Capítulo 48

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"20 de Enero de 1992"

La noche de Bonnie no había sido demasiado buena. Había intentado dormir, pero no había sido capaz. Por una vez, quería soñar la tortura de las dos noches anteriores le habían dejado sinsabores, pero esa noche, necesitaba dormir e intentar acercarse a la mujer de vestido de flores. Pero, nada. No consiguió soñar. Por no conseguir, no consiguió siquiera dormir.

A la mañana siguiente se levantó cansadísima. Su cara parecía la de un zombi recién levantado de la tumba.

Charles, sabiendo bien qué era lo que le pasaba, no preguntó a qué venía a esa casa. Simplemente, le llevó el desayuno a la cama para intentar que se sintiera mejor.

Salió de casa a la misma hora de siempre, junto a Nicky y los dos niños.

—Bonnie, ¿estás bien? – Le preguntó la profesora.

—Si – sonrió – He pasado unas noches un poco malas. Eso es todo. Supongo que necesito descansar.

—¿Mary vuelve a tener los mismos comportamientos extraños que tenía hace un tiempo?

Bonnie negó con la cabeza. Gracias a dios, la niña estaba bien. El problema lo tenía ella.

—No, no. La niña está bien. Desde que hizo ese viaje con Charles a Madrid, está bien. Parece que la ciudad le ha sentado bien.

Nicky la miró perpleja. Si no le contaba lo que le sucedía, no podía aconsejarla.

Bonnie, por su parte, no podía dejar de mirar a Aiden. Quizás, ese niño, pudiera darle alguna de las respuestas que quería. Aunque no estaría bien preguntarle. Primeo, porque es un niño, su alumno. No creía conveniente preguntarle esas cosas a alguien que dependía de ella. Después porque, cuando el niño fue a contarle que había soñado con aquello, con ella, le dijo que había sido solo eso, un sueño. ¿Cómo le iba a decir que en ese sueño había alguien que sabía a ciencia cierta que era alguien real? Por último, l e había repetido que ella no había soñado lo mismo que él. ¿Cómo le iba a decir que le había mentido?

Todo aquello era un poco surrealista. No podía ir contándole aquella historia a todo el mundo. Aunque se muriera de ganas de aclarar ciertas cosas con el niño, no podía decirle nada.

Al llegar al colegio, los niños fueron directamente al aula. Nicky y Bonnie pasaron primero por la sala de profesores.

—Bonnie, en serio, ¿Estás bien? – Volvió a preguntarle su amiga, preocupada–. ¿Ha pasado algo en casa?

—No es nada, tranquila.

—Somos amigas no solo para lo bueno– recalcó–. Hay algo que te preocupa. Te conozco lo suficiente como para verlo a distancia.

Bonnie resopló. Miró a su compañera, la cual la conocía bastante bien, aunque no tanto como ella creía. Si supiera realmente cómo era, no le andaría preguntando tanto sobe el tema. Además ¿Tanto se le notaba? Estaba claro que las ojeras se le veían a distancia. Aunque podían ser debidas a cualquier cosa, no únicamente a algo malo.

—Te cuento en el recreo– le dijo –. Ahora tenemos clase.

Tal cual le había dicho, le contó lo que le estaba sucediendo en el descanso.

—¿No lo estarás diciendo en serio? – Preguntó Nicky entre risas –. Esa foto la habrás visto en cualquier parte. Y lo de Aiden ha sido una coincidencia. Tan solo eso. Hay muchas personas que sueñan lo mismo cada noche.

"Bueno, habló de casualidades la que cree que hay algo sobrenatural en la casa de las afueras del pueblo y jura que, tanto ella como su hijo, han visto algo ahí dentro." Pensó.

En el fondo, sabía que eso era cierto. Mucha gente soñaba con lo mismo todos los días, pero le inquietaba.

—Bueno, Nicky, es algo muy específico, ¿no crees? No es como caerse de un puente.

—Si, eso es cierto, pero solo son unos sueños, eso es todo.

—Pero, ¿y esa foto?

—Es una simple foto. La chica de tus sueños se parecería a esta chica, es todo. O tu mente te ha jugado una mala pasada. Has cruzado el recuerdo de esa chica con la imagen de la fotografía.

Era la explicación más racional que había escuchado. Tenía toda la lógica del mundo. No entendía cómo no se le había ocurrido a ella.

Bonnie consiguió relajarse un poco. Quizás si había sido buena idea hablar sobre lo que le estaba sucediendo con Nicky. había recibido otro punto de vista sobre aquel asunto.

Aunque descubrió que conocía bastante poco a su amiga. Podía creer que la Casa de los Williams estuviera encantada, pero no en los sueños que estaba teniendo. No cuadraba con la imagen que tenía de ella.

—Nicky, hay algo que no entiendo. ¿Cómo es posible que creas en algunas cosas, como en fantasmas y en otras no?

—Hay algunas cosas que he visto. No me queda más remedio que creer en ellas. Además, he aprendido a temerlas. Son cosas de la experiencia– sonrió.

Volvieron a clase. Bonnie iba un poco más tranquila. La conversación con Nicky había conseguido relajarla un poco, aunque tampoco había hecho milagros. Seguía pensando que era muy raro todo aquel asunto.

La mañana se pasó rápida. La profesora estaba deseando llegar a casa y tumbarse sobre la cama. Quería intentar dormir en siesta. Ya no era por soñar con Samantha, sino por descansar. Obsesionarse con aquel tema no le llevaría a buen puerto.

Charles no había parado de darle vueltas a las pesadillas de su mujer. ¿Dónde habría visto la imagen de aquella señora? Quería ayudarla a dejar de soñar con ella, pero no sabía cómo hacerlo. Esperaba que se decidiera a ir al médico para que la revisara. Aquellos sueños podían ser consecuencia de estrés, cansancio, o algo parecido.

Tendría que tener él también algo de paciencia. Era consciente que aquello no tendría una resolución temprana.

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