64) Consejo

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Severus llegó al castillo con la cara mojada de lágrimas, se había desahogado llorando durante todo el camino. Realmente el Lord había visto lo que le había hecho a Harry... Después de pensarlo Snape había llegado a la conclusión de que el chico se habría quedado dormido a su lado sin tomarse Sueño sin Sueños.

Y el Señor Oscuro había pensado que lo hacía, lo... violaba... como un símbolo de su lealtad hacia él. Habían tenido mucha suerte, porque si Voldemort hubiera visto cualquier otra cosa estarían en graves problemas. Pero no, había visto justo el momento en que Snape actuaba como un mortífago.

Era tan irónico... Solo tenía que hacerle daño a Harry, verdadero daño, para que el Lord confiara en él, para librarse de toda esa tortura y amenazas de muerte.

Había sacrificado a Harry para salvarse él, pensó mientras bajaba las escaleras hacia la primera mazmorra, y se suponía que debía de ser al revés.

Enfiló el pasillo en el que se encontraban sus habitaciones. Había estado fuera todo el día, ocupando su cuerpo y su mente, huyendo, en definitiva, pero ahora tenía que enfrentarse a su propia casa. Debía regresar al lugar del crimen... y debía dormir sobre esa cama cuyas sábanas, aunque ahora estuvieran blancas, él seguiría viendo manchadas de sangre.

Empuñó la varita para abrir la puerta. El pasillo, como de costumbre, estaba bastante oscuro, así que conjuró un lumos primero.

-¡Joder!

Había un gran sillón de orejas justo delante de su puerta, y recostado en él, dormido, estaba Albus Dumbledore.

Snape iba a gritar algo como "¡Que te den!" cuando el director, despertado por su exclamación, abrió los ojos y le cerró la boca con su mirada de acero. Se levantó completamente despejado, como si no hubiera estado dormido hasta hacía apenas unos segundos, y desapareció el sillón.

-No has tardado mucho- dijo. Su mirada no era tan hostil como la de la cena pero estaba más serio de lo normal.

-¿Cómo lo sabes? Estabas durmiendo- preguntó Snape, algo hostil él mismo. Muy a su pesar sentía las lágrimas volviendo a formarse en sus ojos.

-Habilidades que uno adquiere con el tiempo. ¿Vas a abrir o quieres hablar en el pasillo?- pocas veces le había escuchado Severus hablar en tono tan serio, tan seco, y mucho menos ir al grano con tan rapidez. Abrió la puerta y entró primero, quedándose de pie en medio de su despacho, mirando alrededor. Se le cortó la respiración cuando recordó que no quedaba una sola botella, pero no se arrepintió de deshacerse de todas ellas.

Albus cerró la puerta con suavidad detrás de él y guardó silencio mientras Severus le echaba un vistazo a su despacho, profunda vergüenza dentro de él. Después, Snape se giró casi tímidamente para mirar a Dumbledore.

-Explícate.

Severus lo miró y negó con la cabeza, apretando los labios sabiendo que en el momento en que empezara a hablar rompería a llorar.

-No hay explicación- dijo finalmente. Inmediatamente después, como había predicho, las lágrimas fluyeron. -No tengo excusa, esta vez no.

-No te creía capaz de algo así- dijo Dumbledore su tono de decepción. Eso hirió profundamente a Severus.

-Yo tampoco- musitó, limpiándose las lágrimas, a través de las cuales vio que Dumbledore abría los brazos, dándole una buena perspectiva de su mano negra y marchita.

No lo dudó por un instante y se echó a ellos. Salvó la distancia entre ellos de dos zancadas y abrazó a Albus, permitiéndose sollozar contra su hombro cubierto de lentejuelas mientras su mano vieja le daba palmaditas en la espalda. Dumbledore había sido alto, pero la edad le había pasado factura y en ese momento Severus le adelantaba por unos centímetros.

Antes de Tiempo /SNARRY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora