La capital lloro la repentina muerte de Lady Lannister, quien con el tiempo se había ganado el cariño de la plebe, ya que fue la única hasta la llegada de la reina Margaery que hacia algo por el pueblo. La gente toco las campanas y lloraron de pena por los hijos, tanto lo hermosos mellizos que eran la luz de la capital como por el niño o niña que no llego a nacer.
Aquella terrible mañana, las doncellas de Lyanna entraron a la habitación. Se extrañaron de encontrarla aun en cama, y planearon dejarla descansar, pero los mellizos no pararon de llorar toda la mañana así que necesitaban que la Lady despierte. Hicieron todo lo que pudieron, pero la Lady no despertaba. Comenzaron a gritar horrorizadas, llamando al primer maestre que encontraron.
Lord Qyburn se encontraba cerca del lugar, así que fue el primero en examinar el cadáver de Lyanna Lannister. Inmediatamente mando a llamar a la reina. Todos los habitantes de la Fortaleza Roja se lamentaron por la reina, que había perdido a un hijo, su padre y su cuñada en menos de medio año.
El ex maestre determino que Lyanna murió por una gran hemorragia interna. La caída que había tenido días antes le rompió, aparentemente, las costillas, aunque los maestres no pudieron determinarlo con toda seguridad gracias al hinchado vientre de la Lady. Se había estado desangrando durante días.
Su funeral fue ese mismo día. Según la reina, era voluntad de Lyanna Lannister que su cuerpo fuera llevado y enterrado en Roca Casterly, por lo que su cuerpo fue llevado en el mismo carruaje en el que hubiera dejado la capital si no hubiera sido por los disturbios de la ciudad.
Cersei brindaba con Qyburn en la oficina del ex maestre, ubicada en las mazmorras de la Fortaleza Roja.
- ¿Lo vio? Son excelentes. Aunque debo decir que pago un precio bastante elevado alteza – brindo Qyburn –. Aun no estoy seguro de como lo hicieron. Solo tenia una herida, bajo la axila izquierda. Murió rápido y sin dolor.
- Salud, por "el dios de muchos rostros" – brindo la reina con tono burlón –. Tal vez la magia existe después de todo.
Tyrion Lannister se encontraba atravesando Volantis junto a Varys cuando escucho la noticia. Después de pasar semanas en una caja mientras atravesaban el Mar Angosto Varys al fin había decidido tener una parada en su búsqueda. En un burdel, propiedad de un amigo de él.
El enano estaba sorprendido por los rumores que escuchaba sobre la Reina de Dragones, aunque aún se sentía escéptico sobre la reaparición de estos, sabia que era verdad. Solo podía pensar en Lyanna, quien le decía que la magia aun existía en aquel mundo extraño. Cuánta razón tenías pensó Tyrion, brindando por su cuñada.
Exactamente dos horas después de haber tenido esos pensamientos, le llego la noticia. De alguna forma, Varys aun tenia amigos e informantes en la corte de Cersei, por lo que fue una de las primeras personas de Essos en enterarse. Lyanna Lannister, nacida Dayne, había muerto de manera dolorosa y repentina mientras llevaba en su vientre un tercer niño Lannister.
Lo único que supo hacer Tyrion en esa situación, fue solamente beber.
Ni siquiera se dio cuenta de que había sido secuestrado por Jorah Mormont aquella misma noche.
Jaime Lannister era prisionero en todo menos en nombre cuando le llego la noticia. Había llegado, a su parecer, sin que nadie se enterara a Dorne, pero nada pasaba en aquel lugar sin que Doran Martell se enterara. Estaba en sus aposentos cuando el mismísimo Príncipe Doran junto a su heredera Arianne se presentaron sin dar aviso.
- ¿Alteza? – Jaime se puso de pie rápidamente, buscando una espada que no estaba en su cinto –. ¿A qué debo su visita?
Arianne empujaba la silla de ruedas de su padre de manera elegante. Todo era elegante en esa muchacha.
- Tal vez deba sentarse Lord Lannister – dijo Arianne –. Traemos lamentables noticias de la capital.
Un escalofrió recorrido a Jaime que sin desearlo termino sentado en su cama.
- Hace menos de una luna – comenzó Doran –. Con la muerte del Septon Supremo y demás se dieron ciertas revueltas en la ciudad. Y en una de esas revueltas, Lyanna Dayne sufrió un pequeño accidente. Creyeron que estaba bien, pero muy delicada.
- ¿Cómo se encuentra ahora? – Jaime sentía ganas de vomitar –. ¿Mis hijos?
- Lyanna murió solo un par de días después del accidente, junto al niño que llevaba en el vientre – dijo Arianne al ver que su padre se detenía –. Los otros dos niños están sanos y salvos.
Y Jaime no sintió nada. ¿Qué se supone que debía sentir? ¿Rabia? ¿Dolor? Sabía que debía sentir algo, pero no lograba hacerlo. Así que solo miro sus manos, bueno, su mano y su muñón.
- Desde niña fue alguien brillante. Yo la quise – dijo Doran –. Todo aquel que la conocía la quiso.
- Siempre era amable conmigo, aunque yo no siempre lo fui con ella – comento Arianne –. No la vi desde que éramos niñas, pero siempre pienso en ella.
- ¿Pueden dejarme solo? – dijo Jaime –. Necesito... yo...
Al verlo quedarse sin palabras, los Martell no pudieron hacer más que obedecer.
Al día siguiente, Arianne Martell encontró a Jaime Lannister en la misma posición en la que lo habían dejado la noche anterior. Cuando vio al Lannister por primera vez pensó que era un hombre hermoso, brillante. Y también vio el por que Lyanna lo amaba. Pero el hombre que estaba delante de ella parecía un muerto en vida. Sus ojos ya no brillaban como antes y parecía haber envejecido años en unas horas. Arianne supuso que ese hombre también había amado a Lyanna.
Joanna y Arthur Lannister no pararon de llorar durante días. Cersei Lannister y las damas de compañía y cría de los niños no sabían que hacer, y sintieron aún más desesperación cuando los mellizos dejaron de comer.
Los niños que en algún punto habían sido juguetones y risueños se habían sumido en una tristeza tan profunda que la reina temió que los niños seguirían a su madre en cualquier momento. No les dejaría. Esos dos niños eran la única razón que mantenía a su hermano a flote en ese momento, lo único que lo impulsaba a regresar a ella. Nadie más que Cersei conocía a su hermano lo suficiente como para saberlo.
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Guardián
FantasyLa historia de Lyanna Dayne, la bastarda legitimada de Arthur Dayne, que se vera envuelta en el Juego de Tronos, pero su destino es un poco mas grande que ese. Todos los personajes de Juego de Tronos pertenecen a George R. R. Martin y HBO, solo Ly...