Capítulo VI

1.2K 128 5
                                    

Lyanna tuvo el "honor" de ayudar a las Hermanas Silenciosas a preparar lo que quedaba del cadáver de Ned Stark. Tyrion había accedido a enviar los restos de la anterior Mano del Rey a su esposa y su familia como prueba de buena voluntad.

Ella no conocía enteramente los planes de su cuñado, pero sintió alivio cuando asumió que Eddard Stark descansaría en las criptas de Invernalia, junto a sus hermanos y los antiguos Reyes del Norte. Y era una oportunidad perfecta para enviar una carta no solo a los Stark, si no a su esposo. Después de escribirla, la deposito en el cofre que iría hasta el campamento del Rey en el Norte, un poco oculta, sin embargo, estaba segura de que esa carta no sería intervenida.

Luego de cumplir con su cometido, mando a un par de doncellas a buscar a Sansa, esperando que por lo menos se despidiera con su padre. La joven Lady se negó a abandonar su habitación. Suspirando con tristeza, Lyanna se dispuso a volver a su habitación para ver a sus hijos. Los mellizos ya habían comenzado a gatear.

Se encontraba en el suelo gateando junto a sus hijos. Lyanna jamás recupero su cuerpo de doncella, pero si su elegante y hermosa figura. Joanna y Arthur berreaban jugando cuando Tyrion llego para su charla habitual. Se veía algo escéptico y divertido.

— No sabes lo que vi hoy querida cuñada —comenzó Tyrion mientras se arrodillaba para recibir a Joanna que se acercaba a él —. Un hombre de la Guardia Nocturna.

Lyanna no pudo evitar soltar un pequeño gemido de terror, pensando en Arya. Había visto solo un par de veces a la niña, que en ese momento viajaba con el bastardo al que Ned había visitado en la forja, hace lo que parecen años, y un niño obeso llamado Pan Caliente. No entendía mucho de lo que veía en sus sueños, pero vio a Arya, ahora llamada Arry, bien y completa. Algo sucia y aún más delgada, pero bien. Eso era lo importante.

— ¿Traen noticias del muro? —pregunto Lyanna, esperando que Tyrion pensara que ella pensaba en Jon Snow, cosa que, si hizo, pero no con temor.

— Era Alliser Thorne. Cuando estuve ahí, era el encargado de entrenar a los reclutas. No era especialmente agradable con el bastardo de Ned Stark —sonrió Tyrion, con algo de empatía —. Sin embargo, sus noticias no tenían que ver con Jon Snow. Vino afirmando que... un par de muertos regresaron a la vida y trataron de matar a Jeor Mormont.

El Gnomo se vio confundido por la expresión de absoluto terror que invadió a su cuñada. Esperaba que ambos rieran sobre las alucinaciones de ese hombre.

En cambio, Lyanna, solo pudo recordar un sueño que tuvo tiempo atrás, en la que un hombre al que le faltaban partes del cuerpo trataba de atacarla, pero era salvada por un cuervo.

— ¿Te dijo algo más? —susurró Lyanna, dedicándole una sonrisa asustada a Arthur, que se había refugiado en sus piernas —. ¿Alguna descripción?

— Dijo algo sobre como sus pies eran negros, como estaban a medio pudrirse...

— Que no sentían dolor, y que sus ojos eran de un azul intenso, el color del hielo. El color del invierno —completo Lyanna, mirando fijamente al enano —. Tal vez deberías tomarte enserio esas advertencias.

— Son solo cuentos para niños Lyanna. Se que creciste en el Norte, deberías saberlo.

— No son solo cuentos Tyrion —susurro Lyanna —. Ya no. Los he visto en sueños.

Eso llamo la atención del enano. Los sueños que Lyanna tenía en Invernalia habían sido un tema de conversación entre Jon Snow y Tyrion en su camino al Muro, pero ambos le quitaron importancia.

— Son solo sueños Lyanna. Nada más —Tyrion se puso de pie al ver a la Lady tan alterada, causando que Joanna soltara unos balbuceos de protesta —. Debo ir a ver a Pycelle. Hablaremos mañana cuando... todo este mejor —el enano se dirigió hacia la puerta —. Por cierto... le mande recuerdos de nuestra parte a Jeor Mormont y a Jon Snow.

GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora