36) Cansancio

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-Se acabó- susurró Harry limpiándole las lágrimas de la cara, sonriendo. -Se acabó, Severus. Estás bien.

Harry se quedó mirándole embobado por un momento antes de darle un beso en los labios, retirarse de encima de él y bajarse de la cama.

-Voy a curarte eso- dijo antes de salir por la puerta.

El primer impulso de Severus, que sentía cómo sus músculos recobraban la fuerza poco a poco, fue dejarse llevar por el sueño fruto de la noche en vela, pero luego recordó que eran las ocho y media... ¡De la mañana!... y que en una hora empezaba su larga y asquerosa jornada de clases, y se obligó a sí mismo a permanecer despierto con un bufido.

Harry apareció poco después con el botiquín, limpió las manos de ambos y la sangre del pecho de Severus de un pase de varita, y se quedó examinando sus heridas.

-¿Qué te pasó en la cabeza?- preguntó entornando los ojos.

-Bueno...- dijo Severus con su voz ronca. -Es que intenté quedarme inconsciente...

Harry se quedó con la boca abierta.

-Dios, qué bruto... Podías haberte hecho algo serio- le dijo mientras le daba un pequeño vial. -Toma, para la ronquera.

Severus bebió tras comprobar (para indignación de Harry) si era la poción correcta, se aclaró la garganta y probó su voz.

-Gracias- sonó como siempre, perfectamente bien. -Me di bastante fuerte, no conseguí quedarme inconsciente pero creo que fue porque la maldición tiene algo que lo impide, como para que no puedas escapar del dolor.

Potter, después de intentar sin éxito reprimir un escalofrío, lo desnudó mágicamente y le realizó un exhaustivo hechizo de limpieza para deshacerse de todo el sudor. Entonces se enfrentó a los cortes. Empezó por el de la cabeza, que era el que no paraba de sangrar, goteando un poco sobre la cara del profesor y manchando su cabello. Harry lo limpió con cuidado y lo cerró con magia.

Se dirigió entonces a los de su pecho. Eran peores de lo que creía, y estaba casi seguro de que dejarían cicatriz. Por lo que parecía, Snape llevaba bastante tiempo con ellos abiertos, y Harry casi vomitó al imaginarse cómo Severus hincaba las uñas en el corte sangrante una y otra vez.

Severus, gratamente sorprendido por las nociones de medimagia que Harry tenía y agradecido por sus cuidados, vio su leve indisposición y llevó una mano a su mejilla, obligándolo a mirarlo, y le dijo:

-¿Estás bien?- la vista de las heridas de su pecho no era agradable, se había destrozado la piel alrededor de aquella marca endemoniada que ahora era apenas visible, de color azul pálido.

-Sí, sí, claro que estoy bien- dijo Harry reponiéndose rápidamente y sacando una gasa y alcohol. Agarró la mano que Severus había dejado en su mejilla y la apretó con cariño. -Esto va a escocer un poco- y quien decía que iba a escocer un poco, decía que iba a quemar como el infierno, pero Severus llevaba doce horas pasándolo peor que en el infierno, así que ni siquiera se movió cuando el chico le pasó con mucho cuidado y cariño la gasa por las heridas.

Luego, le cerró los cortes con magia, aunque fue un poco difícil.

-Creo que quedarán cicatrices de algunos de estos- susurró con pena al acabar. -Lo siento, hice todo lo que pude. Ya sabes lo que opino de no ir a ver a Pomfrey, pero no me parece momento para una discusión- su mirada subió desde las cicatrices a su cara, y al encontrarse con sus ojos negros Harry compuso una especie de sonrisa triste que a Severus le pareció adorable. -¿Quieres Sueño sin Sueños para quedarte durmiendo tranquilo el resto del día?

Severus lo atrajo a un beso, aún desnudo.

-Gracias, Harry, lo has hecho maravillosamente bien. Y no, no quiero Sueño sin Sueños. Sé que no te va a gustar esto, pero voy a ir a clase.

Antes de Tiempo /SNARRY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora