Capítulo 36

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 "24 de Diciembre de 1991"

Bonnie había pasado el día metida en la cocina. Quería preparar una estupenda cena para aquel día.

Estaba agotada. Después de la comida se durmió en siesta. Se llevó a la niña con ella. Ambas se quedaron dormidas abrazadas la una a la otra.

Una hora después de haberse acostado, Bonnie comenzó a gritar.

Charles, que estaba hablando con su cuñado en la cocina, corrió a ver qué le sucedía a su esposa.

—¡Bonnie! ¡Despierta, Bonnie! – gritaba sin poder hacer nada para que su esposa abriera los ojos.

Mary lloraba. Su madre la estaba asustando.

Matt. Al escuchar el llanto de su sobrina, se dirigió a la habitación. Cogió a la pequeña en brazos y la llevó a la cocina, con él. La acunó hasta que la pequeña se calmó y dejó de llorar.

Bonnie era otra cosa. No había forma de que se despertara.

—Venga, Bonnie, despierta – rogó Charles.

Pasaron unos minutos hasta que Bonnie pudo dejar de gritar, aunque no había forma de abrir los ojos.

Charles se sentó a su lado. Cogió su cabeza y la puso en su pierna. Le acarició la cabeza hasta que su esposa se despertó.

—Charles, ¿Qué pasa? ¿Por qué estoy así? ¿Y la niña? – Preguntó incorporándose, preocupada.

_Está con Matthew en la cocina.

_¿Por qué? ¿Se ha despertado y no me he dado cuenta?

Charles negó. Le contó que había estado dando gritos, que la niña empezó a llorar por eso.

—Me daba miedo – afirmó él.

—¿Por qué? ¿Crees que podría hacerle algo a la niña?

—No le vas a hacer nada a la niña, lo sé. Tu humano también lo sabe. Pero estabas dormida y dabas gritos. Mary estaba llorando y...

—¿Crees que estando dormida podría hacerle algo?

Bonnie se frotó la cara. No entendía nada.

—¿Con qué has estado soñando? – Le preguntó Charles. – Algo muy feo tiene que haber sido como para haberte comportado así.

—No lo sé– le respondió. – No lo recuerdo. Solo tenía miedo a algo. No sé cómo explicarlo.

Bonnie se levantó. Dio unas vueltas por la habitación. Estaba nerviosa, muy nerviosa. No recordar lo que había soñado no le gustaba. Siempre lo había hecho. En contadas ocasiones se había olvidado de lo que había vivido mientras dormía.

Una vez se hubo relajado, fue a la cocina. Quería asegurarse de que su hija estaba bien.

Mary no quería que su madre la cogiera. Debido a los gritos que había escuchado en la siesta, la niña le tenía miedo. Le costó un poco fiarse de ella tras esos gritos.

Le costó varios minutos que su hija la abrazara.

La tarde pasó volando. Charles y Matt terminaron de hace la cena. Mientras tanto, Bonnie hablaba por teléfono con Nicky. Le contaba lo que le había hecho durante la siesta.

—Qué cosa más rara. Bueno, solo es un sueño, una pesadilla. No tienes por qué preocuparte se nada. – Le dijo Nicky a su amiga.

—Imagínate que le hubiera hecho a la niña. Si hubiera hecho un poco más que dar gritos, si me hubiera movido...

—Pero no ha sido así. Además, no has tenido más pesadillas, ¿vedad?

Bonnie se quedó callada durante unos segundos.

—En realidad hubo otra vez. Pero ese sueño lo recordé al despertar.

Nicky se enteró de lo que había soñado su amiga. Era extraño, muy extraño. Pero era un sueño, tan solo una horrible pesadilla.

Al agotar ese tema, Bonnie le contó que Charles había estado el día anterior en el ayuntamiento intentando obtener información de la Casa de los Williams.

—¿Ha encontrado algo de interés?

—Poca cosa – contestó. – Ha salido con más preguntas que respuestas. Aunque dice que aún hay cosas que puede averiguar. Supongo que aún hay más documentos que no ha leído en los archivos del ayuntamiento.

—Puede que en la biblioteca haya alguna cosa más.

—Probablemente. Por ahora supongo que tiene lectura suficiente con lo que ha encontrado.

A mitad de la conversación, Mary comenzó a llorar de nuevo. Empezaba a tener hambre.

—Bueno, Nicky, te dejo. Espero que pases una maravillosa noche – sonrió ella.

—Lo mismo te digo.

El día le estaba resultando un poco malo para Bonnie. No estaba acostumbrada a tener Nochebuenas tan malas como aquellas.

A Bonnie le resultó extraño que Nicky no dijera nada raro sobre la Casa de los Williams. Estaba tan acostumbrada a que le dijera alguna cosa que hacía sentir incómoda.

—Cielo, ¿por qué no le dices a Nicky que venga a cenar esta noche con los niños? – Le sugirió Charles a su esposa.

_Está con sus suegros. – Le contestó.

La tarde pasó en un abrir y cerrar de ojos.

Toda la familia se puso a cenar. La noche pasó tranquila.

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