Capítulo XII

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Jaime observo por la ventana como el carruaje se alejaba lentamente. Bronn no hizo preguntas cuando el Lord lo detuvo y metió a sus hijos a escondidas a su carruaje, la mirada determinada de sus ojos lo había dicho todo.

- ¿Nos vamos de viaje? – había cuestionado Joanna con su vocecilla curiosa mientras su padre los guiaba por un pasadizo secreto.

- Irán. Lord Stokeworth y yo los alcanzare en cuanto pueda – explico sin soltar las manos de sus hijos –. Pero no pueden decirle a nadie lo que está pasando ¿sí?

- ¿Tiene que ver con la mujer que conocimos antes? – pregunto Arthur – Ella era muy buena.

Los ojos de su Arthur brillaban curiosos, pero Jaime no tenia mucha cabeza para pensar en ese momento.

- Les explicare a todo cuando los alcance. Los amo – llegaron al carruaje y metió a sus pequeños rápidamente no sin antes besar las mejillas de ambos. Miro a Bronn que se veía medianamente preocupado –. Llévatelos a tu hogar. De ahí... yo tratare de encontrarme con ustedes, pero si no es así... tienes al heredero de Roca Casterly contigo, si sobreviven a la guerra, será una de las pocas familias que seguirá teniendo poder.

- ¿Qué esta pasando? – Bronn tomo el brazo de Jaime con fuerza, haciendo que lo mirara fijamente – ¿Por qué estoy secuestrando a tus hijos?

- Porque Cersei mato a mi esposa – susurro Jaime cerca de él. Le sorprendió que el hombre no parecía nada sorprendido –. Y temo que, después de enfrentarla, les haga daño.







El segundo paso del plan era alistar su ejército. Por lo menos el ejercito que lo seguía a él, lo que significaba las fuerzas que se encontraban en Aguasdulces y los que habían sido enviados para tomar Los Gemelos ante el asesinato colectivo de los Frey. Eran casi 6000 hombres.

Fue directamente hacia la Torre de los Maestres, dirigiéndose hacia el Maestre Rickard, uno de los encargados de la educación de sus hijos. Envió los cuervos correspondientes y se aseguro que nadie leyera sus cartas. Después fue hacia los generales Lannister que se encontraban en la Fortaleza Roja, con la intención de darles instrucciones. Solo paso un par de horas desde que Daenerys Targaryen había dejado la capital.

- Los hombres de Desembarco del Rey se marcharán en 3 días – su voz era autoritaria y firme.

- Mi Lord – hablo uno de los comandantes frente a él –. Nos tomara al menos una quincena reunir la provisiones necesarias.

- Si el Norte cae, nosotros caemos. Tardaremos al menos un mes en llegar al Norte, ya sea en caravana o en barcos – explico Jaime –. TRES días. El ejército restante se reunirá con nosotros en el Cuello y marcharemos juntos hacia Invernalia.

- Lord Jaime – la voz de Cersei mando una sacudida por todo su ser.

- Majestad – Jaime no pudo evitar que su palabra destilara odio, pero fue ahogado por el saludo de sus hombres al unísono.

- Necesito hablar a solas con mi hermano.

Al escuchar eso, todos los hombres menos el monstruo de su hermana dejaron la habitación. Se encontraban en el mapa que su hermana había mandado a pintar, ese en el que la mujer había deambulado interesada. Comenzó a imitarla, aunque le costó admitir que conocía mucho menos que aquella mujer.

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