An - Se nota, pareces bastante atlética
De hecho así era, la morena era bastante musculosa y bien formada y con unas curvas espectaculares. Su cuerpo también era parte de su trabajo, tenía que ser fuerte y preparada para defenderse y en caso de pelea soportar golpes, bueno de que soportara los golpes ya se había encargado su padrastro.
Los del taller llegaron y se llevaron el auto de la rubia.
Dul - ¿Te puedo invitar a tomar un café o lo que quieras?An - Ok, me encantaría –sonriendo-
Dul - Me vas a tener que decir a dónde quieres ir porque yo no conozco los lugares de acá.
An - Dale yo te indico.
Anahi eligió un pequeño y confortable bar-cafetería, no muy lejos de la UCLA. Ya que esta quería probar si su sospecha sobre la morena era correcta. Antes de entrar prefirió asegurarse.
An - Espero que no te moleste pero es un lugar de ambiente.........Yo soy gay y suelo venir acá porque me gusta mucho y estoy cómoda pero si tienes problema vamos a otro lado.Dul - apenas sonriendo- No, para nada.......es mi ambiente también rubia.
Anahi se felicitaba mentalmente, desde hacía un tiempo que su gaydar estaba funcionando y bien calibrado. La morena era femenina en su forma de vestir, de hablar y de moverse pero a su vez había algo de rudeza y de actos más típicamente masculinos. Lo que no sabía Anahi es que eso era normal viniendo de un mundo dominado por hombres como el de ella, donde era la única mujer en el trabajo que hacía y que nada tenía que ver con su orientación sexual.
La morena le abrió la puerta y ambas entraron. Ocuparon una de las mesas con sillones de la esquina y pidieron dos lattes. Si había algo que Dulce no necesitaba era utilizar el alcohol para desinhibir a las chicas que se quería levantar. La rubia le parecía hot, sexy, mientras hablaba la desnudaba mentalmente y eso solo hacía que quisiera hacer esto más rápido, llevarla a su cama y tener buen sexo.
Pero Anahi parecía no darle oportunidad de avanzar, hablaba amistosamente y de a poco la golpeó su inocencia, supo que no era el tipo de chica que estaba acostumbrada a un buen revolcón con una desconocida. Hablaron por un buen rato y cuanto más la miraba Dulce más descartaba lo de acostarse con ella, no porque no la considerara hermosa sino porque por algún extraño motivo se sentía interesada en escucharla, se sentía libre y abierta (pero no tan abierta como para profundizar en temas de su vida).
Dulce casualmente sacó un cigarrillo y lo encendió.
An - No me imaginé que fumarasDul - ¿Por qué?
An - No sé como dijiste que hacías ejercicio y eso......como que supuse que eras de cuidarte bastante.
Dul - Fumar no te hace perder la forma........solamente puede darte cáncer pero voy a morir de otra cosa antes de que eso pase. Supongo que tú no fumas.
An - No es lo mío... ¡Wow! que optimista con tu futuro........Eh, en realidad no sé si está permitido fumar acá dentro durante el día –tímidamente-
Dul - Como si me importara –burlonamente-
An - Debería -poniéndose seria y no entendiendo su repentina falta de consideración-…Si fueras no fumadora no te gustaría que alguien este llenando tu espacio de humo.
Dul - Como si al resto de la gente le importaran los demás, por favor.
An - A mi me importan los demás -incrédula ante su actitud-
Dul - Te felicito........eres de otro planeta –sarcástica-
Una mesera se acercó
M – Srita. No se puede fumar aquí, ¿sería tan amable de apagar su cigarrillo? -acercándole un cenicero-
Anahi la miro con autosuficiencia y Dulce se debatió entre usar el cenicero o apagar el cigarrillo en su propio brazo pero después llegó a la conclusión de que eso espantaría a Anahi.
Dul - Lo siento -murmuró seria tomando el cenicero-M - Muchas gracias –retirándose-
Dul - De nada........No me mires con esa cara de haber probado tu punto.
An – Bueno, ¿tenía razón no? Igual no me creí tu actuación de "me importa un bledo la sociedad" después de todo lo apagaste y fuiste amable con la mesera.
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