"Hola"
"¿Qué pasa?"
"Nada... Solo que necesito que confíes en mi y no hagas preguntas, vamos a ir a un lugar… ahí te voy aexplicar todo" dije arrancando el auto.
"¿Es algo así como una sorpresa?"
"Podría decirse" dije seria
"Ok, me gusta eso" sonrió y apoyo su mano en mi pierna.
"Any, no me toques… porque me distraes" Dije sacando su mano. Eso era verdad, sabía que si Anahi empezaba a tocarme o besarme todo se iba a hacer más difícil.
"Claro" Dijo
Aceleré zigzagueando entre el tránsito de LA y ganando tiempo para llegar a nuestro destino. De vez en cuando miraba por unos segundos a la rubia que alternaba entre mirar por la ventanilla y mirarme a mí como si estuviera descifrando que me pasaba.
"¿Es lejos el lugar a donde vamos?" Preguntó al darse cuenta que nos dirigíamos a la salida de la ciudad.
"¿Qué dije sobre no hacer preguntas? Ya vas a entender todo Anahi, tan solo se un poco paciente" Dije como si cada palabra me doliera y creo que ella lo notó pero no hizo ningún comentario.Después de un rato de manejar en silencio volvió a hablar.
"Estás muy callada hoy"
"Ahora no es el momento de hablar, cuando lleguemos vamos a hablar" Fue todo lo que dije y seguimos camino en silencio.
Después de un poco más de media hora llegamos al sitio que había elegido. Era un galpón de maquinaria abandonado, sin casas alrededor, totalmente solitario. Cuando trabajé en LA y necesité torturar lo había usado por recomendación del Mariscal. No me gustaba la idea de traer a Anahi a este lugar pero me pareció que sería bueno para fingir que realmente la había torturado a ella. Además seguramente en la salida de la ciudad alguno de los hombres del Mariscal nos había visto y así quedaba asegurado que estaba cumpliendo con mi trabajo, no quería levantar sospechas, era lo último que necesitaba.
"Bajemos del auto" Le dije abriendo la puerta y acomodándome la casaca negra de cuero que llevaba.
Debajo de ella estaba mi arma, era la primera vez que la llevaba conmigo estando con Anahi. Ni siquiera había traído mi silenciador porque esperaba no tener que usarla, esperaba ni siquiera tener que sacarla.
Cuando bajamos Anahi, se puso a mirar el campo a su alrededor sin entender para que la había traído. Yo la agarré del brazo y nos dirigí a la entrada del galpón.
"Dul, no hace falta que me lleves, yo puedo caminar sola" Dijo quejándose ante la brusquedad con la que agarré su brazo. "Solo tenías que decirme que querías que entrara ahí" Dijo señalando el galpón.
Aflojé el agarre pero no la solté, estaba acostumbrándome para cuando la rubia ya no siguiera mis órdenes tan dócilmente. Una vez que entramos la dejé y trabé la puerta con una madera. El lugar estaba bastante oscuro debido a que las ventanas estaban tapiadas y solo entraba la luz del sol por las rendijas de las maderas que las cerraban. Busqué entre las cosas tiradas la lámpara que sabía estaba por ahí y la prendí con mi encendedor para que quedara un poco más iluminado.