Pero ante todo y como él lo había dejado claro ella respondía a las ordenes de su padrastro quien organizaba y aceptaba los trabajos y le decía a ella que tenía que hacer. Y sin darse cuenta se transformó en una de las mejores.
La primera vez que mató a alguien tuvo grabada la mirada del tipo por demasiado tiempo, el ruido de su cuerpo desplomándose. Pero no sintió culpa, su padrastro había sido muy astuto al designarle su primera víctima. El tipo era un vendedor de drogas conocido que en ocasiones había ido a su casa a mirar partidos con su padrastro y tomar cerveza.
En una de esas ocasiones después de que ella les había preparado la comida y se había ido a su cuarto el tipo entró ahí e intentó violarla, la morena tenía solo 12 años. Afortunadamente su padrastro notó la ausencia del hombre y apareció en el cuarto sacándoselo de encima y llevándolo afuera para darle una golpiza.
Pero le permitió seguir viniendo de vez en cuando a ver los partidos con él. Esa fue la única vez que Dulce se alegró de ver a su padrastro y por lo que siempre le estuvo agradecida. Porque él la golpeaba y trataba horrendamente pero jamás le tocó un pelo de esa manera ni permitió que ninguno de los matones y delincuentes conocidos que aparecían de vez en cuando por su casa lo hicieran.
Al final resultó que ese ******* estaba quedándose con parte de las ganancias de la venta de droga y el jefe le encargó a su padrastro que lo liquidara. A él no le molestaba matarlo porque no era su amigo, solo un conocido, pero consideró que debido a lo ocurrido años atrás era la oportunidad perfecta para probar si Dulce ya estaba lista para matar.
Así fue como la morena se cobró la primer vida de alguien y como dije anteriormente no sintió culpa, de hecho disfrutó la venganza y fue la única vez que disfrutó de matar a alguien. En ese tipo que había intentando abusarla descargó los años de odio y resentimiento por los que venía sufriendo como si de alguna manera eso le diera una forma de alivio aunque fuera provisoria.
Nunca más volvió a sentir placer en matar a alguien y eso es lo que la hizo mejor asesina que su padrastro. Ella era totalmente fría, calculadora y exacta. Veía eso como un trabajo, un trabajo que no le gustaba pero en el que sabía que era buena y sabía que debía cumplir. En cambio él disfrutaba de matar y torturar, saboreaba cada una de las muertes que producía y dejarse llevar a veces lo volvía ligeramente descuidado, lo desviaba del objetivo de todo eso.
Dulce se dio cuenta de que se había vuelto mejor que él, más precisa y que la necesitaba para cumplir con todos los trabajos. Por eso cuando cumplió 18 y ya no estaba bajo la tutela legal de su padre adoptivo, el día de su graduación en el colegio en vez de ir al baile tomó las pocas cosas que tenía, dio vuelta la casa para encontrar el revólver que usaba en los trabajos y que su padrastro guardaba y se fue de su casa y de New York para que él no la encontrara.
Viajó haciendo dedo y terminó en Chicago donde decidió quedarse. Allí se sumergió en lo más bajo de la ciudad y utilizó el nombre que se había hecho con su padrastro para conseguir trabajos menores pero de a poco fue ganando su reputación en la cuidad… el resto es historia, se volvió mejor de lo que era y todos los jefes mafiosos comenzaron a darle trabajos.
Ahora estaba sentada allí sosteniendo su arma automática, por primera vez después de que empezó en esto necesitando prepararse mentalmente para lo que tenía que hacer. Porque en estas semanas con Anahi había entrado en un mundo diferente del que venía y le costaba abandonarlo. Fue sacada de sus pensamientos por el sonido de su celular.
Dul – ¿Bueno?
An - Hola Dul.
Dul - Hey Any -dijo desanimada y con culpa-
Se sentía sucia al estar hablándole a Anahi con el arma entre sus dedos, sintió la necesidad inmediata de dejar de sostenerla.
An - ¿Llamo en un mal momento? -preguntó al notar el tono de su voz-