75) Estrellas

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Severus gruñó. Aspiró por la nariz y sus pulmones se llenaron de un aroma agradablemente familiar. Movió la cadera. Un placer lento y constante se propagaba por su cuerpo, y se restregó contra la tela de su ropa interior.

Algo se movió debajo de él y lo despertó. Abrió los ojos lentamente y distinguió el techo de su habitación iluminado por las primeras luces del día.

Se estremeció. El sueño se había acabado, pero el placer seguía allí. Giró el cuello y percibió el dolor residual del último Crucio que lo había atormentado hacía unas noches, pero lo que vio lo hizo olvidarse de ello.

Harry estaba sentado en la cama a su lado y acariciaba su erección mañanera lentamente. Cuando Severus se movió, lo miró con amor en sus ojos claros.

A Severus le ocurrió lo típico, recordó de golpe todo, cada una de las circunstancias que felizmente se ignoraban mientras se soñaba. Durante esa semana, Harry y él habían continuado quedando en su despacho por las noches. Hablaban, se acurrucaba e iban a dormir, Severus de negro y Harry esta vez con su propio pijama gris y granate.

-Hola- dijo Severus estúpidamente mientras se apoyaba sobre los codos. Su voz salió ronca, aún un poco dormido, y una sonrisa boba se apoderó de su boca. Su cuerpo seguía cubierto, solo le había bajado un poco los pantalones, así que sus cicatrices estaban a salvo, lo que le proporcionaba un gran alivio.

-Buenos días- contestó Harry, coqueto.

Sin embargo, Severus también recordó, a la vez que Harry aumentaba el ritmo, que habían acordado ir despacio y no precipitarse. Se imaginó cómo debía de haberse sentido el chico despertándose con él erecto al lado y la sonrisa se borró de sus labios. Le acarició la mejilla, estudiando su cara con cuidado.

-No tienes por qué hacerlo- Harry le dio un apretón y un gemido traicionero se escapó de los labios de Snape haciendo a Potter sonreír.

-Quiero hacerlo- dijo.

-¿Seguro?- Severus estaba preocupado por él. No quería que se presionara.

-Sí- Harry se recostó a su lado y siguió masturbándolo. El profesor sentía mariposas en el estómago porque su novio lo tocara de esa manera, y no pudo contener un sonrojo de adolescente. Le apartó el pelo de la cara y lo besó suavemente en los labios.

La mano hábil de Harry lo hacía retorcerse y gruñir de placer, y él solo lo miraba a los ojos, feliz de que fuera progresando aunque no quería estropearlo todo. Su mirada captó el reloj en la mesilla. Pasaban unos minutos de la hora de levantarse.

-¿No sonó el despertador?- preguntó extrañado, su voz agitada.

-Sonó. Lo que pasa es que tu sueño es malditamente profundo, cariño- Harry le decía "cariño" a veces, pocas todavía porque le daba un poco de vergüenza, y aunque le costaba decirlo cuando la palabra bailaba en sus labios la satisfacción era plena. -Me ha costado mucho despertarte, pero creo que he encontrado un buen método.

Sonrió pícaro, y Severus se sintió simplemente feliz. Se moría por que hicieran el amor, quería hacerlo de la manera más ñoña y azucarada posible, lo necesitaba. Pero no podía decirle eso a Harry, claro, porque sabía que él se obligaría a sí mismo a complacer sus deseos. Y no era su deseo en absoluto que Harry se forzara a tener sexo, aunque fuera aparentemente suave e inofensivo. Ya le estaba haciendo una paja y una parte de Severus dudaba si no era su deber detenerlo. Pero Harry parecía bastante determinado y decidió que podía confiar en él, así que solo se dejó acariciar.

-Lo que tú quieras, mi amor.

"Mi amor" se había convertido en el apodo cariñoso oficial de Harry. Siempre lograba hacerle sentir lo más precioso del mundo, además de a salvo, y esas dos eran las primeras cosas en la lista de prioridades de Severus.

Antes de Tiempo /SNARRY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora