Capítulo IV

756 81 1
                                    

- ¿Qué son? – preguntó Jojen a Hoja. Los niños del bosque se la pasaban trabajando con vidriagón –. ¿Lo que hacen?

- Armas – Hoja respondió en aquel tono triste de siempre –. Pronto dejarán esta cueva. Y les queda un largo camino hacia la tierra de los hombres.

Un par de ellos susurraban en su raro idioma mientras trabajaban.

- ¿Magia? – Jojen observó como un par de espadas adquirían una tonalidad blanca y brillante –. Parecen hechas de hielo.

- Como el muro – aclaro Hoja –. No todo en él es hielo.

Jojen se alejó pensativo de los niños. Su hermana se encontraba cazando por el bosque, Hodor paseaba por ahí y Verano cuidaba a Bran como siempre desde que el cuervo había decidido profundizar en las lecciones de Bran y Lyanna. Melancólico, salió de las cuevas para ver el cielo. Cada día era más frio, cada día más árboles morían. En sus visiones, el día en que muere, es especialmente oscuro. El único Arciano que está intacto era el gigante a su alrededor. Y, en medio de la oscuridad, veía a su hermana huir de la muerte junto a Bran y a Lyanna, quién llevaba las espadas que fabricaban los niños del bosque en su espalda. Ese día estaba más cerca de lo que pensaba.

Cuando conoció a Bran, Jojen siempre hablaba de sus visiones para que el niño perdiera miedo a la magia, pero desde que llegaron a esa cueva, el terror le invadía cada vez que pensaba en su destino.

En medio de sus pensamientos, se encontró caminando hacia la cueva del cuervo, donde Lyanna y Bran eran sometidos a sus entrenamientos. Cosa que no era muy interesante de ver, nada comparado con ver a Meera y Lyanna entrenar en las artes de la guerra.

- Creo que conversan – Meera interrumpió sus pensamientos mientras se sentaba en una de las raíces y Verano se acercaba para apoyarse en ella –. Lyanna y Bran.

El muchacho observó las posiciones de los mencionados. Al principio, cuando Lyanna acababa de llegar a la cueva, ambos se desparramaban, perdiendo la conciencia casi de inmediato. Ahora, Bran estaba acomodado de manera prolija, casi elegante, detonando su progreso a la hora de controlarse. Lyanna estaba en una pose de meditación perfecta, exactamente frente a Bran.

- Tienen que desarrollar un lazo – contesto Jojen a su hermana –. Un lazo más fuerte del que los une ahora.







- ¿Él es Aemon? – preguntaba Bran en medio de sus visiones mientras señalaba al hombre alto y regio que acompañaba a una joven delicada. Ambos tenían cabellos de plata. El cuervo había decidido que tanto Lyanna como él tomaran sus lecciones juntos –. ¿El caballero dragón?

- Totalmente enamorado de Naerys – completo Lyanna –. Los he seguido desde niños. Aegon tenía todo el potencial para ser un gran rey, pero desde niño adquirió comportamientos... crueles. Su hermano, Aemon, es mil veces mejor.

- Si, pero no estamos aquí para ver la historia de las canciones – el cuervo les hablo a ambos –. Tengo algo que mostrarles.

Lyanna comenzó a caminar seguida de Bran, que parado y caminando era mucho más alto de lo que alguna vez fue Robb. Al menos, así aparecía en las visiones de ambos.

Vieron a Daemon Fuegoscuro, a Aegor, Mia y Gwenys Ríos y a Shiera Estrellademar. Faltaba Brynden Ríos, pero asumieron que era el hombre que abrazaba a Shiera.

GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora