— Ellos son Joanna y Arthur Lannister —presentó Lyanna a sus hijos.
El más reciente Mano del Rey había llegado a desayunar con su cuñada, y obviamente, conocer a sus sobrinos. La noche anterior había mandado a Janos Slynt al muro, antes de que aquel hombretón partiera a Harrenhal. Se veía algo cansado, pero sus ojos brillaron al ver a los dos bebés juguetear con sus manos.
Tyrion vio en aquellos niños mucho de su hermano, a diferencia de los príncipes, en los que vio mucho de su hermana cuando los conoció. Sin embargo, no solo vio a Jaime en aquellos niños, también vio a Lyanna lo que le lleno de un sentimiento cálido que jamás sintió.
El niño clavo los ojos en él y dejo ir un gorgoteo, ese tipo de risa que solo dejan escapar los bebés. Arthur era un bebe gordo con ojos resplandecientes, ojos Lannister. Joanna tenía el cabello de un Lannister, pero los ojos de su madre. Tyrion pensó que Jaime había hecho un buen trabajo, por primera vez.
— Se ven hermosos y llenos de salud Lady Lyanna —sonrió el enano acercándose a su cuñada —. Se... lo difícil que debió ser la situación para usted, pero estoy seguro de que estos niños le dieron esperanza cuando todo fue más oscuro.
— ¿Por qué tanta formalidad Tyrion? —Lyanna le dedico una resplandeciente sonrisa —. Ya hemos sido compañeros de copas antes, no veo por qué volver a la extrema formalidad.
El enano sonrió al ver que la esencia de la chica que había conocido en Invernalia seguía presente en la chica, aunque su rostro que era joven y lleno de inocencia comenzaba a detonar lo agotada que estaba.
— Estoy de acuerdo Lyanna, aunque, a decir verdad, jamás pensé que acabaríamos siendo familia —Tyrion, con total confianza, comenzó a servirse vino y se sentó en la cama, junto a sus sobrinos—. Y por eso tengo que hablar contigo.
— ¿Qué pasa ahora? —pregunto Lyanna con cautela mientras se sentaba al otro lado de sus hijos —. ¿Es Jaime?
Tyrion sonrió con pena al verla.
— Estamos en guerra —explicó Tyrion —. En contra de tu familia. Y aún así, estas aquí. Yo sé porque estás aquí —el enano tomo ligeramente la mano de Joanna—. Pero debo asegurarme de que sabes todo lo que implica estar aquí.
Lyanna le dirigió una mirada gélida al enano, pero se mantuvo en silencio, invitándolo a continuar.
— Stannis Baratheon envió cartas a todo el Reino, diciendo que los hijos de mi hermana... son hijos de mi hermano —los ojos de Tyrion recorrieron el rostro de la Lady.
— No soy ciega Tyrion —susurró con delicadeza—. Obviamente sé que mi esposo folla con su hermana. O lo hacía. Estoy segura de que dejo de hacerlo durante nuestro último tiempo juntos.
Tyrion se vio sorprendido, y no porque Lyanna afirmaba saber todo.
— Le amas. A Jaime —puntualizó el enano —. No pensé que lo hacías.
— Creo que ame a tu hermano —afirmó Lyanna—. Tenemos dos hijos y estoy unida a él hasta que alguno de los dos muera.
— Entonces debes saber los alcances de mi hermana.
— Sé que Eddard Stark murió por hacer demasiadas preguntas. No necesitas decirme los alcances de tu hermana Tyrion —respondió Lyanna.
— Pero no has visto aun lo que es capaz de hacer por sus hijos —Tyrion se puso de pie para servirse más vino —. Lo que le hizo a Ned Stark fue más para salvarse el pellejo. ¿Sabes lo que hizo para evitar que el reinado de Joffrey se vea más amenazado?
Lyanna solo pudo negar con la cabeza.
— Mando a matar a todos los bastardos de Robert. Niños, jóvenes, bebés. Todos —susurró Tyrion viendo su copa fijamente —. Todos niños hermosos de cabello negro y ojos azules como una tormenta.
— No quería que se rebelasen. No quería que se repitiera lo de los Fuego Oscuro —Lyanna sintió temor—. Pero por lo que veo, esos bastardos eran el menor de sus problemas ¿no?
Fue ese comentario que decidió que Tyrion Lannister confiaría en Lyanna, ahora Lannister.
Lyanna paseaba en un carrito a los gemelos, seguida de un par de doncellas y Sansa. La pelirroja se mostraba siempre agradecida con Lyanna cuando solicitaba su presencia, pero debía admitir que ya no confiaba en nadie. Se había prometido jamás confiar en un león otra vez, y su amiga paseaba orgullosa luciendo ese anillo con el león grabado.
— Sonrisas y canciones —susurró Lyanna cerca de Sansa después de pedirle que le ayudara con el carrito. La joven madre tenía un humor particularmente oscuro ese día—. Eso me dijo tu madre una vez, cuando le pregunte cómo comportarme cuando fuera doncella de la corte. Pero no volví a cantar. Y tú no volviste a sonreír.
— ¿Cómo puedo volver hacerlo? Yo...
Sansa se quedó en silencio al ver a Cersei caminar hacia ellas, escoltada por varias damas y aún más guardias. Lyanna hizo una reverencia junto a Sansa. La pelirroja se preguntó si ellas eran algún tipo de amigas, ya que pasaban mucho tiempo juntas.
— Majestad —saludaron todas las mujeres.
— Lady Lyanna, Lady Sansa —la reina dedicó una sonrisa a las otras damas, se acercó al carrito para ver a los bebés y miro a Lyanna —. Querida cuñada, ¿podemos tener unas palabras a solas?
— Claro que si Majestad —Lyanna despidió a todas sus acompañantes, incluida Sansa. Cersei se puso a su lado y le ayudo a empujar el carrito —. ¿Pasó algo? ¿Está bien?
Cersei camino en silencio un momento, lo que llamó la atención de Lyanna, que se acercó a una banca, poniendo a los bebés delante de ella e invitó a la reina a sentarse a su lado.
— La gente comenta sobre el tiempo que pasas con Tyrion —Cersei decidió no dar rodeos —. Y el Gnomo no es alguien en el que debas confiar.
— Tyrion es familia —Lyanna se aseguró de dar toda la sorpresa posible a su tono de voz —. Y Jaime siempre me habló sobre lo bueno que era Tyrion. Y él quiere pasar tiempo con los bebes. Como único hermano varón de mi esposo tiene el deber de velar por mis hijos en la ausencia de su padre.
— No te dejes engañar por él Lyanna. Tyrion cree ser más brillante que todos...
— Él es brillante majestad, eso no se puede negar —Lyanna hablaba con completa tranquilidad mientras jugaba con sus bebés —. Pero nadie puede negar que usted es la mejor a la hora de jugar el juego de tronos. Si nuestra familia va a ganar esta guerra, debemos estar más unidos que nunca.
Cersei observó a la Lady mientras esta hablaba. Desde fuera parecía que tenían una conversación normal, al parecer sobre los bebes. Las otras damas, los guardias y los empleados que paseaban por ahí jamás podrían adivinar que esas mujeres decidían el futuro del reino.
Sin embargo, Tyrion le había advertido que tendrían esa conversación. El enano no era el mayor fan de la reina, es más, despreciaba a su hermana, pero Jaime la amaba. Y si Jaime la amaba, Tyrion haría lo que sea para proteger a esa mala mujer. Lyanna pensó que también lo haría, al fin y al cabo, sus hijos y el mismo Jaime eran las razones por los cuales no había abierto el cráneo de Cersei y lanzado a Joffrey por una ventana en cuanto murió Ned Stark. O antes. Así que, con ayuda de Tyrion, aprendió todo lo que necesitaba para adular y contener a la reina.
— A veces dar la impresión, Lady Lyanna, de que sabes mucho más de lo que demuestras —la reina se puso de pie, alisándose el vestido y dedicándole una sonrisa afilada como cuchillo a su cuñada—. Tal vez es hora de que le saquemos ventaja a tus conocimientos.
ESTÁS LEYENDO
Guardián
FantasyLa historia de Lyanna Dayne, la bastarda legitimada de Arthur Dayne, que se vera envuelta en el Juego de Tronos, pero su destino es un poco mas grande que ese. Todos los personajes de Juego de Tronos pertenecen a George R. R. Martin y HBO, solo Ly...