Cuando llegaron las noticias de la muerte de Willem Lannister, Ser Kevan quedo destruido. Lancel seguía recuperándose de una herida infectada desde la batalla del Aguasnegras y Martyn Lannister, hermano gemelo de Willem, seguía prisionero del Norte. Lyanna no pudo evitar sentir pena por el hermano de su suegro y se encontró rezando por la vida de sus cuñados que no eran más que niños atrapados en una guerra... ¿pero acaso Robb no era un niño también?
A razón de la pena por la que atravesaba Ser Kevan, Lord Tywin le encargo a Tyrion reconstruir los muros de la ciudad, por lo que Lyanna apenas pudo mantener un par de conversaciones con él desde su boda con Sansa. Y no ayudaba mucho a su situación que todo el castillo sabía que la más reciente Lady Lannister aún era doncella.
Lyanna había pasado todo el tiempo posible con Sansa, cuya tristeza parecía agudizarse con el paso de los días. Y nada parecía consolarla.
A ordenes de la reina, Lyanna seguía, de alguna manera, prisionera en su habitación. Podía salir, pero cada vez que salía sentía los ojos de alguien siempre siguiéndola. No entendía por qué. Si, había cometido el error de interceder por Sansa, pero eso no justificaba tanto recelo por parte de la corona. O tal vez no había aprendido lo suficiente sobre el Juego de Tronos.
Así que en medio de su enclaustramiento y durante la siesta de sus hijos salía a pasear a la ciudad en sus gatos. Siempre seguía a alguien conocido. Y esta vez le tocaba a Tyrion, quien había ido a... encontrar a cierto bardo que conocía a su puta. Shae. Lyanna al fin aprendió su nombre y supo que Tyrion estaba haciendo lo posible por sacarla del continente. Lo que más llamó la atención de Lyanna fue que la historia de amor de Tyrion había inspirado una canción, una canción hermosa, que días después Lyanna se encontró cantando a sus hijos.
"For hands of gold are always cold
But woman hands are warm"
Y su vida siguió una rutina que la hundía cada día un poco más, hasta que le encomendaron una tarea. Recibir a los representantes de Dorne.
Así que ahí estaba, al lado de Tyrion, con Bronn y Pod detrás, viendo llegar a casi trescientos hombres en caballos.
— ¿Alguno de ellos es el príncipe Doran? —le preguntaba Tyrion después de protestar un poco. Joffrey tendría que haberlos recibido en persona debido a la importancia actual de mantener la alianza con Dorne.
— No. Y tampoco creo que Doran dejaría Lanza al Sol por un simple puesto en el consejo.
Pronto las sospechas de Lyanna se confirmaron. Al parecer, el Príncipe Oberyn había llegado a la ciudad la noche anterior.
— ¿Y dónde podríamos encontrarlo? —pregunto Tyrion mientras se subía a su caballo y cabalgaba al lado de su cuñada.
— Un putero —señalo Lyanna —. El viaje es considerablemente largo y el Príncipe Oberyn es un hombre... interesante. ¿Tal vez el putero de Meñique?
Y ahí fueron. Lo encontraron a punto de cortarle los dedos a un par de soldados Lannister. Lyanna se emocionó al saber de qué uno de los príncipes de Dorne vendría, ellos eran lo único que le quedaba de su madre y de su padre. Se corrigió un poco ya que al pensar en su padre era el rostro de Eddard Stark el que aparecía en su mente, pero se obligó a pensar en un hombre con ojos violetas ya que jamás lo había visto.
Oberyn Martell apenas había envejecido en los casi diez años en los que no lo había visto, pero su sonrisa traviesa la transporto a aquellos días en los que lo espiaba entrenar solo con su lanza.
— Mi dulce Lyanna, te has puesto más hermosa de lo que jamás pensé —el príncipe se acercó a ella, ignorando totalmente a Tyrion, inclinándose y besando su mano con galantería —. Me recuerdas a tu tía Ashara.
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Guardián
FantasyLa historia de Lyanna Dayne, la bastarda legitimada de Arthur Dayne, que se vera envuelta en el Juego de Tronos, pero su destino es un poco mas grande que ese. Todos los personajes de Juego de Tronos pertenecen a George R. R. Martin y HBO, solo Ly...