79) Destino

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El corazón de Harry latía rápidamente mientras divisaba las sombras de los mortífagos entre los árboles por primera vez, aunque en su mente estaba calmado. Una calma extraña teniendo en cuenta que se había pasado los dos días anteriores temblando de nervios. Sin embargo, sabía mientras caminaba entre la maleza hacia ellos que su calma no duraría mucho.

Ocurrió como pensaba. Entró en el claro del bosque, descubriéndose ante sus enemigos, y, cuando su mirada se cruzó con la de Severus a la izquierda de Voldemort, sus alarmas se dispararon. No había garantías de supervivencia para Severus, era puro azar, la voluntad de aquel asqueroso Tom Riddle, su némesis que tenía delante, lo único en lo que podía confiar.

Observó a Amycus Carrow inconsciente en el suelo, seguramente muerto, y a Voldemort que sostenía la Varita de Saúco. Bellatrix Lestrange y su marido Rabastan, Narcissa y Draco Malfoy, Colagusano, Alecto, Yaxley, Greyback, Crabbe y Goyle (padres e hijos), algunos estudiantes de Hogwarts y otros hombres y mujeres que no conocía...

-Harry Potter- dijo Voldemort, interrumpiendo sus pensamientos y el movimiento de sus ojos siguiendo el semicírculo a su alrededor.

-Tom Riddle- respondió Harry. Apretaba su varita en la mano a pesar de que sabía que un duelo no tendría sentido.

El viento cambió de dirección haciendo sonar las hojas de los árboles y a Harry lo recorrió un escalofrío. La imagen de Seamus y Dean se le había quedado grabada en la retina, y miró a Severus con intensidad, como si quisiera transmitírsela mentalmente.

La furia lo inundó una vez más, mirando a la gente que tenía delante, los culpables de sus asesinatos. Era increíble que alguien pudiera hacer eso. Dos jóvenes que tenían toda la vida por delante, que se amaban... Condenados por un delito inexistente, que no era delito, que Severus y él cometían día tras día y noche tras noche. Sí, pensó, si amar era un delito, él era culpable.

Mirando rabioso al grupo de mortífagos, especialmente a Draco Malfoy, estaba a punto de conjurar una maldición cuando el aire se le atascó en la garganta. Voldemort también había abierto la boca para decir algo, pero ahora ambos se agarraron el pecho con fuerza.

Una imagen flasheó delante de los ojos de Harry. El Guardapelo de Slytherin atravesado por la Espada de Gryffindor en las manos de Hermione. Neville, Ginny y Luna al lado de ella en la oficina de Dumbledore.

La Muerte pasó por él, como seda deslizándose por su piel, pero la guadaña atizó a lo que Harry sentía como su hermano, aquel trozo del alma de Tom escondido en el guardapelo.

Una intensa euforia lo recorrió al ver la expresión de terror en la cara de Riddle.

-¡Nagini!- llamó éste en pársel, la urgencia y el miedo reflejados en su voz por primera vez. -Nagini, ven.

Bellatrix, alterada, se giró hacia su señor y le dijo algo en voz baja. Escuchó el susurro con el que le contestaba y se giró hacia Potter, apuntándole con la varita con cara de asesina.

Harry ya podía sentir el cruciatus en sus huesos cuando de nuevo tuvo que apretarse el pecho por un dolor distinto.

Las manos de Hermione, la Espada y la Copa de Hufflepuff reducida a metal carbonizado sobre el escritorio de Albus.

Jadeó. Riddle gruñó de angustia y Bellatrix abandonó cualquier intención de maldecir a Harry para atenderlo. Severus alzó su varita hacia Potter con expresión amenazadora, pero a Harry solo lo animó. Miró a sus ojos oscuros, que eran como su casa, respirando profundamente. Ya estaban destruidos dos Horrocruxes, solo quedaba uno de los de la oficina de Dumbledore, la diadema de Ravenclaw. Y después solo quedarían él y la serpiente.

Antes de Tiempo /SNARRY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora