Capítulo 69

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"20 de Marzo de 1992"

Había llegado el día de la nueva reunión con los padres. Bonnie estaba nerviosa. Aunque ya tenía pensado cómo enfrentar la conversación que debía tener con esas personas, no podía evitar pensar que algo podía salir mal e irse todos sus planes al garete. Quería que todo saliera bien y que se solucionara lo antes posible lo acontecido con Aiden.

Para relajar el ambiente del encuentro, puso unas tazas de café en los pupitres de los niños y adornó el aula con colores claros para aplacar las tensiones que sabía que iban a salir.

—Buenas tardes–saludó Bonnie–. Vamos a comenzar– señaló esperando que los padres se terminaran de sentar en los pupitres de sus hijos–. Todos sabemos por qué estamos aquí, ¿verdad?

Todos asintieron.

Bonnie se fijó en si faltaba alguien en el aula. Solo faltaba Peter.

—No entiendo nada– dijo uno de los padres. ¿Por qué estamos todos aquí? Falta el padre de ese niño– Su tono se volvió despectivo–. ¿Quién dice que esto no haya sido culpa del crío?

_Señor, cuando tres niños golpean a otro pequeño con esa fuerza, el golpeado no es el culpable.

—Puede haber insultado o haber hecho algo para provocarles.

—¿Algo como qué? ¿Apellidarse Williams? Y, si así hubiera sido. Lo que tenían que haber hecho es subir a verme y decir qué era lo que estaba sucediendo, de la misma manera que Sergio lo hizo.

Las cosas empezaron a calentarse. Bonnie se lo esperaba, aunque no creía que comenzara tan pronto y tan deprisa.

—Buenos días– Saludó Peter entrando al aula–. Perdón por el retraso.

La profesora le hizo una seña para que se sentara en el lugar de Aiden. Le puso al corriente de lo que estaban tratando y en qué punto estaba la reunión.

—Quiero dejar una cosa muy, muy clara. Son sus hijos los que han agredido al mío– recriminó severamente Peter–. Ni se les ocurra volver a insinuar que mi niño ha hecho algo malo, porque aquí sabemos que no ha sido así.

Ninguno de los padres se atrevió a decirle nada. En el fondo, sabían que era así, aunque no quisieran reconocer que sus pequeños habían hecho algo tan cruel y grave como aquello. A él no se atrevían a enfrentarle, totalmente lo contrario que con la profesora, la cual era considerada por aquella gente como una persona débil, algo que obviamente no era. No conocían el carácter que podía tener.

—Por lo pronto, se les va a hacer un parte académico. Es algo que constará en sus papeles de por vida. Ya se imaginarán que esto les afectará en decisiones futuras. Lo tendrán mucho más duro para poder entrar en ciertos institutos incluso, en universidades.

La clase se revolucionó. No esperaban que se atreviera a hacer algo como aquello. Les parecía excesivo.

—¿Por cosas de críos mi hijo va a estar marcado de por vida? – Preguntó con evidente enfado uno de los padres. – Son cosas de niños.

—Los niños no se organizan de esa manera. Les será útil para un futuro que cualquier cosa que hagan tiene consecuencias. – Contestó Bonnie.

La forma de ver a la profesora por parte de algunos de los padres. Había comenzado a cambiar. Especialmente, la de los alumnos que habían hecho tal brutalidad.

Uno de esas madres, miró a Peter llena de rabia.

—Por culpa de tu hijo, el mío no va a poder ir a un buen instituto.

—A causa de tres brutos como son vuestros hijos, el mío tiene cardenales por todo el cuerpo– dijo levantándose de su asiento el padre de Aiden–. Haber educado a vuestros hijos como es debido.

—¿Nos estás diciendo que no llevamos bien la crianza de nuestros hijos? – Se incorporaron también el resto de padres?

—¿No es evidente?

El ambiente seguía calentándose.

—¡Basta ya! –. Gritó Bonnie–. Esto es un aula. Aquí no es apropiado este comportamiento.

—Pero...

Bonnie volvió a hacer callar a todos los presentes. No iba a permitir ese tipo de comportamiento en su clase.

—Este acontecimiento se hará constar en sus expedientes académicos. No hay más que hablar. Las cosas que han hecho sus hijos no ha sido correcto.

La reunión duró algo más de una hora. Los padres se gritaban unos a otros y, en ocasiones, a la profesora. Al relajarse el ambiente y al entender todo el mundo que todo iba a constar en sus correspondientes informes, el aula se vació.

Peter se quedó a solas con la profesora. Quería agradecerle que hiciera aquello por su hijo, que intentara protegerle de aquella manera.

—No tienes por qué preocuparte. Es mi obligación.

Le sacó el tema de su lugar de residencia. Le diría que las fichas de Aiden estaban todavía sin rellenar, cosa que era cierta. No debía mostrar que su interés por saber dónde vivían era otro.

Peter le dio la dirección.

—¿Esta no es la casa que hay al entrar en el pueblo? – le preguntó la profesora.

Él asintió. Era la misma.

Bonnie dudó en si debía contarle a Nicky que había confirmado que la casa de Aiden era el viejo caserón de los Williams. Terminaría contándoselo a Charles para pedirle opinión. Sabía que era un tema delicado para ella, por lo que quería una segunda opinión.

—Ella ya sabe dónde viven. Viene en la invitación al cumpleaños de Aiden. – Contestó él a sus dudas–. Normaliza este tema. Es lo mejor.

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