"Ya lo decidí... Voy a hacerlo"
"Eso quería escuchar" Sonriendo vino a darme un corto abrazo. "Esto hay que festejarlo de alguna manera es casi como si te hubieras unido a la familia. Te quedas a cenar y no acepto un no como respuesta"
Conmigo a su lado le dio la noticia a su familia. Sus hijos sonrieron y me estrecharon la mano. Su esposa me sonrió cálidamente y se disculpó para ir a cocinar. Tony como siempre me miraba intentando poner su mejor rostro de seductor. Como si eso fuera a funcionar.
"¿Y cómo aceptaste esto Dulce? Pensé que le ibas a decir que no a mi padre cuando te lo ofreciera"
Gino le lanzó una mirada molesta a Tony sabiendo que su hijo había hablado demasiado. Así que
pensaba ofrecerme esto de antes y tuvo la suerte de que yo le llegara con el pedido de préstamo.
"Acepté porque yo también me beneficio si el Mariscal sale de juego. Digamos que esto me sirve para proteger a alguien que quiero mucho"
Tony levantó una ceja sorprendido de mi respuesta.
"Dulce al fin encontró alguien que le interesa para más de una noche" Le explicó Gino a sus hijos sonriendo.
De pronto la conversación que a solas con Gino no me hubiera molestado se me hacía irritante en presencia de sus tres hijos.
"¿En serio? Pensé que no querías nada serio" Mirándome algo herido.
"No quería nada serio contigo" Le contestó su hermano mayor Fausto sin contener su sonrisa.
"Hermano es gay, ya te lo repetimos mil veces"
"Es verdad, no quería nada serio pero... esto apareció sin que me diera cuenta. Cuando me quise acordar ya estaba perdida por esta chica"
"Chica afortunada Dulce. Me alegro" Fausto volvió a sonreír. Me felicitaban como si les hubiera dicho que iba a casarme. O estaban muy contentos de que les iba a eliminar la competencia o realmente pensaron que nunca iba a enamorarme.
"Bueno mientras que esperamos la comida deberíamos empezar a discutir como se van a hacer las cosas… Mañana reúno a todos los hombres que van a ir contigo y organizamos el plan de acción. Tu eres la que conoce los lugares del Mariscal así que estás totalmente a cargo de las decisiones Dulce. Mis hombres te van a obedecer como si yo mismo estuviera dando órdenes."
"Y yo voy a ayudarte en todo" Me aseguró Fausto. Claro que más que para ayudarme sabía que iba a ir conmigo para mantener informado a Gino.
"Bueno podría ir explicándoles los lugares donde el Mariscal siempre tienen a sus hombres de confianza y por lo general en los que se reúne conmigo. Así mañana me ayudas a explicar todo a los demás"
Fausto asintió y tomando lápiz y papel comencé a dibujar mapas y posiciones que conocía de memoria de todas mis reuniones con la mafia de LA. Pronto me vi dando una explicación táctica de la forma que debíamos tomar cada posición y los blancos a eliminar. Esto era una guerra, una guerra encubierta en medio de la ciudad y había que moverse rápido para haber eliminado simultáneamente a todos los hombres del Mariscal. Necesitaba el camino libre para poder dar el remate final a todo. Iban a ser segundos, ráfagas de balas para que estuvieran muertos antes de darse cuenta y luego con suerte solo necesitaba una bala y todo acababa. Yo era libre, Anahi estaba a salvo… Me despedía de mi vieja forma de vida.