Casi dos semanas pasaron desde la partida de Invernalia. Lyanna salió de su tienda temprano y se acercó a alimentar a su yegua y después de aquello fue a sentarse en un tronco cercano observando el paisaje. Se encontraban en el Tridente, al menos cerca de él. El lugar donde Rhaegar Targaryen murió susurrando el nombre de una mujer. Pensó en buscar el lugar exacto donde el príncipe dragón había caído.
— No hablamos... desde hace tanto —la voz de Jaime Lannister la interrumpió.
— Es cierto —sonrió Lyanna haciéndole espacio a su lado —. No me malinterpretes, pero te extrañe.
El pecho del caballero pareció expandirse y un gran peso pareció desaparecer de él. Repentinamente, Jaime se dio cuenta de que sus piernas se tocaban en el estrecho tronco. Se quedaron en silencio en silencio un momento.
— Mi hermana invitó a las Stark y a su Septa a viajar con ella —dijo el Lannister para interrumpir el silencio —. Pensé que te había invitado con ellas.
— Supongo que no lo hizo, aunque he estado muy distraída estos días —Lyanna respondió con los ojos cerrados y Jaime se sintió culpable por lo mucho que la chica confiaba en él —. Ya sabes, dejar el hogar y pensar constantemente en todo lo que deje atrás.
— Jon Snow.
— Sí, pero no solo él —Lyanna comenzó a mirarlo con los ojos brillantes —. Bran es como mi hermanito. Y su vida... — trago saliva— su vida cambiara.
— Entonces... estamos en el Tridente —Jaime cambio el tema —. Pensé que estarías ansiosa por escuchar alguna historia.
— No. Ya lo sé. Robert le reventó el pecho al príncipe dragón, ganando así su corona —suspiro la muchacha mientras estiraba sus piernas —. ¿Tú harías eso? ¿Iniciar una guerra por amor?
— Sí. Definitivamente —respondió el caballero sin dudar —. ¿Tú no?
— Sí. Para proteger a mi familia o algo así.
Jaime Lannister pareció dudar un poco pero su rostro, orgulloso como siempre, no dejo entrever su inseguridad.
— Si tu bastardo te pidiera matar a alguien, para protegerlo, ¿lo harías? —pregunto mirándola fijamente, sin perder detalle de su reacción.
— Depende —respondió Lyanna con suma tranquilidad.
— ¿Depende?
— Claro —la chica asentía mientras hablaba —. Si me pidiera que le cubriera la espalda en batalla, si lo hiciera. Pero creo que un amor sincero, al menos un amor que valiera la pena, no te pediría matar a alguien solo para evitar, por ejemplo, enfrentar las consecuencias. No soy alguien demasiado religiosa, pero creo que arder en el infierno por quitar una vida inocente no es algo que alguien que te ama te pediría.
Lady, la loba de Sansa, había muerto a consecuencia de que el estúpido príncipe Joffrey había atacado a Arya y Nymeria, la loba de la pequeña, la defendió hiriendo al príncipe y condenando a muerte a los lobos, pero la culpable de las heridas de Joffrey huyo.
Lyanna caminaba entre las tiendas completamente enojada maldiciendo al príncipe y a la reina con todas sus fuerzas. Había pasado las anteriores tres horas turnándose para consolar a ambas hermanas y ahora, agotada y malhumorada, Jory la había llamado ya que Lord Eddard la llamaba a su tienda.
— Mi lord —saludo Lyanna mientras Ned la invitaba a sentarse —. Lamento no estar más presentable pero su llamado llego de sorpresa.
Una vez que un guardia de la reina le informo esa mañana que pararían a lo largo del día se puso un vestido, solo para sentirse bonita, pero ahora su vestido estaba lleno de lágrimas y mocos.
— Tranquila. Más bien gracias por ayudarme con mis hijas.
— Las amo como si fueran mis hermanas mi Lord, es un placer —sonrió Lyanna al Lord.
Después de unas cuantas cortesías, Lyanna observo como el Lord de Invernalia y ahora Mano del Rey, se ponía serio y su cansancio se derramo a través de sus ojos.
— Te llame por que el Rey ya me informo sobre tu destino Lyanna. Estas comprometida.
La muchacha se quedó estática observando al Lord, como si esperara que bromeara. Una vez que Lyanna dejo los muros de Invernalia asumió que la comprometerían pronto, pero no tan pronto. Se puso pálida y sus piernas comenzaron a temblar. Pensó en Jon Snow y tuvo la tentación de correr hacia su yegua y montarla hasta el muro.
— Y... ¿Quién es? —su voz salió de manera automática. Solo tendría que distraerle y fingir entereza para poder huir. En una pequeña parte de su mente sabía que no sería capaz de hacerlo.
— Cuando Jon Arryn murió el Oriente quedo sin Guardián y Robert no quiere nombrar al hijo de Jon. El puesto... será de Jaime Lannister, pronto, por lo que al llegar el Rey le dará una absolución y dejará la guardia real. Necesita una esposa para mantenerle vigilado.
— ¿Tywin Lannister está de acuerdo? —Lyanna no sintió nada, solo un vacío al sentir la noticia —. Al fin y al cabo, soy una bastarda legitimada de una casa menor.
— Lord Lannister estuvo de acuerdo con todo una vez que Robert le comunicó su decisión. Igual ser Guardián del Oriente es un puesto temporal ya que heredara el Occidente con la muerte de su padre —el tono de Ned detonaba algo de pena por la chica que, a pesar de su cara de póker, él sabía que ella se sentía perdida.
— ¿Él lo sabe? ¿Ser Jaime?
Lord Stark solo logro asentir antes de que ella se disculpara y corriera a su tienda.
Jaime Lannister dejo a su hermana en el carro real después de uno de sus encuentros y se dirigió a su tienda cuando Lancel, su primo y escudero del Rey, le llamo a la carpa del monarca. Malhumorado y maldiciendo por lo bajo entro y vio al gordo asqueroso de Robert que estaba con una chica que había mandado a traer en su regazo.
— Mi Rey, ¿Qué necesita? —preguntó mientras hacia una reverencia.
— Hablar contigo Lannister —el tono del rey era tosco como siempre cuando se dirigía a él —. Te nombrare Guardián de Oriente al llegar a la capital.
Su hermana Cersei había convencido al rey de hacer eso ya que le negó el puesto de Mano del Rey. Jaime sonrió por lo bajo haciendo otra reverencia.
— Usted me honra mi rey —comenzó el caballero, pero se vio interrumpido por la voz burlona de Robert.
— Por eso al llegar dejaras la guardia real. Tu padre se dirige a Desembarco del Rey para preparar la boda. Está muy emocionado y orgulloso —Robert se regocijo al ver la expresión de furia y confusión del caballero —. Te conseguí una buena novia, de esas cuya casa sirvió a los dragones, como tú.
Al ver que el rey no continuaba, Jaime se obligó a hablar, evitando que el veneno saliera en sus palabras. Habría gritado y golpeado al rey ahí mismo, pero la imagen de su padre y el hecho de que él haya estado de acuerdo en semejante payasada le detuvo.
— ¿Quién es su alteza, claro, si puedo saber su nombre?
— Lyanna Dayne, la bastarda esa que reconocí como hija de Arthur Dayne.
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Guardián
FantasyLa historia de Lyanna Dayne, la bastarda legitimada de Arthur Dayne, que se vera envuelta en el Juego de Tronos, pero su destino es un poco mas grande que ese. Todos los personajes de Juego de Tronos pertenecen a George R. R. Martin y HBO, solo Ly...