Dul - Hola Any -dijo tratando de componer su voz para que no se notara que había estado llorando-
An - Hola amor...Ya estoy libre, puedo ir a tu casa si quieres
Dul - Ya comí.
An - Bueno yo no, me puedes preparar algo y me quedó a dormir contigo…
Dul – No, hoy no puedo Any.
An - ¿Pero si hace un rato podías?... ¿Qué pasa tienes la voz rara?
Dul - No pasa nada, ¿ok? Ahora no puedo, nos vemos mañana o pasado.
An - A ti te pasa algo… ¿Por qué nunca me quieres contar lo que tienes?
Dul - En serio Anahi estoy bien. Después te llamo.
La morena le cortó y tiro el celular en la cama pero no se levantó del piso. Sin quererlo empezó a llorar de nuevo.
Había pasado un rato ya y Dulce seguía tirada en el piso, las heridas ya casi no sangraban y no tenía ninguna intención de moverse de donde estaba cuando golpean a su puerta. No pensaba ir a abrir así que dejo que siguieran golpeando.
An - Dul soy yo -gritó del otro lado de la puerta-… Ábreme.
Al escucharla se levantó como pudo y se acercó a la puerta. En el camino busco una toalla para poner sobre su brazo cortado.
Dul – Vete Anahi, ahora no puedo.
An - ¿Me vas a dejar acá afuera? -preguntó incrédula-
Dul - Anda a casa.
An - No Dul, no me voy hasta saber que te pasa.
Dul - Ya te dije que no me pasa nada ¿esta bien?... así que ándate.
An - Bueno entonces me voy a quedar acá afuera hasta que decidas que puedes abrirme.
Dulce suspiró y se vendó las heridas con la toalla. Lentamente abrió la puerta.
Dul – Hey…
An - Por fin -dándole un beso y entrando-
Apenas terminó de cerrar la puerta Anahi notó la toalla cubriendo el brazo de la morena y las manchas rojas de
sangre.
An - ¿Qué te pasó amor? -agarrando su brazo y notando también sus ojos rojos de llorar-
Dul - Nada -apretando los dientes porque al tocarla Anahi le hizo doler-…Me corté haciendo unas cosas. Te dije que no vinieras, vete por favor -de pronto se sintió un poco mareada por la sangre que había perdido y se sostuvo de la pared-