46) Besos

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El antifaz fue retirado suavemente de la cara de Severus y sus ojos se abrieron lentamente, llenos de lágrimas, enfocándose en el techo blanco de su habitación, desorientado por un momento.

Después, Severus se giró hacia Harry, que estaba recostado a su lado, y sus ojos parecieron explorar su rostro por un momento. Por un lado, tenía la sensación de que hacía muchísimo tiempo que no lo veía, y por otro, le parecía que nunca había dejado de verlo.

Harry lo miró a los ojos tumbado a su lado, de costado, y posó su mano suavemente en su pecho, que subía y bajaba a un acelerado ritmo debido al reciente orgasmo, rasgado de cicatrices que probablemente permanecerían ahí para siempre. Los labios de Severus se curvaron lentamente hasta que su sonrisa explotó en una risa, a la vez que una lágrima caía del rabillo de su ojo.

El pecho de Harry se llenó de un gas caliente y placentero que provocó que su cara se deformara en una enorme sonrisa. Tan solo era aire pero se sentía como vapores de amortentia, como el aliento de los mismísimos dioses.

-Feliz cumpleaños- susurró, y le pasó un dedo por la mejilla quitándole la lágrima.

Severus lo envolvió con los brazos y lo apretó contra el calor de su cuerpo. Fue un abrazo extraño, lleno de emoción, y fue tan maravilloso que Harry sintió tristeza ante el pensamiento de que ese momento nunca podría volver a repetirse. Aunque utilizara las esposas con Severus cada noche, nunca volvería a ser igual, nunca volvería a ser la primera vez. Había sido... Ni siquiera tenía palabras para describirlo. Había canalizado todo su amor por Severus en el objetivo de proporcionarle el mayor placer posible, y sus gemidos, sus ruegos, todo había sido perfecto, justo como Harry esperaba y a la vez mejor de lo que nunca hubiera podido imaginar.

Se separaron lentamente del abrazo y quedaron mirándose con los rostros muy juntos.

-Yo... Gracias- dijo Severus. -No sé qué decir...

Harry le limpió las lágrimas que aún quedaban en sus ojos, sonriendo de oreja a oreja sin poder salir de los dos pozos sin fondo que eran.

-También lloraste la primera vez que- se detuvo por una milésima de segundo, dudando cómo decirlo, hasta que se envalentonó con el pensamiento de que las cosas se llaman por su nombre -hicimos al amor.

Severus no dijo nada, solo posó la mano en su mejilla y lo besó suavemente, en los labios. Poco después sintió la mano de Harry envolviendo su cintura mientras su boca respondía a su beso. No iba a negarlo, había echado de menos sus labios durante su... ¿castigo?

No. Severus no era tonto. Había visto cómo Harry se esforzaba por hacerle sentir el mayor placer. Lo podía notar en aquel instante, el sabor de su semen en la boca del chico, además del de limón. Y a Harry no le gustaba el sabor del semen. Lo había hecho por él.

Eso lo hizo separarse y murmurar:

-¿Por qué te lo tragaste? Sé que no te gusta hacerlo.

Harry se encogió de hombros.

-Quería hacerlo. No sé, no fue tan malo.

-Eres más terco que una mula- el chico se puso bocarriba y Severus se acurrucó contra él. -Cuéntame sobre hacer el lubricante y el aceite.

-El lubricante... eh- Harry se puso un poco nervioso, abrazando a Severus con un brazo. -Bueno, pues lo hice con la receta del libro de pociones... Y el sabor... Un poco a ojo...- ni loco iba a confesar la existencia del Príncipe Mestizo, no si mantener el secreto le permitía impresionar al profesor con sus pociones alguna vez más.

-Un momento- interrumpió Snape, y a Harry se le heló la sangre al creerse de algún modo descubierto. -¿¡Me preguntaste por mi sabor de helado favorito solo para hacer ese lubricante!?

Antes de Tiempo /SNARRY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora