"25 de Diciembre de 1991"
Bonnie, Matthew y Charles estaban agotados. Se habían acostado tarde y la niña no les había dejado dormir algunas horas más aquella mañana. La Nochebuena había sido estupenda y agotadora al mismo tiempo.
Tenían la comida echa para Navidad. A ninguno de los tres le apetecía pasar más tiempo en la cocina. Al fin y al cabo, les había sobrado mucha comida de la noche anterior.
Nicky, al llegar al pueblo, fue a visitar a su amiga.
—Buenos días, Bonnie– la saludó al abrirle ella la puerta. – Feliz Navidad. Hemos venido a darte una cosa.
Sergio extendió la mano. Estaba sonrojado. Le había hecho a Mary un marco para fotografías. Era un regalo de un niño para una niña, algo en lo que se había esforzado muchísimo.
—Buenos días, señorita. Le he hecho esto para Mary.
Bonnie les hizo pasar.
—Mary está en el salón. Puedes pasar a dárselo tú mismo. Seguro que le hará mucha ilusión.
Nicky y el Michelle se sentaron en la cocina junto a su anfitriona. Charles les sirvió una taza de café. Después fue al salón. Le dijo a su cuñado que fuera a conocer a la mejor amiga en aquel pueblo de su hermana. Él se quedaría cuidando a los dos niños.
Bonnie presentó a Matt a Nicky.
Estuvieron hablando toda la mañana.
—¿Hoy también vas a comer a casa de tus suegros?
_No, Bonnie. Hoy nos quedamos en casa. Tanto tiempo fuera de casa no le sienta bien a Michelle. Se pone muy nervioso.
—¿Queréis quedaros a comer?
Nicky contestó con una sonrisa. Se quedaría con ellos a comer.
Después del almuerzo, las dos madres pusieron a los tres niños a dormir sobre la cama de matrimonio.
—Sergio, te encargo que cuides bien a los dos niños. – Dijo Charles dándole cierto orgullo al niño, que se sentía mayor cada vez que le decían algo parecido a aquello.
Charles, cuando vio a los niños ya dormidos, pasó al cuarto. Había guardado regalos que había comprado en Madrid debajo de la cama. Ni siquiera su mujer sabía que los tenía allí.
En aquel momento de calma, les dio cada paquete a quien iba dirigido.
Para Nicky, una camisa nueva. Conocía su estilo y sabía cuál era su talla. Era la misma que la de su esposa.
A su esposa le había comprado la afiliación a una protectora de animales. Tendría que pagar veinte euros mensualmente para ayudar a animalitos indefensos. Sabía que le haría feliz.
La elección del regalo de Sergio fue algo complicada. No había tenido casi contacto con él, por lo que le resultó difícil elegir algo. Pudo hacerlo al ver en un escaparate un libro sobre animales mitológicos. Creyó que le gustaría.
El regalo de Michelle fue fácil. Tenía la misma edad que su hija. Sabía que si compraba algo que hiciera ruido o que se moviera, atinaría. Vio un peluche de gato que maullaba al apretarle la barriguita. Pensó que sería perfecto para él.
Y para Mary, para su pequeña, había elegido el tacatá más bonito y moderno que había en el mercado. La niña estaba empezando a caminar. Era un peligro que se pusiera en pie y comenzara a andar ella sola, sin que ningún adulto estuviera pendiente de ella. Con el andador tenía una barrera para que no se pudiera acercar a ningún lado donde pudiera dañarse.
Para su cuñado no había pensado nada. Le conocía bien. Si le hubiera dado algo, se lo hubiera tirado a la cabeza. No le gustaba esos convencionalismos.
Mary comenzó a llorar.
Sergio la cogió en brazos como pudo. Era un poco grande para él y no podía cogerla bien.
Al escucharla, Bonnie fue a la habitación. Quería saber por qué lloraba.
—Lo siento, señorita – rogó Sergio a su profesora. – No puedo hacer que se tranquilice y se vuelva a dormir.
—No te preocupes, cariño.
—¿Qué le pasa?
—Creo que tiene hambre. En cuanto meriende, verás cómo deja de llorar.
Sergio sonrió aliviado, aunque se sentía un poco mal por no haber podido hacer que se calmara.
—Vuelve a dormirte – e pidió Bonnie. – No quedes a Michelle solo. Si se despierta y no te ve, seguro que se asusta.
Sergio se volvió a tumbar al lado de su hermano.
Mary merendó en los brazos de su tío. Como había dicho su madre, en cuanto comió se quedó tranquilo.
Una hora después, Nicky despertó a sus hijos. Ellos también merendaron.
Los tres niños comenzaron se pusieron a jugar juntos en el salón, como esa misma mañana.
Nicky y sus niños volvieron a su casa a la hora de la cena.
Había sido un buen día para todos.
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Casa Encantada
Misteri / ThrillerBonnie es una profesora que acaba de aprobar las oposiciones. Por eso, junto a Charles, su marido y Mary, su hija, se mudan de Madrid a un pueblecito pequeño del norte de España. La familia cree que que van a poder tener una vida tranquila, aunque...