentir más que angustia y un miedo irracional a que Snape se despertara.

Se sentó con mucho cuidado en la cama poniéndose la ropa interior con manos temblorosas. Además del insoportable picor y dolor, se sentía muy incómodo, casi como si tuviera aún algo dentro de él. Ya lo había sentido en otras ocasiones, pero en aquellos tiempos que ahora le parecían lejanas fantasías había resultado una sensación agradable, un dulce recuerdo de la noche con Severus.

Ahora solo le repugnaba. Su propio cuerpo parecía estar burlándose de él.

Se arrepentía de cada palabra, de todos y cada uno de los besos, de cada toque que se habían dado nunca. Porque le parecía que al final el dolor era más intenso que la felicidad que había tenido, aunque no completa, durante esas tres semanas.

Estaba enamorado de él, después de todo, y separarse de Severus se sentía como desprenderse de una parte de sí mismo.

Al levantarse otra vez ya vestido volvió a sentir el dolor intenso en su ano, y se asustó de lo que estaba pensando.

Antes de Tiempo /SNARRY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora