Jaime Lannister se encontraba pensando en su hermana mientras veía a Brienne de Tarth remar en aquel botecillo. Pensaba en sus ojos y como ella lo reprendió cuando tiro a Bran Stark por aquella ventana. Él había pasado más de un mes viéndola sin poder tocarla, ni siquiera un poco, y cada noche el ebrio de Robert se recostaba en su lecho en aquella casa rodante que llevaron a Invernalia.
— Es solo un niño —le decía enojada Cersei —. Probablemente no supiera lo que estaba viendo. Y si lo adivinaba podríamos haberlo asustado y listo. Si despierta y le cuenta a su padre...
— En ese caso matare a Ned Stark. Iniciare una guerra por ti —se acercó y la tomo de la cintura, atrayéndola hacia el —. Los bardos cantaran sobre las batallas. La guerra por el coño de Cersei.
Se sintió mal por lo que había hecho. Pero no hasta mucho después, exactamente hasta que vio a Lyanna Dayne sollozar en el patio sin dejar de abrazar sus rodillas, sentada en el lugar exacto donde el niño aterrizo.
Los ojos de Lyanna les perseguían a todas partes. Cada noche, durante su estadía en su celda de paja, veía las estrellas brillar. Brillar como brillaban los ojos violetas de su esposa cuando reía o cuando se acercaba a besarlo o amenazarlo.
— Pero si Eddard Stark muere esta noche, seré yo quien clave una daga en tu frente mientras duermes —fueron las últimas palabras que su dulce esposa le había dedicado, mostrando lo diferente que esta era a su hermana.
Se imagino como serian sus hijos, aquellos que Lyanna había descrito en su carta. Un niño de cabello negro y ojos verdes y una niña rubia de ojos violetas. No pudo hacerlo, especialmente al pensar en que era probable que su esposa ya supiera todo lo que él ha hecho en su vida. Y aun así ella había escrito:
"Jaime es una buena persona. Es honorable, bueno y amable".
Jaime Lannister haría lo que fuera por regresar con su esposa y sus hijos. Y ¿Por qué no? Con su hermana. Siempre volvería a Cersei.
Cersei había mandado a matar a Tyrion en medio de la batalla.
Ser Mandon casi lo consiguió, pero Podrick Payne lo mató en cuanto pudo. Lyanna no pudo evitar tomarle cariño al tímido muchacho, al fin y al cabo, le había salvado la vida a su mejor amigo. No puso pasar tanto tiempo con Tyrion como deseaba, pues la reestructuración de la corte exigía su presencia en todos lados ya que Lord Tywin pedía que los Lannister estuvieran presentes en cada ceremonia, en cada recibimiento y en cada banquete.
En aquellos días de locura y festejos, sus niños habían cumplido su primer día del nombre. Lo celebraron de manera privada y en familia. Los dos niños se veían más hermosos que nunca aquel día. Su madre deseo con todas sus fuerzas que su esposo o Tyrion hubieran podido ver como se sentaban de manera elegante a pesar de su corta edad. Al menos para Lyanna así era.
La boda de Joffrey con Margaery Tyrell se llevaría a cabo en seis lunas, ya que la doncella recién llegaría en una luna y media, y el Consejo veía necesaria la reestructuración y reparación de la ciudad antes de semejante evento.
Y así paso el tiempo, más tranquilo en algunos aspectos, más angustiosos en otros. Sansa se veía más sana y feliz, aunque no dejaban que Lyanna pasara más que unos cuantos minutos al día con ella era suficiente para sentirse un poco más aliviada.
La llegada de Margaery Tyrell y su abuela causaron furor en la ciudad, ya que llegaban todos los días cofres llenos de comida a nombre de la futura reina. Y Lyanna no pudo evitar sentir curiosidad por la muchacha, solo un poco mayor que Sansa, curiosidad que se vio satisfecha con la llegada de una invitación.
Joanna y Arthur caminaban por toda la habitación sin dejar de soltar grititos, y pocas doncellas aguantaban cuidarlos más de pocas horas al día, lo que ponía a Lyanna en un aprieto cuando le tocaba asistir a alguna reunión importante, pero de verdad deseaba conocer no solo a la futura reina, si no a la Reina de Espinas.
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Guardián
FantasyLa historia de Lyanna Dayne, la bastarda legitimada de Arthur Dayne, que se vera envuelta en el Juego de Tronos, pero su destino es un poco mas grande que ese. Todos los personajes de Juego de Tronos pertenecen a George R. R. Martin y HBO, solo Ly...