73) Pijama

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Harry comenzó a desabrochar la larga ya conocida hilera de botones de Severus y el profesor, que estaba tumbado bocarriba, comenzó a hablar:

-¿Sabes... el día de mi cumpleaños?- el de ojos verdes asintió con la cabeza, sin mirarlo. -Pensaba que me ibas a follar, la verdad- Harry lo miró con ojos divertidos y extrañados a la vez, sentado en el hueco entre sus piernas ligeramente abiertas -Bueno, y lo hiciste, me follaste con todas las letras, pero no de la manera que yo pensaba. Me pasé toda la tarde con miedo por mi virginidad- Severus rió entre dientes, y verlo feliz ensanchó el corazón de Harry.

-¿Virginidad?- preguntó el chico, apartando tímido la mirada.

-Es que... nunca he sido penetrado- admitió Severus, consciente de que estaba muy sonrojado, mientras Harry que le había abierto la levita y con dedos ágiles le desabotonaba la camisa blanca se detenía ante esas palabras y lo miraba con un batir de pestañas que el profesor no supo si fue intencional o no, pero le hizo sentir mariposas en el estómago. Finalmente iba a pasar.

-No pasa nada. Creo que te va a gust...

Se detuvo en seco, el aire se le atascó en los pulmones, un escalofrío le subió por la espalda y su nuca hormigueó violentamente. Su corazón latió atropellado y el comienzo de erección que tenía desapareció.

El torso de Severus estaba repleto de cicatrices, algunas ya las conocía pero las había olvidado, las del pecho y alguna otra, pero había más, muchas más.

Había pequeñas marcas negras, como quemaduras de cigarro, diseminadas por su piel blanca, y un fantasma de la marca azul de la maldición de las réplicas se insinuaba en el lugar que siempre ocupaba en el centro.

Harry distinguió el comienzo de una cicatriz en su hombro y le bajó la ropa con urgencia, temblando. La cicatriz era enorme, trazaba desde su hombro hasta casi el codo. Le quitó del todo la ropa de la parte superior, allí estaba la Marca Tenebrosa, en el otro brazo más cicatrices y esas quemaduras negras, aunque no muchas, por todas partes.

Quería apartar la mirada, de verdad que quería, pero no podía. Tragó saliva y soltó despacio el aire, que salió de su boca entrecortado.

-¿Ahora le gusta cortarte?- preguntó, casi sin voz. El silencio que había caído sobre ellos lo estaba matando.

Miró por un instante a la cara a Severus, lo justo para ver que asentía despacio. Sobre el rostro del profesor había caído la sombra y miraba a otro lado, avergonzado. No quería ver su mirada de miedo.

A veces se le olvidaba su propio aspecto, las atrocidades que su piel gritaba a los cuatro vientos. Sintió la necesidad de cubrirse pero no lo hizo, solo se quedó muy quieto y sus ojos se movieron nerviosos por el techo.

-¿Y esto?- oyó que decía Harry, apenas audiblemente, posando sus dedos en una marca negra.

-Crucio- susurró Severus rehuyendo su mirada, casi jadeando. Se había acostumbrado a esconder las marcas, nadie veía sus cicatrices desde Harry, y desde entonces se había puesto mucho peor, nunca había estado tan mal con Voldemort, nunca este lo había hecho sangrar por diversión ni nunca se había cebado tanto con la Cruciatus. La maldición del dolor la había recibido tantas veces que el trazo azul era visible en su piel siempre.

Harry se estremeció intentando imaginar todo lo que Severus había sufrido. Le había contado que estaba mal con Voldemort, pero no le había contado aquello. Era simplemente horroroso. Logró apartar la vista de su torso horripilante, pero solo fue peor porque sus ojos encontraron el cabecero de la cama contra el que se había abierto la cabeza.

Se llevó una mano temblorosa a la nuca y se le apareció ante los ojos la imagen de los moratones en su cuerpo. Se insinuó en su trasero la incomodidad, y el optimismo, la alegría irreal que tenía desde que se había echado a los brazos de Severus se esfumó. Pareció recordar todo lo malo de golpe.

Antes de Tiempo /SNARRY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora