Un cuervo había llegado esa mañana. Después de la ejecución de Ned, Lyanna comenzó con dolores punzantes en la espalda. Los Maestres le dijeron que no eran dolores de parto, pero que probablemente sus bebes estaban bajo mucho estrés. Le ordenaron mantener reposo, y por una vez, Lyanna obedeció.
Así que se encontraba en cama cuando Cersei entro a su habitación con los ojos brillantes, seguida por Joffrey. Lyanna se arreglaba lo más que podía, por lo que no era un desastre total en la visita real. Se sentó como puedo y dejo un libro que tenía a un lado.
— Madre, ¿Por qué estamos aquí? —se quejaba Joffrey con tono altanero —. Si necesitamos algo que discutir podemos hacerlo en el salón del consejo.
— Altezas, haría una reverencia, pero me es imposible —comenzó Lyanna, mirando al rey y a su madre—. Es un honor recibirlos, pero no puedo decir que no es una sorpresa.
— Lyanna —saludó Cersei y Joffrey se acercó a besar la mano de su tía. Definitivamente sus modales disfrazaban la crueldad del niño rey—. Mi rey, discutiríamos esto en el consejo, pero este es un asunto de familia. Mi Lord padre envió una misiva... son malas noticias.
— Tiene que ver con mi Lord esposo —infirió Lyanna. Si no hubiera tenido nada que ver con ella, Cersei jamás la hubiera incluido, aunque de alguna forma, la embarazada se estaba ganando la confianza de la reina—. ¿Está vivo?
El rey y la regente vieron a la joven, no mucho mayor que el rey, hablar de la posiblemente de su esposo con entereza y valor mientras sus manos acunaban su inflado vientre.
— Fue capturado por el ejército norteño. Ahora es el prisionero de Robb Stark, ese dijiste que solo es un niño —afirmo Cersei mirando a su cuñada—. Pronto será ejecutado. Tal vez te entreguen su cabeza como regalo por el nacimiento de tus hijos.
— Dije que él no haría nada si su padre regresaba al norte mi reina —Lyanna no desvió la vista —. Ahora estamos en las puertas de guerra.
Joffrey apretó los dientes al ver el intercambio de su tía política y su madre. Pensó ver en Lyanna algo de su abuelo, esa fiereza e inteligencia destellar en sus ojos, y algo de respeto creció en su pecho por ella. No duro mucho, pues ambas mujeres estallaron en llanto.
— Mis hijos conocerán a su padre —decía Lyanna entre lágrimas —. Jaime vale más vivo que muerto, incluso un niño como Robb comprende eso.
— Recuperare al Matarreyes para ti madre. Y para ti tía Lyanna, y mis dulces primos que nacerán pronto —juro Joffrey, adelantándose para limpiar las lágrimas de su madre, para después llamar a gritos a Sandor Clegane, el más reciente miembro de la Guardia Real. Durante su convalecencia, Joffrey había... despedido, de alguna forma, a Barristan Selmy. Como si necesitara más razones para estallar en llanto, Lyanna comenzó a sollozar al enterarse la noticia. Varys le había informado que el anciano estaba a punto de ser arrestado, pero que había derribado a todos los que se interponían a su paso—. ¡Perro! ¡Tráeme a Sansa Stark!
Lyanna tuvo que contener un gemido de terror. Hasta el momento, Sansa había estado relativamente a salvo. Se había llevado un par de golpes para hacer que dejara de gritar por su padre, pero nada muy grave y nada más. Lyanna no sospecho que Joffrey iba a ir a torturarla un poco más. Una vez que el rey dejo la habitación, Cersei se acercó y se sentó a los pies de Lyanna.
— Renly Baratheon se autoproclamo rey y marcha hacia acá con todos los vasallos de Bastión de Tormentas y el ejército de Altojardín. Stannis construye flotas y reúne mercenarios. Robb Stark marcha al sur y, a pesar de su juventud, no ha perdido ni una sola batalla —la voz de la reina era totalmente mecánica —. Tiene a mi hermano, tu esposo, como prisionero. Dicen que desciende por las colinas montado en un lobo más grande que un caballo. Y aquí no tenemos suficiente gente para protegernos. Tengo que preguntar Lyanna... ¿eres una Lannister o una Stark?
Cersei creía que Lyanna se parecía una chica que se casó con un caballero de ensueño y que no sabía mucho de la vida, pero la había observado. Observo que sabía cuándo, cómo y dónde sonreír. Que sabía encandilar a hombres y encantar a las mujeres no confiaban en ella. Y estaba consciente de que Lyanna había decidido no hacer nada respecto al obvio romance entre la reina y su esposo. Pero lo que no había podido decidir era donde residía su lealtad. Si ella no llevara a los herederos Lannister en su vientre, Cersei la hubiera eliminado hace mucho.
— Mis hijos son Lannister mi reina. Y usted bien sabe que una madre es capaz de todo por sus hijos, y por ellos soy una Lannister —la voz de Lyanna sonaba firme y muy dulce—. No mentiré, ame a los Stark, pero jamás hubiera llegado a vivir con ellos si Lord Eddard no hubiera matado a mi padre. No puedo olvidar eso tampoco.
Lyanna era sincera. Sería una Lannister por sus hijos, por esos bebes que ya amaba con cada centímetro de su cuerpo, pero cumpliría sus juramentos con los Stark. Los amo y los siguió amando por muchísimo tiempo.
Cersei solo asintió y dejo la habitación. En algún lugar en el norte, justo en Aguasdulces, los Lores del Norte declaraban a Robb Stark Rey en el Norte.
Al fin el día del parto llego. Lyanna no durmió durante días por los terribles dolores que la sacudían. Su cuerpo parecía partirse a la mitad, pero se negó a la leche de amapola ya que en varios escritos estaba que podría hacerles daño a sus hijos. Así que estuvo en trabajo de parto por casi tres días.
La reina estuvo con ella todo el tiempo, y cuando el dolor se hacía aún más intenso, Lyanna creía ver el rostro de su esposo en Cersei. Primero nació un niño, un niño hermoso de cabello oscuro como el de su madre, al menos tenía unas cuantas pelusillas oscuras en su cabeza. No abría los ojos aun, pero Cersei afirmo que, a pesar del cabello oscuro, tenía la cara de su hermano. El niño no paro de chillar, y Lyanna tampoco, hasta que pusieron el pequeño bulto en los brazos de su madre.
Lyanna quedo totalmente enamorada del pequeño niño y tenía la intención de no dejarlo ir jamás hasta que la voz de uno de los maestres que le ayudaban le dijo que faltaba un bebe más. Que debía pujar otra vez.
Que el segundo saliera fue un poco más fácil que el primero, y otra vez el dolor pareció desaparecer de Lyanna cuando su segundo bebe comenzó a chillar. Esta vez era una niña, más parecida a Lyanna, afirmaron todos, pero su pelo era de un rubio dorado, el mismo rubio que de la reina.
— Mellizos —afirmaba un maestre mientras la limpiaban —. Algo común entre los Lannister mi Lady. Ambos niños parecen estar bien y llenos de vida. Felicidades.
Lyanna se encontraba sentada en su cama con una almohada acomodada para poder ver a sus dos bebes. Se había negado a llamar a una nodriza que amamantara a sus hijos, lo hizo ella misma.
— ¿Cómo los llamaras? —preguntó Cersei observando a la joven madre mirar a los bebes Lannister con un amor increíble, totalmente confiada de que esos niños eran la clave para mantener a Lyanna fiel a su casa.
— Una vez discutimos con Jaime sobre como llamar a nuestros hijos —una sombra paso por el rostro de Cersei. Lyanna se preguntó por qué, ya que ella sabía que la reina... recibía visitas del primo Lancel a altas horas de la noche—. Ella es Joanna, Joanna Lannister —susurró acariciando la mejilla de la bebé dormida—. Y él es Arthur, Arthur Lannister. Se llaman como su madre alteza y mi padre, en su honor.
Lyanna no agregó que pensó en llamar a su pequeño Eddard, pero eso era mucho tiempo atrás, cuando tenía un matrimonio feliz.
Mirando a sus hijos rogo a los dioses por ellos, por su protección. Rogó por Arya, a quien había logrado deslumbrar a través de sus gatos, y sabía que era escoltada al norte como un recluta de la Guardia Nocturna. Rogo por Jon a quien jamás dejo de amar, por Bran y Rickon, que estuvieran bien en Invernalia. Por Robb y Catelyn, que estuvieran a salvo. Incluso por Theon, que por favor tomara buenas decisiones.
Y por último rogó por su esposo, pidiendo a los dioses que regresara junto a ella para que sus hijos crecieran con un padre.
Cuando la reina dejo la habitación y un par de doncellas ponían a sus hijos en su cuna, Lyanna vio a un cuervo parado en su ventana mirándola fijamente, recordándole que los dioses eran todo menos misericordiosos.
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Guardián
FantasyLa historia de Lyanna Dayne, la bastarda legitimada de Arthur Dayne, que se vera envuelta en el Juego de Tronos, pero su destino es un poco mas grande que ese. Todos los personajes de Juego de Tronos pertenecen a George R. R. Martin y HBO, solo Ly...