"4 de Diciembre de 1991"
Mary no parecía empezar a dormir de nuevo algo mejor. Tampoco dejaba de hablar y jugar con alguien a quien sus padres no veían.
La capacidad de habla de la niña se estaba viendo afectada. Las palabras y expresiones que ya tenía en su haber, las estaba perdiendo. Tampoco era capaz de aprender cosas nuevas.
—Bonnie, quizás si va siendo hora de llevar a la niña a algún especialista. Preguntemos a Javier a quién podemos recurrir.
Bonnie estaba realmente angustiada. La niña llevaba muchísimo tiempo en ese estado y desde el pueblo no podían hacer mucha cosa. Apenas había un médico de cabecera, Javier y él no podía hacer gran cosa.
_Quizás sea buena idea – respondió su esposa.
Charles se acercó a lo largo de la mañana al centro médico. Esperó a que el doctor tuviera un hueco libre para hablar con él.
—¡Javier! – Le llamó desde enfrente de la puerta del ambulatorio. – ¿Podría hablar un momento con usted?
El doctor asintió tras saludar a la niña, que iba en su carrito.
—¿Qué sucede?
—Perdone por no pedir cita. Quisiera hacerle una consulta. Bueno, una pregunta rápida sobre la niña.
_¿Le sucede algo?
_No, no. Nada. Bueno, nada de que no sepa. Es precisamente de eso de lo que quería hablar con usted. ¿Podría invitarle a un café?
El doctor asintió.
Juntos fueron al bar más cercano. Se sentaron en una de las mesas más retiradas de la puerta.
—¿Qué querías preguntarme?
—¿A quién podría acudir para que revisaran a la niña? Desde aquí, usted no puede hacer más de lo que ya ha hecho. Mi mujer y yo queremos llevarla a algún lugar que nos pueda decir qué le sucede.
Javier se quedó pensando. Quería recomendarle a algún pediatra que fuera bueno, de quien él pudiera fiarse.
—Dame un par de días. Me aseguraré de preguntar en ciertos círculos a ver quién puede darle un mejor trato a la niña. Aun así, si en algo te sirve mi opinión, es una etapa. Muchos niños juegan solos a esa edad.
Charles suspiró. Su mujer se lo había dicho hace tiempo, pero él no estaba tranquilo. Además, la preocupación que tenía ella en esos momentos, hacía que no estuviera mucho más tranquilo.
—¿De verdad cree usted que es eso lo que le sucede a mi hija? – preguntó el padre de la paciente.
—Seguramente. Y tutéame, por favor – pidió el doctor –. ¿Puedo preguntarte algo?
Charles asintió con la cabeza.
—¿Qué sucedería si el departamento sanitario al que os derive os pide medicar a la niña?
—¿Tú crees que eso será necesario?
Javier negó con la cabeza. Solo quería saber qué sucedería. Ya les había dicho que no les gustaba darle medicación alguna si no era estrictamente necesario.
Aquella situación le hacía poca gracia. Veía a unos padres realmente preocupados por una niña que, muy probablemente, no le sucedía nada.
Es normal que los niños, a determinadas edades, pasen malas noches. Sobre el año y medio les suele pasar a muchos bebés. Los cambios orgánicos que se producen en niños entre los seis meses y los dieciocho son enormes.
Hay más cambios en la vida de los niños. Alrededor de los tres años vuelve a pasar. Los niños se desvelan. Aunque esta vez está más relacionado con los cambios sociales que se les presenta. Comienzan el colegio, un horario fijo. A estas edades no se suele dar estas situaciones si los pequeños de la familia han estado en guarderías. Este cambio no suele ser tan duro.
Con el paso a la primaria y a la secundaria se suele tener problemas de sueño de este tipo. Son en edades "tránsito".
La complicación que tenía Mary era que no podía hablar con la fluidez necesaria para contar qué era lo que le pasaba.
Javier estaba pensando que la niña podría tener amigos imaginarios. No solo por no tener muchos niños de su edad con los que jugar, también por la falta de sueño. A menos horas de sueño, más probabilidades de ver cosas que no existían.
Mary no era una niña que tuviera ese tipo de estrés. Lo que tenía era debido a la edad.
—Dame unos días – repitió Javier –. No estoy muy seguro a qué pediatra debo derivar a la niña.
—Tranquilo. Tómate tu tiempo para decidir. Quiero lo mejor para mi hija.
—Pierde cuidado. La niña tendrá al mejor especialista que le pueda encontrar. Aunque debería avisarte de algo.
_Claro, dime.
—Es muy seguro que a quien te derive no esté cerca del pueblo. Los mejores suelen estar en Madrid o en Barcelona.
—No tengo problema con eso. Mi cuñado vive allí. Está al cuidado de los asuntos de mi empresa que no se pueden mover de la capital. Si es allí, nos podemos quedar en su casa. Además, seguro que echa de menos a su sobrinita.
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Casa Encantada
غموض / إثارةBonnie es una profesora que acaba de aprobar las oposiciones. Por eso, junto a Charles, su marido y Mary, su hija, se mudan de Madrid a un pueblecito pequeño del norte de España. La familia cree que que van a poder tener una vida tranquila, aunque...