Capítulo IX

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La última vez que Lyanna había visto a Theon Greyjoy fue hace casi un año, cuando le vio salvar a Sansa de las garras de Ramsay Bolton en una de sus visiones. La última vez que lo vio en persona fue hace más de seis años, cuando se despidieron en Invernalia.

Ahora, después de todo lo que paso, era el segundo al mando de su hermana Yara ya que sus tíos, exceptuando Euron, habían sufrido trágicas muertes. Su flota resguardaría la flota de la reina durante el camino hacia Desembarco del Rey.

Solo era un año mayor que ella y se veía peor. Increíblemente delgado con los ojos hundidos y múltiples cicatrices en todas las partes visibles de su cuerpo. Sus pasos eran débiles y sus manos temblaban cuando se acercó.

Jon, con los pasos firmes le tomo del cuello de un segundo a otro y amenazó con lanzarlo al mar.

- Solo no te mato por lo que hiciste por mi hermana.

Daenerys observaba todo desde la punta del barco. Ella y Jon se habían hecho extremadamente cercarnos aquellas semanas de viaje lo que hacía que la Reina este incómodamente pendiente de Lyanna, viendo como esta, al alejarse Jon de Theon, se acercaba lentamente y acariciaba su mejilla.

- Es bueno verte – sonrió Lyanna ante un estupefacto Theon –. Aunque te ves horrible.

Lyanna llevaba el cabello suelto y despeinado, desigual y bastante maltratado al igual que el vestido azul que llevaba. Su rostro estaba lleno de cicatrices y sus manos, alguna vez suaves y cuidadas, estaban tan ásperas como las de un guerrero. Theon solo pudo pensar que en que ambos habían muerto en aquellos años.

- Creo que no tienes derecho a burlarte – respondió con la voz temblándole.

Ella solo río con alegría mientras se fijaba en el ceño fruncido de Jon para clavar la vista en los ojos de Theon.

- Lamento todo lo que te paso – dijo Lyanna con voz dulce –. No sabes cuánto lo lamento.







- ¿Qué harás cuando lleguemos allá? – Lyanna, a medida que se acercaban más y más a su destino, se veía muy... afectada –. Tu... podrías esperarnos en la flota. No tienes por qué...

- Tyrion – ella, que paseaba por su camarote, se dio la vuelta para observarle. El enano noto que la voz de Lyanna era mucho menos indiferente desde que la encontraron después de su encuentro con los muertos –. Hice un juramento. No dejare a Jon en ese nido de serpientes.

- ¿Cuándo los veas? – Lyanna no respondió –. Él está bien. Me dijo que los niños están bien.

- Lo sé. Los observo a veces – susurro Lyanna –. Ellos no me recuerdan. Tu hermana está embarazada, o eso dice. No me necesitan. Yo solo... interrumpiría sus vidas. Lo mejor es que no sepan que soy yo.

Tyrion se sirvió un par de copas de vino y le paso una a Lyanna.

- Los rumores son fuertes – le conto Tyrion –. En las ciudades ya se rumorea que una Lady que resucito entre los muertos es quien protege a la Reina de Dragones. Que los Lannister se unieron en contra de los Lannister.

- Cersei se enterará, pero no lo creerá. Jaime – Lyanna hizo una pausa al mencionarlo – no se enterará de nada. Nunca se entera de nada. Y ella ama a mis hijos, no hará nada para lastimarlos.

- La subestimas.

- Tal vez.

- ¿Y Jon Snow? – pregunto Tyrion, completamente cansado, mientras bebe de su copa –. Varys cree que... un matrimonio con Daenerys sería una alianza ventajosa.

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