"6 de Enero de 1992"
Había llegado el día de los Reyes Magos, el primero que Charles, Bonnie y Mary pasaban en aquel pueblo.
A espaldas de su mujer, Charles había estado hablando con su cuñado. Le había pedido que encontrara en alguna protectora un perro pequeño. No le importaba la edad, solo quería darle una buena vida a un animalito. Ese sería el regalo de Reyes para su mujer y su hija. Sabía que les encantaría.
Matthew había recogido al animalito el día anterior. Era un animal sin raza, de pelo negro y corto. Su estatura era similar a la de un podenco, un poco más pequeño. Y tenía un año de edad.
Esas características le encantarían a Bonnie. Tanto su hermano como su marido lo sabían.
Matt había mandado al perro a Oeste-Village el día anterior por la noche. En Madrid había muchas y muy buenas empresas dedicadas al transporte de animales. Mucha gente que no podía llevar a sus mascotas de una ciudad a otra en sus propios métodos de transporte, hacían uso de este tipo de servicios.
El perro llegó de madrugada. Charles se había quedado despierto con la excusa del trabajo.
En cuanto el animal llegó y hubo recibido toda su documentación, Charles llamó a su cuñado.
—Matthew, perdona las horas.
—Gracias por despertarme, cuñadito.
—Lo siento.
—¿Qué pasa? ¿Para qué me necesitas?
—Quería tener todo preparado para mañana, para cuando tu hermana y sobrina se despierten. ¿Tengo que saber algo sobre el animal?
—Nada, absolutamente nada.
—¿Y su nombre?
—Está en sus papeles. Mira en su cartilla del veterinario. Ahí viene todos los detalles del animalito.
— ¿No sabes cómo se llama el perro?
—No lo recuerdo. He comprobado lo fundamental. Está sano, no tiene familia. ya sabes, lo típico. Le vendrá bien que le cuidéis. Es muy cariñoso. Estoy seguro que a la niña le va a gustar estar con él. Se lo pasará muy bien jugando a su lado
—Está bien. Gracias, Mathew. Te debo una. Te dejo dormir ya.
La conversación se quedó ahí. Cogió la cartilla sanitaria del animal. Buscaba en ella el nombre de aquel maravilloso animal.
—Bobby – leyó en voz alta –. Su nombre es Bobby.
El animal levantó la cabeza. Movió la colita. Le miraba con ternura, aunque no quería acercarse a él.
—Bobby, ven aquí.
El animal dudó.
—Vamos, chico. Ven conmigo. – Charles acarició con ternura a su mascota–. Vas a ser el mejor regalo que le haya hecho nunca a mi mujer y a mi hija, estoy seguro.
Se quedó durante unos minutos acariciando al perro.
Antes de irse a la cama, le dio un beso a su hija.
La mañana de Reyes Bonnie se levantó como cualquier otra. No se esperaba ningún regalo. Se lo habían dado por Navidad.
Preparó ella el desayuno antes de que su marido se levantara.
—Buenos días, cariño – dijo Charles con la niña en brazos desde la puerta de la cocina. Se había despertado con el olor del desayuno.
—Buenos días. Contestó ella.
_Cielo, perdona que te moleste. ¿Te importaría ir al despacho a cogerme las carpetas donde tengo las cosas de la Casa de los Williams? – Quiero enseñarte algo. – Mintió.
Bonnie abrió la puerta. Bobby se abalanzó sobre ella con alegría.
—Charles, ¿y esto?
—Es vuestro regalo de Reyes.
Enseguida, Bonnie le llevó el animalito a la niña, que se puso a jugar con él de inmediato.
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Casa Encantada
Mystery / ThrillerBonnie es una profesora que acaba de aprobar las oposiciones. Por eso, junto a Charles, su marido y Mary, su hija, se mudan de Madrid a un pueblecito pequeño del norte de España. La familia cree que que van a poder tener una vida tranquila, aunque...