Capítulo 57

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"17 de Febrero de 1992"

Charles había escuchado con atención la historia de Leonor durante algo más de una hora. No estaba seguro de lo que sentía en ese momento. Aquella historia era la más extraña que había escuchado en mucho tiempo.

No supo cómo reaccionar.

—¿Está segura de lo que vio?- Terminó por decir.

Leonor le miró fijamente. Se conocía esas palabras, la mirada que utilizaba con ella. En cuanto comenzó a contar esa historia, la gente comenzó a utilizar esas cosas contra ella.

—Estoy completamente segura.

—Usted fue la primera persona que pudo ver aquello?

—No lo sé. Probablemente sí. Lo que si puedo decirte es que después de mí, hay mucha gente que pudo observar cosas extrañas.

Charles se preguntaba qué más podía verse o sentirse entre esas cuatro paredes. Había conseguido una historia, un testimonio sobre lo que había en aquella casa. Comprendía cómo había desaparecido la familia Williams.

Aún le quedaban preguntas por hacerle. Su historia, más que interesante por la parte sobrenatural, lo era por lo relacionado con la Guerra Civil.

—Eres tan descreído como yo – dijo Leonor–. No puedo contarte más cosas sobre la casa. Te puedo sobre las fiestas o el día a día en la casa. Aunque no era muy diferente al de cualquier otro hogar con dinero de la época.

Charles sonrió. Eso no era lo que le interesaba. Ambos lo sabían.

—¿Hay alguien más que usted crea que quiera hablar conmigo?

Leonor se encogió de hombros. En pequeños corros, aquella conversación era frecuente. Incluso se contaba a cualquiera que quisiera escuchar pequeños retazos de la propia historia del orador, sino también de otras personas. Cosa muy distinta era que se contara con facilidad hasta el más pequeño detalle de su historia allí.

Pasaron prácticamente toda la mañana hablando del tema. Charles aprovechó que estaba fuera de casa para ir a recoger a su mujer.

El perro iba delante, como de costumbre, iba delante de ellos.

Durante todo el camino, Charles no paró de pensar en la historia de Leonor. Ni ella misma creía que hubiera sido real. ¿Cómo se lo iba a creer él?

Bobby corrió hacia su dueña nada más verla.

—¿Qué haces aquí? – Le preguntó Bonnie a su marido mientras cogía a su hija.

—Desde que he salido esta mañana a por el pan, no he vuelto por casa. He estado hablando con una mujer que vive cerca en la plaza sobre la Casa de los Williams.

—Estás obsesionado con ese tema. Pasas todo tu tiempo libre investigando sobre ese lugar.

—Creía que no te importaba que investigara sobre ese asunto.

—Y no me importa. Creo que es importante que nos digamos cuando nos estamos prestando demasiada atención a un mismo tema. Tú lo hiciste con relación a Aiden. Ahora me toca a mí decirte que deberías relajarte con esto.

No creía que estuviera obsesionado. Era algo que le interesaba, eso era todo. Quería llegar al fondo de aquel asunto; quería saber por qué todos le tenían tanto miedo. No podía evitar no creer en lo sobrenatural, aunque estaba claro que todo aquel pueblo creía en ello.

La conversación continuó en casa, a puerta cerrada. La profesora no estaba de buen humor y sabía que aquella conversación podía terminar en cualquier cosa, incluida una discusión. Además, no quería que los padres de sus alumnos se enteraran de lo que sucedía en su matrimonio.

—No es malo querer saber sobre esto, Bonnie.

—Lo es cuando descuidas el resto de tus responsabilidades.

—¿A qué te refieres? – Replicó él enfadado.

—A que estás empezando a descuidar las cosas de tu empresa. Esa misma que te costó tanto levantar de la nada.

—Eso no es cierto.

—Hace unos días mi hermano me llamó. Me preguntó si sabía si le habías enviado ya la liquidación de no sé qué impuesto de una empresa que lleváis. Charles, no hace falta que te diga que nunca han tenido que preguntarte algo así. Menos aún me lo han tenido que decir a mí.

—Eso no es así – le contestó –. le envié todas las liquidaciones por email. Todos los archivos, todos los documentos rellenos.

_Entonces, ¿por qué Matthew me reclama eso?

_Deberías preguntárselo a él.

Charles se tiró en la cama sin comer. Aquella pequeña discusión le había quitado las ganas de comer. En cierta manera, sabía que su mujer tenía razón. Nunca había descuidado su trabajo, pero sí había hecho lo justo, lo programado para ese día. Antes no, adelantaba todo lo posible para disfrutar más del tiempo con su niña. También era cierto que pensaba mucho en aquel asunto, pero eso no lo consideraba de tanta importancia. –Solo es curiosidad. – Se repetía.

Por su parte, Bonnie estaba realmente preocupada. Quizás su primera impresión del pueblo y de sus historias no había sido tan acertada. No porque fueran ciertas, o porque estuvieran tan extendida, más bien por el efecto que provocaba en su familia, tanto en su marido como en ella. Estaba empezando a sentirse un poco incómoda, pero era allí donde tenía su trabajo.

Intentó relajarse. No le gustaba discutir con su marido. Se sentía mal por aquello.

Al levantarse Charles de siesta, Bonnie le sometió a un interrogatorio completo sobre la conversación que había mantenido con Leonor.

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