Cersei Lannister no se tomó nada bien el compromiso de su hermano. Él se mostró molesto e irritado con la perspectiva de su matrimonio lo que la alegro. Su Jaime le prometió que nada cambiaria entre ambos, que cuando se casara con la bastarda esa, él encontraría la excusa perfecta para estar junto a ella y sus hijos. Solo necesitaba un niño con apellido Lannister para después poder deshacerse la maldita Lyanna Dayne. Jaime Lannister sería pronto un pobre viudo que tendría que criar a su hijo en solitario.
Jaime Lannister mintió de manera magistral a su hermana, que con el tiempo ya no lo conocía como solía conocerlo. Fascinado con la sensación cálida que le invadía cada vez que estaba con Lyanna se aseguró de dar la imagen de una verdadera pareja comprometida y enamorada, aunque bien sabía que Lyanna lo veía como un gran amigo... y él no tenía muy en claro sus sentimientos hacia ella.
Sansa grito de emoción al saber del compromiso de Lyanna.
— ¡Serás mi tía! — grito la pelirroja emocionada —. Claro, cuando me case con el príncipe. Seremos familia de verdad.
— Ya somos familia de verdad —aclaró Arya con voz seria —. Siempre lo fuimos.
Nadie en Invernalia sabía o sospechaba del romance entre Jon y Lyanna, pero Arya siempre pareció sospechar. Siempre había sido la única que siempre le prestaba atención a su medio hermano y siempre vio la mirada emocionada que siempre le dirigía a Lyanna y como ella parecía hasta respirar mejor cada vez que Jon andaba cerca.
— ¿Estas feliz? ¿Feliz de verdad? — le pregunto Arya mientras cabalgaban juntas casi una semana después del anuncio del compromiso.
— Lo seré — respondió con sinceridad Lyanna, pensando en lo bien que Jaime le hacía sentir.
— Jon será feliz si tú lo eres — dijo Arya después de un momento, antes de adelantarse para alcanzar a su padre.
Lagrimas gruesas comenzaron a deslizarse por su rostro, sintiéndose culpable por esa felicidad que estaba comenzando a sentir, olvidando a Jon. Lo imagino ahí en el muro, en un principio orgulloso y altivo, pero posteriormente hacerse uno de ellos. Le imagino enseñando a los otros a luchar, como a ella le había enseñado el estilo de lucha del norte, y después liderando a un grupo de capas negras. Lo imagino crecer, imagino como sus músculos crecerían y su cara abandonaría cualquier rastro del niño que había sido. Agradeció a Arya en su corazón, pues si alguien conocía a Jon era ella, y si ella le había dicho que el sería feliz por ella, así seria.
— Mi dulce Lyanna, ¿qué tienes? — escucho la voz de su prometido. Era su voz de cortesía, de que estaba llamando la atención. Estaban muy cerca de la Capital para llamar la atención. Jaime le había estado enseñando todo lo que sabía para sobrevivir ahí.
— Lo siento cariño — Lyanna odiaba la voz de cortesía, pero ambos habían convertido aquello en un juego —. Recordaba el hogar.
Otro código que habían establecido esos días, especialmente cuando a ella le entraba la nostalgia por su amor en el norte y cuando él iba a hacerle una visita a su hermana.
Jaime jamás le confirmo, pero tampoco desmintió, los rumores sobre su relación incestuosa con su hermana, pero Lyanna estaba completamente segura de la veracidad de estos rumores. La manera en la que él se tensaba ante la mención de Cersei y como evitaba el tema, incluso llegando a ser agresivo, habían confirmado los rumores.
Lyanna sentía un cariño absoluto hacia Jaime, pero no lo amaba. Y el soportaba estoicamente su amor a Jon Snow. Pensó en como la influencia que había tenido el norte en ella hacía que le repugnara la idea del incesto, pero en Dorne, a pesar de que ahí también desaprobaban el incesto, le enseñaron a que no se decide a quien amar. Eso le había dicho Ellaria Arena, amante del príncipe Oberyn.
Esa noche, Lyanna volvió a soñar, por primera vez desde que Bran había caído de la Torre Rota.
Se encontraba a los pies de esa torre, viendo a Bran caer. No sentía miedo, no sentía horror, no sentía una necesidad obsesiva por salvarlo, no sentía nada. Vio como un cuervo, ese cuervo que la había acompañado, le enseñaba a volar a Bran. Lyanna se dio cuenta de que... era el lobo de Bran. No supo cómo o por qué, pero supo que ella era el lobo, al menos estaba dentro de él. Entonces Bran voló y ella estaba al lado del niño que estaba en su cama, exactamente igual que el día que se despidió de él. Después de aquello solo escucho la voz susurrante del niño: Se llama verano.
Era el último día de viaje, ese día llegarían a la capital. Y ella se casaría en menos de una semana.
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Guardián
FantasyLa historia de Lyanna Dayne, la bastarda legitimada de Arthur Dayne, que se vera envuelta en el Juego de Tronos, pero su destino es un poco mas grande que ese. Todos los personajes de Juego de Tronos pertenecen a George R. R. Martin y HBO, solo Ly...