CAPITULO 17 PARTE 2

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Yo estaba totalmente arruinada pero esta morocha tenía serios problemas si estaba dispuesta a ser mi propio saco de boxeo mientras me la follaba con todas mis fuerzas. Cualquier otro día habría aceptado quedarme pero ya no me interesaba el sexo solo por el sexo, no cuando sabía que había algo más.

Lo reconozco fui débil y me la follé, solo me preocupé por el calor entre mis piernas y lo apagué de la manera más fácil, pero eso es a lo que estoy acostumbrada y el punto de todo esto era alejarme de la calidez sentimental de los últimos días y volver a ser fría hasta que cumpla con mi trabajo.

Las explicaciones vendrán luego, todavía no sé si deba contarle lo que hice a cierta rubia… quiero decir todavía no somos novias ni nada, teóricamente puedo follar con quien quiera sin tener que dar explicaciones ¿no?

Llegué a casa y puse música, Stone Sour a todo volumen. Un poco de rock pesado siempre ayuda cuando al otro día tienes que matar a un tipo o por lo menos a mi me ayuda a concentrarme en lo que debo hacer. Ya había descargado mis tensiones sexuales ahora era tiempo de descargar mi ira.

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El día había llegado. A la tarde me cambié y tomé mi arma, el silenciador, mi navaja y el resto de las cosas que podría llegar a necesitar. Esperé hasta que saliera de su casa a la misma hora que siempre para comprar cigarrillos. Era un maldito reloj fumador siempre los compraba a la misma hora, es esa mie*rda rutinaria la que me hace las cosas más fáciles.

El tipo era policía pero le pasaba información al Mariscal y entorpecía las cosas para que no agarraran a sus muchachos pero al parecer lo habían descubierto y a cambio de no ir a la cárcel ahora le estaba dando información a los policías. Si me preguntan mala decisión traicionar al mayor jefe mafioso de LA, se hubiera quedado con la cárcel, por lo menos seguiría vivo. Por supuesto me da igual si esta escoria vive o muere, yo solo hago mi trabajo y mi trabajo es matarlo.

Siempre compraba en el mismo lugar y por el camino pasaba por la entrada de un callejón así que en las sombras esperé a que pasara por ahí. Una muy estúpida decisión salir a comprar cigarrillos totalmente solo cuando está oscureciendo y caminar por calles de un barrio de mala muerte donde pasa muy poca gente, sobre todo cuando eres un soplón y un traidor.

Ya me había asegurado de que estuviera despejado. Justo en el momento indicado salí del callejón lo tomé del cuello y le apunté.

"Ni se te ocurra sacar el arma idito*a"

Lo llevé adentro del callejón y lo tiré contra la pared. Antes de alejarme le saqué el arma.

"Tranquila tengo mi billetera acá, llévate lo que quieras"

Sonreí amargamente. "No soy una ladrona, no quiero tu plata. Ya me pagan bastante por esto"

Se puso más nervioso y comenzó a asustarse

"¿Te manda el Mariscal?"

"Si él me paga por liquidarte"

"En serio no estoy dándole nada sobre él a la policía, si me dejas ir desaparezco y nadie va a saber de mí"

Odio cuando suplican y no aceptan que la fregaron. Los que estamos en esto sabemos en que nos metemos y que si la ******* vas a terminar así.

"Por lo menos muere como un hombre, idio*ta" Le pegué en el estómago y tuvo que agacharse del dolor.

"¿Por qué haces esto?" Levantándose.

"Porque me pagan ya te lo dije y agradece que no me encargaron torturarte porque ahí si que sufrirías"

"Déjame ir por favor… "

Conociendo el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora